Cuando el agua corre

Conexiones clandestinas y viejas cañerías generan el problema.

Los “charcos” urbanos causados por la reiterada rotura de caños son una postal diaria en la capital.

Anegamientos

figurita repetida

Las calles de la ciudad anegadas por el agua ya se convirtieron en una postal o, como dicen los chicos, en “figurita repetida”. Particularmente este año la problemática alcanzó una situación extrema cuando un relevamiento hecho por la municipalidad contabilizó más de 200 caños rotos. El oeste fue, según el relevamiento, el área más afectada en tanto que en el centro la antigüedad de las conexiones fue causa de otras innumerables roturas. Esta vez los cortes en el suministro tuvieron relación ya no con la falta de presión sino con la reparación de dichas cañerías. El crecimiento acelerado de la ciudad y la falta de planificación hacen aún más dificultosa la solución: cientos de construcciones nuevas y el aumento de las conexiones cloacales clandestinas se sumaron a las viejas cañerías que posee la ciudad y a la mayor presión de agua proveniente del acueducto Mari Menuco. Como consecuencia, el municipio y el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) debieron poner a trabajar todos los recursos disponibles para intentar soluciones rápidas. En el oeste, los barrios San Lorenzo, Gran Neuquén, Unión de Mayo y Gregorio Álvarez fueron los más afectados por la cantidad de caños rotos. “Se rompían más caños de los que se arreglaban”, declaró en su momento Julián Villar desde su puesto en la secretaría de Servicios Urbanos. El funcionario relató que abundaron las denuncias de vecinos. Mientras que las cuadrillas intentaban reparar unos caños, otros se rompían. “El índice de conflictos nos supera”, dijo por esa fecha Ricardo Pacheco, gerente del EPAS. Otra de las aristas del problema tuvo que ver con la cantidad de conexiones cloacales clandestinas, a las cuales se suman el servicio desbordado en las plantas de tratamiento de estas redes, y que deriva inevitablemente en la contaminación de los ríos. Por otro lado, el área céntrica continúa siendo foco de roturas de viejas cañerías de plomo o de asbesto cemento. Las obras en esta zona se abocaron al arreglo y recambio de caños y al encamisado de otros. Sin embargo, aquí el problema también derivó en la aparición de numerosos y diversos baches sobre las calles asfaltadas y en los cortes de tránsito que implicaron las tareas. El debate en torno a las responsabilidades continúa en el Concejo Deliberante, donde los ediles deberán determinar un marco regulatorio para el servicio del agua. Un documento en este sentido definirá obligaciones y derechos de la municipalidad, de los usuarios y del EPAS y oficiará a su vez de base para el diseño de un nuevo contrato de concesión del servicio. El punto más conflictivo es la tercerización de algunas obras propuesta por los bloques del MPN y Recrear, a la que se oponen los mismos empleados del ente.

El centro fue el lugar donde más reparaciones hubo que hacer en 2011.


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