Alejandro Lerner, el hombre que solo quería ser un pianista y terminó escribiendo las canciones de nuestras vidas

El aclamado cantautor llega este fin de semana al Alto Valle para ofrecer dos shows, en Neuquén y Cipolletti. En una entrevista con Río Negro, habló de sus comienzos, sus influencias y los caminos que lo llevaron a ser uno de los músicos más populares y requeridos.

Alejandro Lerner solo quería ser pianista. Pero fue mucho más que eso. Fue y sigue siendo uno de los compositores más importantes y populares de su tiempo, no solo en Argentina: hay canciones suyas en todo el mundo. 

Con una trayectoria de más de cincuenta años, que comenzó a mediados de los ‘70 como pianista de los primeros discos de León Gieco, Lerner dio forma a un cancionero inasible, incluso para él mismo. 

Autor e intérprete de decenas de clásicos de la música popular argentina y colaborador en la obras de artistas como Luis Miguel, Carlos Santana, Carole King, Air Supply, Andrea Bocelli, Mark Anthony, Gino Vannelli, Ricardo Montaner, Mercedes Sosa, Lionel Ritchie, Dominic Miller, José Feliciano, Alejandra Guzmán, Mijares, Miguel Ríos, Víctor Manuelle, Soledad Pastorutti y Sandra Mihanovich, Lerner pudo ser un abuelo de la nada pero, como ya se había largado como solista, le sugirió a Miguel Abuelo que llame a un amigo suyo que también era pianista. Miguel Abuelo llamó a ese amigo que resultó ser  Andrés Calamaro. 

En 1982, luego de ser el pianista de casi todos, Lerner decidió escribir sus canciones, cantarlas y ponerle su nombre a su música. Desde entonces, se convirtió en la banda sonora de la vida de todos. No por nada la gira internacional que lo traerá este fin de semana a Neuquén y Cipolletti se llama “La Banda Sonora de tu Vida”. Este sábado a las 21 se presentará en el Cine Teatro Español y el domingo a las 20, en el Complejo Cultural Cipolletti (ver aparte). 

En una extensa entrevista con Diario RÍO NEGRO, el autor de “Después de ti”, “Todo a pulmón”, “No hace falta que lo digas”, “Campeones de la vida”, “Juntos para siempre”, entre tantos otros, habló de los comienzos de su carrera, sus influencias, su conversión en cantautor y las canciones que lo marcaron. 

P: ¿Cómo hiciste para armar una gira que recorre semejante cancionero?
R:
Por un lado, tiene una parte emocional de canciones que tienen que ver con momentos de mi vida que son importantes, que han sido significativos.
Y por otro, canciones que me representan con el músico que soy hoy. No solamente el cantautor, sino el pianista. Qué tipo de sonido quiero tener en vivo que tiene más que ver con algunas raíces rockeras y otras raíces que tienen que ver con el R&B, el soul.

P: ¿Cómo te llevas con aquellas viejas canciones siendo el músico que sentís ser hoy?
R:
Soy un músico que aparte he sido siempre muy inquieto con la parte tecnológica. Yo viajé desde el año 80 y creo que en el año 84 ya viajé por primera vez a Nueva York y empecé a meterme en temas de tecnología, traía tecnología que quería incorporar a mis shows. Y lo otro es el jazz. Siempre tuve una parte mía de un pianista de jazz que eso uno nunca termina de estudiar. Yo sigo estudiando, sigo sentado en el piano haciendo escalas, o tocando, o buscando cosas para aprender. Me la pasé muchos años estudiando la música de Bill Evans. Para mí es el pianista que más me emociona. Y también como me emocionaron los Beatles, como me emociona Charly García, Luis Alberto Spinetta, La Negra Sosa. Entonces soy una mezcla de todo eso. Y también hoy escucho a Paco Amoroso y a Catriel, y escucho cosas que hoy en día también excitan mi parte creativa.

P: Hablando de esta cuestión tecnológica, una de tus últimas cosas es THELEX, un EP electrónico ¿Cómo surgió ese proyecto? Entiendo de lo más reciente que has publicado.
R:
Yo tenía muchas ganas de entender qué era la música electrónica bailable. No tenía el menor background de eso, nunca había hecho nada similar. Y busqué a jóvenes productores de ese tipo de música, y con un productor de música disco, que incluso tenía un sello, uno de los sellos de música disco y electrónica del país. Y les pregunté si se querían incorporar a un proyecto mío independiente, alternativo. THELEX quiere decir The Lerner Electronic Experience.


