Comenzó el año electoral: los desafíos del oficialismo y la oposición

En este 2021 todas las provincias elegirán diputados nacionales y 8 distritos a sus senadores. La pandemia, la economía y las internas marcan el panorama del gobierno. La unidad, la falta de liderazgos y la definición de un perfil, el de Juntos por el Cambio.

Comienza el 2021, comienza otro año electoral en Argentina. Todas las provincias elegirán diputados nacionales y ocho distritos renovarán sus senadores nacionales. Coronavirus, unidad, crisis económica, peleas internas en distritos claves, falta de liderazgos, “terceras” fuerzas que pueden restar votos. El 2021 llega con importantes desafíos políticos para las dos principales coaliciones políticas del país: el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.

En primer lugar, se puede analizar qué pone en juego cada uno este año. En el Senado, el Frente de Todos renueva 15 de sus 41 bancas, y Juntos por el Cambio renueva 8 de 25: en esta Cámara, la pelea es menos determinante; es decir, si bien JxC puede llegar a crecer un poco ganando o incluso saliendo segundo en algunas provincias en las que no tiene representantes, el peronismo, a pesar de un mal resultado, aún mantendría un número determinante de senadores.

En Diputados, en cambio, la discusión es más interesante. El Frente de Todos está compuesto por 119 bancas. Este año, renovaría unas 51 bancas. Juntos por el Cambio, que tiene 115 diputados, renovaría unas 60 bancas. Sin embargo, a la mayoría de los aliados del oficialismo que integran otros partidos se les termina el mandato este 2021: el bloque del mendocino José Luis Ramón pone en juego 6 de sus 8 bancas y el Interbloque Federal del lavagnisno, socialismo y PJ cordobés, 7 de sus 11 escaños. El problema del gobierno es que no alcanza quórum (129 diputados) propio en la Cámara baja y está obligado a depender de aliados, que de todos modos se han portado bien durante el 2021. Además de renovar esas 51 bancas, el oficialismo necesitará 10 más para llegar al número máximo de 129 diputados. La Provincia de Buenos Aires será clave.

Existen, sin embargo, una serie de desafíos complejos para el gobierno. En primer lugar, la pandemia de coronavirus, que empezó a dar señales preocupantes hacia fin de año, con aumento de contagios y de muertes. La pandemia es un problema en si mismo ante la posibilidad de que el gobierno decida, ante la demora de las vacunaciones, reimponer las restricciones a una sociedad agotada. Una decisión así no sólo tendría consecuencias en términos de imagen, sino también económicas. Las principales encuestas reflejan no sólo un deterioro de la evaluación de la actuación del gobierno frente al coronavirus, sino una clara caída de la imagen positiva del gobierno y del Presidente.

El presidente Alberto Fernández.

Se estima que Argentina terminó el 2020 con una caída en torno al 12% del PBI y en el gobierno y en organismos internacionales proyectan una recuperación de entorno al 3,5% para este 2021. Recuperación no es lo mismo que crecimiento y en este caso la recuperación se produce respecto de un escenario económico pésimo. Más restricciones, advierten algunos economistas, podría impedir incluso la leve recuperación esperada. Y el gobierno necesita esa recuperación para llegar a las elecciones con algo de gestión para mostrar, con alguna buena noticia antes de votar.

Pero la pandemia, también es un problema en términos políticos. El año terminó con una discusión fuerte en torno a la idea de suspender las PASO de agosto de este año. Fuera de dos mandatarios provinciales del radicalismo, en JxC rechazaron esa intención del gobierno y los gobernadores peronistas. Pero no sólo generó ruidos internos en JxC, sino que lo hizo fundamentalmente en el oficialismo. Como se dijo, la Provincia de Buenos Aires es el distrito clave. La Cámpora rechazó el plan de suspender las PASO porque la intención del cristinismo es competirles a los intendentes peronistas del conurbano bonaerense. No faltarán fuertes tensiones allí. El tema no está cerrado y el plan de suspender las PASO podría reflotar en las próximas semanas, máxime si la situación sanitaria se complica.

