runo Stagnaro lo hizo otra vez

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En el 2000 la crisis ya estaba ahí y mientras “Gran Hermano” mostraba gente haciendo nada como gran novedad, Bruno Stagnaro con un presupuesto casi inexistente cambió la forma de hacer ficción con “Okupas” al mostrar una historia dura y un mundo marginal de manera natural, sin estigmatizar ni endiosar a sus personajes, como ya lo había hecho en cine con “Pizza, birra, faso”, junto a Adrián Caetano.

Diecisiete años después regresó a la televisión con un “Un gallo para Esculapio” en un momento en el que la ficción nacional es escasa y está a merced de los vaivenes del ráting. El arranque en números fue bueno: 11.7 puntos después de las 23, lo que demuestra que hay un público que está esperando algo distinto a lo que ofrecen en general los canales.

Como en su debut televisivo Stagnaro vuelve sumergirse en la marginalidad y como a principios del siglo atrapa con lo que sabe hacer: brinda una historia bien contada. Esta vez sus recursos no son tan escasos y con el apoyo de Underground cuenta con un elenco extraordinario.

Todos, en el primer capítulo, mostraron estar a la altura de la puesta que prefiere el gesto al diálogo excesivo, el movimiento de cámara al discurso reiterativo. Entre todos se destacan los protagonistas: Peter Lanzani, quien con su Nelson deja muy atrás al galán de las adolescentes producciones de Cris Morena y Luis Brandoni, creíble en su oscuro pirata del asfalto y gallero que sabe imponerse.

Escenas fuertes, con un homenaje al “Aniceto” de Leonardo Favio, aceleran por momentos el ritmo, pero no ensucian la propuesta. Reflejan la violencia con la que conviven esos personajes y que soportan muchos habitantes del conurbano bonaerense.