Con Cabrera se fue una parte grande del básquet

Alberto Pedro Cabrera, uno de los mejores jugadores que tuvo el básquetbol argentino, falleció ayer a los 54 años en Bahía Blanca, como consecuencia de una leucemia fulminante. Cabrera, conocido como "Mandrake", se hizo famoso por sus actuaciones en Estudiantes de Bahía Blanca y en la selección argentina.

BAHIA BLANCA (Télam).- Con la muerte del bahiense Alberto Pedro Cabrera, conocido como «Mandrake» por sus pases mágicos, el básquetbol argentino ha perdido a una de las grandes figuras de todos los tiempos.

Cabrera, quien falleció ayer víctima de leucemia, está considerado junto a Roberto Viau, Ricardo Alix, Carlos Raffaelli y Marcelo Milanesio entre los cinco jugadores más importantes que dio el básquetbol argentino en su historia.

«Mandrake» comenzó a ser conocido por el público allá por los albores de la década del 60″, cuando con la camiseta de Provincia de Buenos Aires y junto a José Ignacio De Lizazo y Atilio José Fruet marcó una época de gloria para el básquetbol bonaerense.

Nació el 16 de diciembre de 1945 en su querida Bahía Blanca, y con apenas siete años comenzó a jugar al básquetbol en Estudiantes, club al que defendió durante 21 de sus 23 años en primera división, salvo un lapso de dos años donde se fue a Gimnasia y Esgrima La Plata por problemas con la dirigencia de su club.

Dueño de una gran personalidad y ascendencia sobre sus compañeros, en su larga trayectoria, «Beto» logró ganarse la simpatía y también la admiración de sus rivales.

Desparramaba talento y precisión con sus pases-gol y fue el capitán de su Estudiantes y también del seleccionado nacional, al que defendió en el mundial extra de Chile, en 1966; en el certamen ecuménico de Uruguay, en 1967; en el Sudamericano de 1969, también en Uruguay, y en numerosos certámenes internacionales.

En 1974 anunció que no vestiría más la camiseta albiceleste, pero a pedido de los dirigentes y de la gente de Bahía Blanca volvió a ponérsela en el Sudamericano de 1979 que se hizo en la Capital del Básquet y donde la Argentina recuperó el título que había ganado por última vez en Mendoza, en 1966.

A lo largo de su carrera logró 18 títulos de la Asociación Bahiense, con Estudiantes; 12 campeonatos provinciales, y nada menos que 9 campeonatos argentinos con el imbatible Provincia de Buenos Aires, junto a Fruet, De Lizazo, Ernesto Ghermann y Carlos «gallego» González.

También formó parte de aquel seleccionado de la Asociación Buenos Aires, que en 1969 efectuó una memorable gira por Europa; y reforzó al tradicional rival de la ciudad: Olimpo, en el Argentino de Clubes de Santiago del Estero (1978), donde fue campeón al vencer en la final a Obras Sanitarias.

Su innegable calidad hicieron que trascendiera las fronteras y estuvo a punto de emigrar a Europa, pero el apego a sus seres queridos y amigos hicieron que desechara dos importantes ofertas del Real Madrid y el Flamengo.

La despedida como jugador fue la noche del 26 de enero de 1984, cuando Estudiantes le ganaba a Pacífico 97 a 81 y se proclamaba campeón bahiense en el gimnasio del club Independiente.

Fue la noche más triste que vivieron los hinchas «albos», que veían jugar por última vez a su gran ídolo, que poco tiempo más tarde sería premiado como uno de los mejores deportistas de la ciudad en los últimos 40 años. Tres veces ganó el Olimpia de Plata.

Después pasó a ser entrenador, dirigiendo a Estudiantes, aunque allí no tuvo la misma suerte que lo acompañó cuando se vistió de pantalones cortos y dejó el sello de su calidad innata y profesionalismo.

Hoy, a pocos meses de cumplir 55 años, abatido por la enfermedad, «Mandrake» nos ha dejado para siempre, aunque permanecerá en el recuerdo de todos los amantes del básquetbol..

Seguramente, ahora se juntará con Roberto Viau, Ricardo Alix y Leopoldo Contarbio, otros «monstruos» que también dejaron este mundo para seguir haciendo dribling en el más allá.

Lamento general

Jugadores, dirigentes, entrenadores y el intendente de Bahía Blanca, Jaime Linares, coincidieron en destacar la personalidad de Alberto Pedro Cabrera, ratificando todos su innata condición de basquetbolista autodidacta y ejemplar.

El técnico de Quilmes de Mar del Plata, Oscar «Huevo» Sánchez, quien compartió funciones con «Mandrake» en Estudiantes sólo atinó a comentar que «esto es terrible, no puedo hablar, estoy destruido».

Para el técnico de Atenas, el bahiense Pablo Coleffi «sin duda que Bahía Blanca y todo el básquetbol argentino están de duelo. Fue un grande en todo sentido y que marcó una época histórica».

«Recuerdo la cantidad de chicos que usaban la camiseta con el número 14 emulando a «Beto» y muchos que se la ponían e intentaban hacer lo que el hacía. Nadie será igual. Fue un monstruo.».

Atilio José Fruet, su gran rival de la época y también ex capitán de los seleccionados argentinos declaró: «Muchas veces me sentí halagado porque por muchos años se discutía en la ciudad si él o yo éramos el mejor. Que me compararan con Cabrera era un honor pese a ser de dos disímiles características de juego, él un exquisito y yo un entusiasta».

Por su parte, el presidente de la Confederación Argentina e integrante del bureau de la FIBA; Horacio Muratore, también muy apesadumbrado, expresó que «Para mi como amante del básquetbol realmente es una gran pérdida para la historia de este deporte en Argentina».

Resaltó que para él, «Cabrera fue uno de los cinco mejores jugadores que yo he visto. Para el básquetbol argentino es un momento de luto. Se merece que le hagamos un gran homenaje».


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