Otra belleza

Por Redacción

Datos

Sus dedos eran estilizados sin ser delgados y nunca estaban tensos o crispados. Las uñas tenían el largo adecuado para no exceder la frontera de lo vulgar. Algunas ideas se apoyaban en la elocuencia de sus manos y si era necesario agregaba una curva más al ademán. Cuando tomaba algo lo hacía tan delicadamente que parecía que no podría sostenerlo. Era un placer verla pelar una manzana o untar una tostada con mermelada. Un cuchillo Tramontina en sus manos se transformaba en un cubierto de plata. En verano sus uñas siempre estaban pintadas de rojo escarlata.
Hipnotizaba.

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