Feria del libro: con una (auto)ayuda de los fans

-Denegada. Fondos insuficientes- dice el vendedor
-A ver, probá con esta otra, insiste la mujer que quiere llevarse un libro de 14 mil pesos.
Tiene suerte. La tarjeta pasa. Es una de las pocas personas que camina por la °48 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires con una bolsita y un libro recién comprado.

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En uno de los stands del Pabellón Amarillo, hay dos expositores. Uno está sentado detrás de la caja. La otra está sentada en un taburete. Mira al vacío. “Hace rato que nadie viene a preguntar nada”, dice.
Tres puestos más allá, la imagen es igual. Julieta, de editorial Carbono, dice que lo que se habla entre los expositores es que “las ventas están un 30, 40% abajo en relación al año pasado. Es un poco lo que se esperaba, y se está confirmando. El hecho de que se abra en forma gratuita a partir de las 20 hace que circule más gente a esa hora, pero eso no siempre se traduce en ventas. Y hay mucho comentario sobre lo caro que están los libros. La gente pide descuentos por docente, por estudiante, por jubilado, por lo que sea. Nosotros, las editoriales independientes tenemos un precio más razonable, pero en las cadenas más grandes, hay libros de 30, 40 o 50 mil pesos. La sorpresa es que la gente compre”.

Fabián, de Aique, coincide: “hay menos gente y menos compra, pero el último fin de semana todavía puede revertirse un poco. Ojalá. La gente camina más, mira más y si antes compraba uno o dos libros para darse un gustito, ahora van a lo necesario: uno”.

No deja de entrar gente, y sin embargo, el predio de la Rural, luce como un mar tranquilo, con un cardumen allá, otro en el ingreso, otro más allá. En el medio, poco.

Algunos de los enjambres en medio de pasillos más bien descongestionados, se producen con las visitas escolares. Cada tanto se ven grupos de alumnos de escuelas primarias, guiados por sus maestras, que recorren los pasillos: los chicos se quedan figuritas Panini, en donde hay libros y revista de manga, pero en general caminan, en fila, charlando, hasta las actividades de cuenta cuentos, adonde los lleva la maestra.

Quieta, pero extensa. La fila para conseguir la firma de la española Marian Rojas Estapé, en el stand 917, de editorial Planeta, se interrumpe en el afortunado que obtiene el número 100. No se entregarán más porque la escritora de best sellers de autoayuda tiene que ir después a dar una charla en el Pabellón Rojo, donde está sala más grande del predio. Aún faltan tres horas para la firma y cinco para la charla y en ambos lugares hay mucha gente sentada, mate en mano, con la paciencia del fan.

El libro que presentará se llama “Recupera tu mente, reconquista tu vida”. Las cien personas que esperan la firma del ejemplar lo tienen en la mano. Muchos lo están leyendo y subrayando, concentrados.

Evelyn que vino desde Campana, provincia de Buenos Aires, ya se leyó todo lo que escribió Marian. Le dice así, Marian. Es fanática de “Cómo hacer que te pasan cosas buenas” y está dispuesta a a quedarse hasta las 22, cuando termine la charla de la española. “Me siento identificada con lo que cuenta: enseña cosas que se pueden aplicaren tu día a día”, dice. Evelyn es joven, tiene 20. Pero los fanáticos de Rojas Estepé, son de los más variados: hay jóvenes, adultos, hombres , mujeres, parejas, todos interesados en cómo lidiar con el estrés, las relaciones, la educación, las redes sociales, la depresión, las enfermedades somáticas.

El sábado fue el gran día de la Feria, el día en el que todos se ilusionaron con el repunte de las ventas y la masividad. Lo comentan los expositores y también los food trucks, que ese día vendieron café, medias lunas, pizzas, hamburguesas, panchos. Hoy no hay cola en ninguno, tampoco hay olor a comida.
La imagen es más bien ésta: mate, el libro de Rojas Estapé en la mano, y la paciencia de la espera. La espera de los fanáticos y de los expositores. Todos esperan que algo cambie.