«Como un documento sin firma»

El origen de la jubilación nació sin pedigrí. Cuando el Barón Bismark hace cien años creó la jubilación, fue para recaudar fondos por la crisis que pasaba Alemania. Esa hipocresía fue embellecida como un acto de grandeza, ya que el promedio de vida era de cincuenta años. Se decidió jubilar a partir de los sesenta y cinco años, desde esa fecha hasta hoy se resolvió recaudar para la deuda interna. Los tiempos modernos aconsejaron anexar «pro in-progreso» para no perder la jerarquía e inmovilizar el básico al jubilado.

La caja le prestó al gobierno dos mil millones de pesos al 6%, también compró bonos a Brasil irrecuperables. El tomador paga al exterior al 12% y acumula dólares. El autismo los libera de ser afectados por la sensibilidad. Hoy el bronce es un ítem vacante. Quizá cuando la indolencia sea palabra sin lugar en el mundo se activará ese metal. Nuestros longevos deseos son pro-beneficio presentes no póstumos. Nuestra deuda no es exigible; porque es como un documento sin firmas. Hoy optaremos por plantar soja en las macetas, pero sin retenciones.

 

Carlos Héctor Donoso, DNI. 6.911.061


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