Cuando «El jefe» canta, el voto se mueve
Bruce Springsteen asoma como una figura distinta en el escenario político americano.
LOS ANGELES (DPA).- En la accidentada historia de la democracia estadounidense, el sistema político del país tuvo diferentes líderes: hombres fuertes que utilizaban su poder y su influencia, a veces adquiridos de forma dudosa, para conseguir valiosos votos a los políticos.
Ahora, un nuevo nombre puede añadirse a la lista: el del rockero Bruce Springsteen, al que millones de fans conocen desde hace años como «The Boss». En el transcurso de su larga carrera, Springsteen mantuvo una firme postura no partidista, si bien sus letras sobre las dificultades de los trabajadores y la dominante política exterior de Estados Unidos indican un firme compromiso con causas tradicionalmente demócratas.
La declaración pública de una preferencia política podía implicar el riesgo de distanciarlo de sus fans, pero ahora Springsteen puso fin a esta estrategia, saliendo del armario político para liderar la gira «Vote for Change» junto con otras estrellas. La iniciativa se dirige a los votantes indecisos de los estados clave y apunta a persuadirlos de que echen al presidente republicano George W. Bush de su despacho en las elecciones del 2 de noviembre.
«Personalmente, durante los últimos 25 años, me mantuve un paso alejado de la política partidista», dijo Springsteen al diario «The New York Times». «Este año, hay demasiado en juego como para mantenerse al margen».
La serie de 34 conciertos en nueve estados disputados comenzó la semana pasada. A pesar de que también incluye a artistas como R.E.M., Pearl Jam y la Dave Matthews Band, el equipo del candidato presidencial demócrata John Kerry tiene sus mayores esperanzas puestas en la habilidad de Springsteen para conseguir los votos vitales para lograr el cambio en la Casa Blanca. «Springsteen entiende esta elección, especialmente a su base de fans indecisos, y sabe qué mensaje los puede movilizar», dijo Kenneth Baer, un asesor demócrata que asistió a uno de los conciertos de Springsteen este fin de semana.
Añadió que cree que los fans de Springsteen representan a un grupo demográfico clave en estas elecciones -personas de mediana edad, robustas, étnicas y blancas- que no están convencidas de que Bush sea el hombre que los deba liderar, pero que necesitan algún empujón para decidirse a votar a Kerry.
Según Baer, Springsteen tiene el mensaje perfecto para ellos con canciones políticamente relevantes como «Born in the USA» y «Born to Run». «Llevó dos horas, pero Springsteen demostró cómo convencerlos: hagan valer su fuerza y su patriotismo, machaquen a Bush en temas como la seguridad y su carácter, y recuerden a los votantes indecisos que también económicamente están peor de lo que estaban hace cuatro años», explicó Baer. «Ahora depende de Kerry que dé en los mismos blancos». El compromiso de Springsteen hacen pensar en qué pasaría si alguna vez se le ocurre postularse a algún cargo en estos días «schwarzeneggerianos».
Pero no se trata de la única iniciativa de una celebridad que podría influir en estas elecciones.
El empresario del rap Sean «P.Diddy» Combs está organizando la gira «Citizen Change», que apunta a impulsar la patéticamente baja participación de jóvenes negros, un grupo al que él llama «los olvidados» y que según el músico apoya a Kerry.
LOS ANGELES (DPA).- En la accidentada historia de la democracia estadounidense, el sistema político del país tuvo diferentes líderes: hombres fuertes que utilizaban su poder y su influencia, a veces adquiridos de forma dudosa, para conseguir valiosos votos a los políticos.
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