Nos juntábamos en un estudio que no era mi estudio, en un estudio chiquito, en el barrio de Chacarita, y me divertí como loco, porque ellos hacían bases, y yo hacía la canción arriba de la base, y la incorporé a mi mujer, y cantábamos con vocoders y con harmonizers, y otros aparatos que son muy alternativos. Y la verdad que fue una aventura creativa muy interesante que espero seguir desarrollando.
Esas canciones las mezcló el ingeniero de Coldplay en Nueva York. Así como hice un proyecto subterráneo, alternativo, hablé con Michael Brauer para que me los mezcle, que es amigo mío también, y me divertí mucho haciéndolo. Me divertí porque es una música distinta, es un lenguaje distinto que me permitió hablar en otro idioma, y eso es lo que busco también a veces. Y otras veces es completamente al revés, busco volver a mis raíces y que salga una canción, como la última, que se llama Déjame volver, que la vamos a estrenar allá. Siempre estoy al acecho de qué canciones me van a salir, qué tipo de música es la que viene.

Una de mis características más importantes ha sido mi transgresión con respecto a los límites de ser un músico de rock. Yo tomé decisiones de transgredir eso todo el tiempo saltando géneros por el hecho de aprender y de incorporar cosas nuevas o distintas a las que ya hacía».

P: Comenzaste muy joven en el mundo de la música, siendo un adolescente, ¿quién eras en ese momento?
R:
Imaginate que estamos hablando de hace 50 años. Antes de Raúl, yo ya había grabado con León. Había sido pianista de su segundo disco, la banda de los Caballos Cansados. A partir de ahí es que me escucha Raúl, me invita a formar parte de este grupo que llamó Reino de Munt. No tuvo tampoco tanto desarrollo, creo que habrá sido también por años de dictadura, años difíciles.
Yo era un jovencito extremadamente… Se me hacía fácil a mí tocar el piano, ¿entendés? Encontré, como otros juegan a la pelota, u otros tienen sueños de ser abogado, lo que sea, yo mi sueño era tocar el piano. Y tenía una facilidad para tocar el piano extremadamente fácil. Tocaba rápido, tocaba cosas difíciles.
Por eso me llamaban de muchas bandas, así como me llamaron los Abuelos de la Nada, y yo les tuve que decir que no, porque ya había empezado mi proyecto personal con La Magia. Me llamaba Nito, me llamaba Piero, me llamaba… Vos mirá la película de B.A. Rock y yo estoy todos los días arriba del escenario tocando con Piero, con Miguel Cantilo y Punch, con María Rosa Yorio y estoy con Lerner y La Magia. Y encima le prestaba los teclados a Andrés Calamaro. Entonces yo tenía una energía atómica, nuclear. (risas)
Tenía un oído que cuando Santaolalla me pasaba, no solamente los acordes, sino exactamente nota por nota lo que él quería que yo toque y yo me lo aprendía y nunca más me lo olvidaba. No sé si hoy puedo tener ese talento. Pero yo soñaba con ser un músico. Todavía no aparecía el cantautor, ni siquiera el cantante. Yo era un pianista.


La parte mía autoral era de cosas muy íntimas, muy personales. Canciones que hablaban de lo social o canciones románticas, porque yo era romántico, era un pendejo enamoradizo. Y después empezaron a aparecer las canciones que tenían que ver con las dificultades de mi trabajo como La balanza del bien y del mal.
Y todo eso fue hasta que un día tomé la decisión de ya no acompañar más, que fue cuando le dije a Miguel Abuelo que yo le daba el teléfono de un amigo mío, que era Andrés Calamaro. Y así fue como Andrés empezó a tocar en Los Abuelos. Pero yo era un pianista que tenía amigos que tocaban muy bien, que queríamos formar bandas de jazz o de jazz rock en esa época.
Y hoy sigo igual, pero con un camino que ni yo tengo a veces, la dimensión de todo lo que hice. Creo que una de las características más importantes ha sido mi transgresión con respecto a los límites de ser un músico de rock. Yo tomé decisiones de transgredir eso todo el tiempo saltando géneros por el hecho de aprender y de incorporar cosas nuevas o distintas a las que ya hacía. Por eso vos podés ver al lado mío a Pappo, a Juanse, a La Negra Sosa, a Armando Manzanero, a Santana, y tocar en el disco de ANIMAL.

