Crean una «caja negra» para vigilar a los choferes

El aparato fabricado en la región monitorea y registra cada movimiento del vehículo.

NEUQUEN (AN).- Pragmática, para todo 2004 una empresa de servicios petroleros con sede en Houston tenía prevista una determinada cantidad de accidentes en la Argentina. Pero sus cálculos fallaron. En vez de una docena tuvieron apenas uno, y sin consecuencias. El caso es que el encargado de seguridad de la filial neuquina tuvo que explicarle a Houston las razones que rompieron el pronóstico.

La situación se dio a principios de este año y resultó un síntoma inequívoco de que el pequeño micro-track, una suerte de caja negra para vehículos comunes, cumple con creces su función controladora.

El aparato, diseñado y construido en la zona, es el peor enemigo de los conductores poco afectos a respetar las reglas cada vez más estrictas puertas adentro de las compañías que certifican normas de calidad.

El controlador no es otra cosa que una computadora equipada con el muy difundido sistema de posicionamiento global, más conocido por la sigla GPS. Esto, por su denominación en inglés: global positioning system. Unas de las claves de este equipo es que trabaja sobre cartografía.

Desde hace dos años, Daniel Alessi y Carlos Darrieux fabrican y comercializan el micro track en los laboratorios que su empresa tiene en Cipolletti.

El aparato ya funciona en cientos de vehículos de firmas nacionales y extranjeras que operan en nuestro país e incluso hay equipos en los móviles de una minera chilena.

Microtrack es una versión superadora de los clásicos tacómetros: registra segundo a segundo a qué velocidad y por dónde se movió y detuvo el vehículo que está siendo monitoreado.

El aparato, que no es invasivo del vehículo (se conecta directamente a la batería) realiza el registro geográfico y temporal del recorrido, tiempo empleado, distancias parciales y totales. También deja testimonio de los excesos de velocidad, aceleraciones y desaceleraciones bruscas, tránsito o permanencia en lugares obligatorios, permitidos y no permitidos, entre otras cosas.

La información obtenida de los vehículos es registrada en una unidad de memoria con gran capacidad de almacenamiento (similar a la que usan las cámaras fotográficas digitales) que se decodifica en el centro de procesamiento de la empresa.

Así «los eventos se descargan en una base de datos permitiendo generar reportes automáticos, inspeccionar en forma detallada eventos particulares y relacionar la información obtenida con otra base de datos», explica Darrieux.

Un dato: la capacidad de almacenaje es segundo a segundo y 60 veces más grande que la de un tacógrafo tradicional.

Alessi y Darrieux aseguran que micro track es un éxito porque las empresas que los han instrumentado disminuyeron en forma exponencial la cantidad de accidentes.

Los dueños de la patente del aparato destacan el concepto que mueve a su empresa.

«Partimos de la base que no todo está inventado. Siempre hay algo nuevo por hacer, siempre hay algo para desarrollar», destacan.

Así como esta pyme, pero en otra escala, en la región hay otros emprendimientos que se mueven con esa idea base.

Por caso, San Antonio Pride se ha expandido a partir de nuevos desarrollos que se potenciaron a partir de modificación cambiaria y las ventajas comparativas.

Combinación de tecnologías

NEUQUEN (AN).- Micro track es -básicamente- una computadora equipada con GPS (Sistema de Posicionamiento Global) y una lectora que es la que habilita al operador (conductor) del vehículo o a un grupo operadores posibles. La combinación de las distintas tecnologías permite registrar el paso a paso de cada vehículo, y cada operador cuenta con un registro propio de movimientos.

En los últimos tiempos, con más de mil equipos instalados, la firma tiene registros geográficos de todo el país y detalles mínimos de miles de picadas petroleras de la Cuenca Neuquina. Cada nuevo camino que se recorre con el equipo es un nuevo mapa que se incorpora a la base de datos.

Los tradicionales equipos de monitoreo no mienten pero dejan margen para algunas trampas ¿Cuáles son? Trasladarse a 90 kilómetros por hora (máxima permitida por el equipo) en una zona urbana donde la máxima es de 40.

Como el equipo registraba las frenadas bruscas se infería alguna mala maniobra y debían responder por ello. Entonces, muchos choferes elegían mantener una velocidad constante más allá de la velocidad máxima autorizada. La base de datos precisa el tipo de camino, la máxima permitida, aceleraciones y desaceleraciones.


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