Alberto Fernández es más consciente de la necesidad de unidad del FdT, que de la necesidad de construir poder. En esa línea, todo indica que en el armado de las listas de candidatos se va a sentir el predominio de Cristina Kirchner. En las últimas semanas respaldó al hijo dela vicepresidenta y diputado nacional Máximo Kirchner como presidente del PJ bonaerense. Es decir, el presidente entrega el principal distrito electoral al cristinismo. Los gobernadores peronistas intentarán armar sus propias listas en aquellas provincias donde Cristina no figura central.

Máximo Kirchner, diputado nacional e hijo de Cristina Kirchner.

La unidad es también un problema para la oposición. Juntos por el Cambio, a pesar de unas pocas fugas, hizo un buen trabajo manteniendo la unidad durante el 2020. Ayudó, sin duda, la pandemia, y ayudó, también sin duda (y así lo admiten algunos sectores más dialoguistas de la coalición) el discurso de “amigo-enemigo” que implementó el gobierno, la ofensiva contra la Ciudad de Buenos Aires que gobierna Horacio Rodríguez Larreta y la crítica constante y demoledora a la gestión de JxC hasta 2015. No dio lugar a acuerdos. Pero a la coalición opositora le queda por delante definir un perfil: la moderación o el golpe por golpe, este año se verá como se resuelve la discusión interna entre los llamados “moderados” y quienes creen en una oposición intransigente.

Mauricio Macri y el jefe de gobierno porteño, Rodríguez Larreta.

El otro desafío de la oposición es la falta de un liderazgo claro: el ex presidente Mauricio Macri levanta cada vez más el perfil. Según dijeron a este diario miembros de JxC, el ex mandatario no buscará finalmente ser candidato este año. Horacio Rodríguez Larreta ya suena (demasiado pronto para lo que hubiera querido el Jefe de gobierno porteño) como candidato a presidente en 2023. Algunos radicales, como Martín Lousteau buscan una renovación. Patricia Bullrich se instala como el ala más dura de la coalición.  El panorama es complejo, y lejos está por ahora de resolverse.

María Eugenia Vidal, ex gobernadora de Buenos Aires.

El desafío más inmediato está la definición de candidatos en distritos, y un nombre clave en todo esto: ¿Qué hará la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal? Hay quienes la ubican como candidata en la Ciudad de Buenos Aires, mientras que otros pronostican su regreso como candidata en la Provincia de Buenos Aires. Su figura será central.


Las terceras fuerzas

Las consideradas terceras fuerzas serán un problema para JxC y el FdT. Por un lado, está al lavagnismo.El ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, reapareció en la escena política en los últimos días . Publicó una carta en la que criticó la gestión del gobierno de Alberto Fernández. En su estilo de ponerse en el “medio”, criticó tanto las políticas “populistas” de un lado, como el “ajuste” del otro, y lanzó una serie de propuestas para desarrollar desde el año que viene: creación de empleo privado, evitar que el empleo público siga creciendo, “penalizar el intervencionismo inútil y burocrático, “bajar los costos de del sistema político”, y “desarmar progresivamente el sistema de subsidios”. Se leyó como un lanzamiento de campaña 2021.

Sin embargo, el lavagnismo acompañó la mayoría de las propuestas del oficialismo en el Congreso durante todo el año, e incluso habilitó la ofensiva contra jueces cuestionados por le kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura. El hijo de Roberto Lavagna, Marco, de hecho forma parte del gobierno: es titular del INDEC. Como en 2019, el espacio de Lavagna, como “oposición” moderada, podría restarle votos a JxC. Pero también podría seducir al sector del peronismo incómodo con el cristinismo, que cada vez gana más poder en la toma de decisiones del Ejecutivo.

Por otra parte, están los llamados “liberales”. Encabezados por el ex candidato a presidente Jose Luis Espert (que sacó 1,48% en 2019), apuntan a comerle electorado a JxC “por derecha”. La coalición opositora, mientras tanto, busca seducir a dirigentes del liberalismo más histórico como el ex ministro de Economía de la Alianza, Ricardo López Murphy. Por otra parte, JxC negocia una candidatura con el economista Roberto Cachanosky. 


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