P: ¿Qué tipo de pianista mirabas en aquella época, en qué pianistas te veías reflejado?
R:
Era una mezcla. Había un pianista de jazz que yo admiraba mucho acá en la Argentina, que era el Mono Villegas. Lo que pasa es que también empezó a aparecer el rock sinfónico. Empezó a aparecer Deep Purple, pero también Yes, Genesis, Rick Wakeman, Emerson, Lake and Palmer. Era una mezcla de gente que nos influenciaba.
Empecé a recibir influencias hasta que encontré a Oscar Peterson y a Bill Evans. Y después a Keith Jarrett, a Herbie Hancock. Y George Duke, que fue la parte más funky, la parte de tocar sintetizadores, igual que Herbie Hancock.
Eran los que tocaban el sinte como a mí me gusta, tocar un sintetizador como si fuera una guitarra, pero con sonidos electrónicos. Hoy ya hay sonidos de guitarra que son más parecidos. Pero toda esa época hacía que yo me la pasara tocando el piano cosas medio sinfónicas. Componía temas instrumentales que eran cuentos sinfónicos. Algunos me los acuerdo, otros están grabados en algún casete perdido acá en mi ropero, que tengo una pared de casetes con todas mis grabaciones infantiles. Pero no ha cambiado demasiado mi influencia.
Otro que nos influenciaba a todos los músicos del país era Gino Vannelli. Y un día terminé en la casa de Gino Vannelli trabajando con él . Gino Vannelli fue uno de los grandes referentes para los músicos de los 80.

P: ¿En qué momento te fuiste perfilando como cantautor?
R:
Un poco fue el destino. Porque cuando lo conocí a Manzanero vive como una bola de billar que pega en un lado y ya va para otro lado. Cuando yo lo conocí a Manzanero en México… año 84. Yo salí en el 81 con La Magia, en el 82 grabé mi primer disco, en el 83 salió Todo a Pulmón y en el 84 sale un disco que se llamaba Lernertres, que fue mi primer disco industrial. Viene una compañía discográfica y dice vamos a poner plata en este pibe. Y la canción que ellos eligen era una canción a la que yo no tenía ni la menor fe, que era esta balada que se llama “No hace falta que lo digas”. Y yo no le tenía fe (risas).
Pero mi destino me llevaba a convertirme en un compositor profesional, no un cantautor solamente. Un cantautor es un tipo que hace canciones y las canta. Un compositor profesional es un tipo que se junta a componer con gente del mundo a componer canciones. La primera colaboración que yo hice en mi vida fue con Carlos Mellino en “Juntos para Siempre”, una canción que termina siendo un mega recontra himno hasta el día de hoy. Completamente impensado, porque yo la primera y única vez que me junté a componer con él fue esa. Nunca me había juntado a componer con nadie.
Yo era un compositor como todos los que componemos solos, con toda la bohemia del momento creativo. Cuando llego a vivir a Los Ángeles las fuerzas del destino me conectan con el mánager de Sting, que se llama Mike Copland, el hermano de Stewart Copland, el baterista de The Police. Y él me dice, mirá, tengo un castillo en Francia, te invito 10 días, te pago la comida, vos te tenés que pagar el pasaje y te vas a juntar con 24 compositores que yo invito de todo el mundo. Entre ellos va a estar Howard Jones, un cantautor inglés, va a estar la cantante del grupo Berlin, va a haber gente de Nashville que hace música country. Y ahí es que conozco al que hoy es como un hermano mío, que es Dominic Miller, el guitarrista de Sting. Esto fue hace como 30 años. Somos amigos de toda la vida, él viene a grabar a mis discos, yo grabo en los discos de él.
Juntarse a componer con Carole King es como estar pintando con Picasso. Me pasó eso con ella, me pasó con Air Supply, me pasó con Gino Vanelli, me pasó de juntarme a trabajar con Alan Parsons. Y después, en mi desarrollo en Estados Unidos, trabajar con Paul Anka, con Celine Dion.

