Claudio Herrera cuenta qué hay detrás de la producción musical

El músico cipoleño lleva casi quince años radicado en Buenos Aires, donde montó un estudio de grabación y desarrolla una intensa actividad como productor

Siempre fui el productor de las bandas en las que estuve”, confiesa Claudio Herrera. Nacido y criado en Cipolletti, fue baterista de Vasta Rabia, la banda de rock con la que, junto a su amigo Zezé Nou, recorrió el circuito local, mientras estudiaba música en la Escuela Superior de Música de Neuquén y hasta que decidió, en 2005, con 27 años y una flamante esposa, irse a Buenos Aires para estudiar producción musical.

Sin embargo, la proposición de un primo cordobés de armarle una gira regional a un coro gospel, el Córdoba Gospel Choir, le cambió los papeles. De un día para el otro, se había convertido en manager de un conjunto musical pionero en su género. Y le fue muy bien a ambos, a él y al coro.

Fueron seis años y fue bueno mientras duró, pero en 2011 resolvió que se dedicaría a lo que, en definitiva, lo había llevado hasta Buenos Aires: ser productor musical. Formado en la Escuela de Música de Buenos Aires como técnico en sonido y productor Musical mientras trabajaba con el coro gospel cordobés, Claudio montó, en 2011, un estudio donde produjo decenas de discos, entre ellos, “Un concierto Redondo”, junto al director Mario Esteban, y “Espíritu funk”, de su viejo amigo Zezé Nou.

Desde el 2009, brinda un Workshop de Producción e Industria Musical por el cual ha sido invitado como uno de los disertantes a “Muestra Música” la convención de la industria musical más grande de Sudamérica, que se realizará en Buenos Aires, en septiembre, y reúne a más de 40.000 artistas de toda la región en cada edición.

Este Workshop es el que lo trajo de vuelta al Alto Valle, hace unas semanas, invitado por el Instituto Universitario Patagónico de Artes (IUPA). En su disertación, Claudio busca equipar a los artistas con herramientas para la autogestión y el conocimiento de las distintas áreas que hacen la actividad para interactuar con los diversos agentes que intervienen en el desarrollo de la carrera del músico profesional.

Baterista. Herrera despunta el vicio cada vez que una producción se lo permite.

Ya en plan familiar, la visita valletana se extendió por algunos días más, tiempo en el cual se entrevistó con “Río Negro” para hablar de su trabajo como productor y del estado actual de la industria de la música de la que es parte, no sólo por ser productor, sino también por miembro de Cámara Argentina de Productores de la Industria Fonográfica (Capif ) y socio votante de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación, más conocida como Latin Grammy.

“El productor es el arquitecto de las canciones”, sostiene Claudio, tras aquella revelación acerca de su condición de productor desde que era baterista de su banda. “Le suma el criterio creativo, artístico y técnico a las canciones de los músicos. Es un trabajo técnico, pero también muy creativo”, resume.

Pero, ¿qué tipo de productor es Claudio Herrera? “Uno muy ecléctico”, responde de inmediato. Y se explica: “Me encanta trabajar diversos estilos y lograr que, a través de mi trabajo el artista pueda conectar con su público. Busqué conscientemente trabajar con sonidos muy opuestos, desde hard rock al folclore, pasando por el pop más comercial y los artistas melódicos. O el disco ‘Un concierto Redondo’ con músicos del teatro Colón”.

Sobre cómo dispone a trabajar ante tanta variedad de música entre sus manos, Claudio revela su método de trabajo: “Tengo que meterme en su obra, conocer su ADN artístico, saber de qué está hecho y ver hacia dónde apunta”.

De la ESMN a la EMBA. Herrera se mantiene en formación permanente.

Y agrega: “Me gusta trabajar mucho el estéreo de las canciones, me gusta que tengan un momento en que hayan arreglos que muestren un trabajo de la banda detrás de cada canción, no que fueron al estudio, grabaron y ya. Me gustan las máquinas, los loops”.

¿Qué busca que ocurra con la música del artista? “Lo que busco es generar un puente como para que esa canción llegue al público de manera efectiva”, sintetiza. “Ése siento que es mi trabajo, y que sea sustentable para lo que el artista esté buscando en ese momento. Hay que hacer producciones que le permitan cumplir los objetivos del corto plazo”, y da un ejemplo: “Muchas veces no se trata de una cuestión de presupuesto, sino de saber qué se quiere. Por caso el disco de Zezé Tribu: ‘Espíritu funk’ es un disco que se hizo con poco presupuesto, muy bien hecho, con gran sonido, muchos músicos y con el que pudo dar más de 100 shows en toda la Patagonia”.

