CURIOSIDADES PATAGONICAS: Descubrimientos, maleficios y la misión de Nahuel Huapi

» La pasión, según Ortiz Basualdo. El etnólogo e historiador Milcíades Alejo Vignati que arribó en marzo de 1933 a estancia Huemul de Nahuel Huapi, propiedad de Aarón Anchorena y sus sobrinos Ortiz Basualdo, investigó pictografías y realizó exhumaciones de enterratorios de gran antigüedad. Vignati consignó en sus informes publicados por el Instituto del Museo de la Universidad de La Plata, museo a cuyo staff pertenecía, que el viaje lo hizo a requerimiento de Carlos Ortiz Basualdo para investigar en algunos enterramientos que encontró en la estancia lacustre y otros de la región. Según Vignati, «el señor Carlos Ortiz Basualdo se proponía formar un museo regional..». Como los entendidos en estos temas lo saben, las exhumaciones de esqueletos realizada no tan lejos del casco de la estancia, sirvieron para determinar que los restos eran de nativos evangelizados por los jesuitas, y ello constituía la definitiva prueba de que fue allí que se asentó la famosa Misión del Nahuel Huapi. Según La Nación, los trabajos de Vignati en esa búsqueda fueron iniciados el 25 de marzo de 1933.

» Conexión Puerto Huemul – La Plata. Ya en 1931 Ortiz Basualdo comunicó al Museo de La Plata el descubrimiento en la estancia neuquina de la que era copropietario, de un cráneo de cierta antigüedad al hacerse una excavación para un uso ulterior en las proximidades del casco. Remitió el cráneo y cursó la invitación. Pero las siguientes vacaciones universitarias estaban comprometidas para investigar en la península San Blas. Vignati intentó viajar a Nahuel Huapi en el otoño de 1932 pero «durante el viaje desde Bahía Blanca a Carmen de Patagones me enteré que una lluvia torrencial había cortado los terraplenes del ferrocarril…». Resignado, Vignati se quedó a la espera de novedades en Bahía Blanca, pero decidió volverse. «Recién en marzo de 1933 pude llegar al lago».

» Trece esqueletos y ninguna flor. La excavación de Ortiz Basualdo encontró en un primer nivel viejos troncos (un techo?) y a mayor profundidad fragmentos de cerámica esmaltada. Más abajo aún «ocupando una superficie calculable en unos 40 metros cuadrados, fueron descubiertos 13 esqueletos humanos…» orientados cabeza al naciente, decúbito dorsal y algunos con los brazos cruzados sobre el pecho, flanqueados por «las típicas ofrendas que los aborígenes depositan junto a sus muertos…» y uno con un esqueleto de un perro a modo de aureola en su cabeza (que para Vignati significaba que animal había sido sacrificado a la muerte de su dueño. El animal era de la especie nativa de América y que sobrevivió domesticado). Lo curioso es que varios cráneos tenían fracturas o aplastamientos óseos.

» El significado del descubrimiento. Si se considera que la misión de Nahuel Huapi sobrevivió hasta la segunda década del siglo XVIII y que los futuros exploradores (fray Menéndez, Cox, Bejarano, O'Connors) la buscaron y creyeron haber encontrado indicios en diferentes puntos costeros del lago, y, en algún caso, en ubicación no tan orillera, lo sustancioso de la investigación de 1933 es que se haya definitivamente establecido que la misión estuvo ubicada en las cercanías de lo que después fue el primitivo casco de la estancia Huemul. Vignati se convenció de esa conjetura, y que lo encontrado era el cementerio de la misión, mientras que varios indagadores lo corroboraron, asegurando que estaba al lado de la desaparecida capilla.

» El infortunio de Carlos. Dos años y nueve meses después de las exhumaciones, Carlos Ortiz Basualdo y el mecánico Ernesto Kebler -a bordo de la lancha Galera- naufragaron en el lago el 12 de diciembre de 1935 a las 17 y 30 (La Prensa del día siguiente narró el accidente y publicó un recuadro con el obituario del estanciero). El cuerpo de Ortiz Basualdo recién apareció el 21 de diciembre a las 17 y 45. Corrió la creencia nativa de que el accidente se produjo por haber profanado las tumbas. Sin embargo, Vignati, vivió muchísimos años más.

 

FRANCISCO N. JUÁREZ

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