Amor sin barreras: Romeo y Julieta bailan y cantan y Spielberg los filma como nadie

En la previa del Oscar, hoy le toca al enorme Steven Spielberg y esta maravillosa versión de "West Side Story". Si.. los musicales no tienen muchos fans, pero este es imperdible.

Se sabe: a los musicales se los ama o se los odia. Eso de que todo se diga con melodía, a muchos les cae como una indigestión. Pero «The West Side Story» (Amor sin barreras aquí), la remake que hizo Steven Spielberg de este súper clásico de Hollywood, y que ya puede verse en la plataforma Disney +, es una maravilla cinematográfica por la que aún aquellos que se agotan con lo del cantito, harían bien en hacer el esfuerzo. En pocas palabras (no cantadas): Es un clásico (muchas de las canciones las conocemos y tarareamos aún sin saber que forman parte de esta película), es una versión personal, reposada, política y madura y con tomas y cámaras para aplaudir de pie a Spielberg, y tiene por lo menos dos actores secundarios que se comen la película.

La película tiene 7 nominaciones a los premios de la Academia, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actriz de Reparto (Ariana DeBose) y 11 Premios Critics’ Choice, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actriz de Reparto (Ariana DeBose, Rita Moreno).

Mirén un poco acá, para tentarse….

Esta tragedia musical (no comedia) es, una vez más, una versión de Romeo y Julieta en un Nueva York que se está moldeando a sí misma. La trama enfrenta a dos grupos muy diferenciados: los muy americanos Jets y los portorriqueños Sharks, que malviven en el West Side de Nueva York, entre ruinas de edificios que se están derribando para construir, por ejemplo, el Lincoln Center (la primera y larga toma de la película empieza justamente ahí). Pero es, quién lo duda, tanto más que una tragedia sobre el amor imposible entre Montescos y Capuletos. «The West Side Story» es también una manera de pararse ante el chauvinismo antiinmigratorio y el racismo que siguen aquí ente nosotros, aunque el musical original se presentó por primera vez en Broadway en 1957 y la primera película se hizo en 1961.

Ariana DeBose, todo carisma, en el papel de Ana, y el líder de los Sharks, su novio.

Aunque Spielberg es fiel al original, dio varios pasos más allá. Todos aciertos: en primer lugar, luego de un casting con más de treinta mil personas, eligió a verdaderos latinos para los papeles de los Sharks, y no fueron doblados por cantantes profesionales, ni son blancos maquillados. Ese respeto se agradece. En segundo lugar, Rita Moreno. Ella, que fue la que interpretó a Ana en la primera película, por el que ganó el Oscar, como debería ganarlo ahora Ariana DeBose por el mismo papel en esta versión, es aquí un personaje nuevo, Valentina, una mujer que no renuncia a sus orígenes. Es un hermoso homenaje. Tercero: el personaje Anybodys, que en la original fue interpretada por una mujer que quería formar parte de la pandilla de los Jets, aquí es interpretada por el actor no binario Iris Menas y tiene un rol central. Cuarto: cómo está filmada. Es una maravilla.

Los Jets, con su líder, Riff, al frente.

El director Guillermo del Toro, se rindió a los pies de Spielberg. En una serie de tuits, dijo: «Extremadamente difícil de ejecutar. Precisión de relojería pura y magistral (…) Desconcertante, virtuoso, pero uno de tantos, tantos planos que hacen que la cámara ‘baile’ con cada número musical. Hay algunas tomas de números de baile que son extremadamente (si no imposibles) de descifrar y casi todas requieren niveles de precisión de cirugía cerebral. Si intentas desglosar realmente las herramientas y cómo las usa, debes hacerlo en una segunda o tercera visualización. Te sientes como Salieri recibiendo el dictado de Réquiem de Mozart: ‘Espera, espera, ¡vas demasiado rápido!’. Quiero decir, no sé cómo decirlo, ¡excepto decir que la maldita cámara está bailando! Esta es la razón por la cual el cine no está escrito en un tema, una historia o un personaje, sino en términos pictóricos y sinfónicos. Discutir una película puramente en su dramaturgia es como describir un Van Gogh como ‘Una pintura con un ramo de flores’.

Esta es una de las tomas que tanto deslumbró a Del Toro (y con razón: la toma no se corta y hay tanta gente bailando, coordinada).

Los dos protagonistas, Tony (Ansel Elgort) y Maria (Rachel Zegler), están muy bien en sus papeles y son completamente convincentes. El rostro de Zegler es inocente y lleno de pasión, y su voz fuerte y hermosa. Pero los que también se llevan los aplausos son Ariana DeBose y Riff, el malogrado líder de los Jets, Mike Faist. Aquí, los secundarios no son nada secundarios. Nos llevaremos sus caras, sus movimientos, y su carisma como recuerdo una vez terminada la película.

Y quizás sigamos cantando también, mucho después de verla. Porque se sabe, aunque haya gente a la que los musicales no le gusten, muchas veces, las cosas cantadas suenan mejor.


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