Del funk a la sinfónica

“Espíritu funk”, la criatura negra que Zezé Tribu grabó en 2013, con Herrera como productor es un discazo. “El secreto está en las canciones porque Zezé es un gran compositor”, afirma Claudio, quien agrega también “la confianza que él tuvo en mi trabajo porque nos conocemos muchísimo. También que hayan participado tantos artistas tan diversos”. Y, en definitiva, “por como es Zezé, que le encanta compartir su trabajo”.

Acerca del proceso de grabación y producción, cuenta que “ese álbum lo grabamos todo acá (en el Alto Valle) y yo me llevé a Buenos Aires, donde hice las mezclas y los mastering. Tiene muchos arreglos muy interesantes y muy buenos. En ese disco juega un papel muy importante el audio. Muchas veces, las canciones son buenas pero el sonido no y termina pateando en contra. En ese disco hay una vuelta de rosca me parece”.

Acerca de “Un concierto Redondo”, el homenaje sinfónico a Patricio Rey con arreglos y dirección de Mario Esteban, “es uno de los discos que más disfruté de hacer porque se alejaba mucho de lo que yo había hecho hasta ese momento”, recuerda el productor.

Acerca de su rol en aquella producción, cuenta: “Me ocupé de organizar la grabación y producción en el estudio, cómo microfonear la orquesta para la grabación. (Mario Esteban) tenía los arreglos hechos y yo me encargué de la edición, mezcla, mastering y selección de las tomas y del sonido”.

“Si reparás en el audio”, revela Herrera, “ vas a ver que no suena clásico, sino mucho más fuerte de lo que habitualmente suenan los instrumentos de una orquesta”. Y explica: “Traté de combinar conceptualmente la música académica con la de Los Redondos. Mi objetivo fue que quien ponga ese disco sienta que está en la fila tres del concierto”.

En cuanto al oficio de ser músicos en la actualidad, Herrera, quien desde 2012 es miembro votante de los Latin Grammy, sostiene: “Siempre digo que entre vos tocando en tu garaje y vos ganando un Latin Grammy, hay un montón de cosas que suceden: músicos que viven de la música, músicos talentosos que giran por muchos lugares, gente talentosa que no es conocida, pero es muy importante y hace un gran trabajo”.

“Siempre digo que entre vos tocando en tu garaje y vos ganando un Latin Grammy, hay un montón de cosas que suceden en la vida de un músico”.

Claudio Herrera.

En este sentido, es enfático en que el músico “debe verse como emprendedor de su propio proyecto”. Y celebra, como músico, la democratización de la producción. “Ya no necesitamos un sello grande para sonar del otro lado del mundo ni para armar una gira. Tampoco lo necesitamos para grabar porque podemos hacerlo en cualquier lugar donde estemos. Hay estudio por todos lados”.

Pero, advierte Claudio, “como músicos tenemos que entender que lo que antes hacía un sello lo tenemos que hacer nosotros. Creo que el músico tiene todas las herramientas al alcance, sólo tiene que saber utilizarlas y hacer foco en un montón de otras cosas, además de componer y tocar”.

Con el disco en caída libre como negocio, Herrera s e pregunta ¿qué vamos a vender? Y se responde con una anécdota de Gene Simmons, legendario bajista de Kiss, quien ante la pregunta acerca de las bajas ventas de los discos de la banda, respondió: “No me preocupa mucho, porque el disco es uno de los cientos de productos que tenemos a la venta”.

Biografía breve

Nacido y criado en Cipolletti, en sus comienzos fue baterista de Vasta Rabia, junto a su amigo Zezé Nou. Estudió batería, percusión y piano en la Escuela de Música de Neuquén pero desde 2005 reside en Buenos Aires. Estudió la carrera de Técnico en Sonido y Productor Musical en la EMBA. Se formó en Prensa y Difusión de Espectáculos, Marketing, Management en Entretenimiento y Medios entre otros. Es miembro de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación (Latin Grammy); socio representado por la Cámara Argentina de

Productores de la Industria Fonográfica (CAPIF); co-editor en Universal Music Publishing.

Su apasionada y estratégica visión de la música lo tuvo vinculado no solo a la producción musical, sino también a la producción de espectáculos, management y desarrollo integral de los músicos.


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