P: ¿Por qué crees que te empezó a pasar todo eso, qué puertas se abrieron y aparecieron todos estos tipos, todas estas compositoras?
R:
Porque yo lo fui a buscar, porque me fui a un hotel, siendo una persona reconocida en Latinoamérica, me alquilé una habitación en unos seis años en Los Ángeles, que fue una ciudad de la cual yo me enamoré profundamente. Y de pronto, también mis canciones empezaron a generar los caminos. Esa magia la hicieron las canciones. Y entonces algunas cosas son generadas quizás por algunas leyes del universo de las que no somos muy conscientes. Y otras las fui a buscar: de pronto me llamó Carlos Santana para grabar una canción mía que había compuesto colaborando con dos europeos. Y como yo era el que cantaba la canción, la canción fue parte del disco Shaman (2002). Yo canté en ese disco y toqué en el Hollywood Bowl, y me fui de gira por Santana, por todo Estados Unidos. Cosas que no muchos saben.

Se me hacía fácil a mí tocar el piano. Así como otros juegan a la pelota, mi sueño era tocar el piano».

P: Dicho todo esto, ¿cómo definirías, si es que podés hacerlo, tu tipo de canción?
R:
Evidentemente, tiene un contenido emocional que a la gente le llega, y que sobrepasa el tiempo. Por otro lado, yo me defino como un transgresor moderado. Soy un transgresor que no soy violento, soy moderado, pero sí soy un transgresor. Al rock no se lo podía transgredir, el rock era un movimiento de transgresión, pero tenías que ser exactamente como el rock quería. “Ahora que empezás a cantar canciones románticas, sos un traidor” y a mí eso me parecía como una pelotudez gigante. Entonces siempre transgredí los límites de mis propias limitaciones, como músico, como cantante.
Yo al principio ni siquiera me sentía cantante, porque era un pianista que quería cantar. Y hoy, antes de hacer esta nota con vos, estuve haciendo mi clase de canto por Zoom, con mi profesor. Hago dos clases de canto por semana. ¿Por qué? Porque las giras a mi edad, si yo no cuido mi garganta, el público se va a dar cuenta que no estoy entrenado para la invitación que hago. Pero siempre fui transgresor, siempre fui un cabeza dura que iba por caminos distintos.
Porque aparte, dentro de mis laburos de músico, tenía que tomar trabajos para ganar mi propio dinero cuando era joven y no por hambre, sino porque yo necesitaba mostrarles a mis padres que tenía la capacidad de generar mi propio trabajo porque ellos no me lo podían hacer. No eran artistas ni tenían nada que ver con ese mundo. No había ninguna posibilidad de darme un contacto. Yo tocaba con artistas populares, muy populares. Trabajé en la música de película de Cacho Castaña, toqué con Raúl Padovani, con Juan Marcelo. Tengo canciones con Richard Coleman, tengo canciones con Animal, con gente tan diversa. Pero es algo que a mí siempre me gustó. Yo no tuve nunca la ignorancia del prejuicio.

P: La gira se llama La banda sonora de tu vida y te referís a nuestras vidas. ¿Cuál es la tuya, cuál es la banda sonora de tu vida?
R:
Exactamente lo que estoy haciendo. No hay una dualidad. Yo estoy haciendo la banda sonora de tu vida y es la banda sonora de mi vida.

P: ¿Cuál canción sentís que, de todas, si es posible detectar alguna, se desmarque del resto y sientas que es la canción tuya?
R:
Indudablemente es Todo a Pulmón. Porque es una canción que nació con un nivel de honestidad. Es una canción que no tuvo promoción. Una canción que viajó por el mundo, pero en forma natural. En esa época era mi segundo disco. Una canción que decía Pulmón. No había chances de que esa canción tenga oportunidades comerciales, es más una confesión que una canción: “qué difícil se me hace mantenerme en este viaje sin saber a dónde voy en realidad… defender mi ideología, buena o mala, pero mía, tan humana como la contradicción” … escrita y cantada por un pibe de 24 años que se está haciendo famoso pero que todavía no tiene un mango.


Alejandro Lerner en el Alto Valle

Sábado, a las 21, en el Cine Teatro Español de Neuquén.
Domingo, a las 20, en el Complejo Cultural Cipolletti (Fernández Oro 57).
Entradas anticipadas por sistema a través de entradauno.com y en boletería de los teatro.


Alejandro Lerner solo quería ser pianista. Pero fue mucho más que eso. Fue y sigue siendo uno de los compositores más importantes y populares de su tiempo, no solo en Argentina: hay canciones suyas en todo el mundo. 

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora