¿De la calle a la lucha interna en el poder?
Análisis
ESTAMBUL (DPA).- El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, sigue desde el extranjero las protestas contra su gobierno que agitan su país. Mientras la Policía ahoga la rebelión de la sociedad civil con gas lacrimógeno y violencia, el mandatario pasa cuatro días en el norte de África con una delegación económica. Aunque puede que su futuro político no se decida en las calles de Ankara o Estambul, lo cierto es que el “sultán de Ankara” perdió mucha autoridad en los últimos días. La violencia, las amenazas e insultos a los manifestantes muestran la peor cara de su estilo de gobierno autoritario. Y al igual que los dictadores árabes a los que tanto criticó, también él sospecha que tras las protestas hay agentes extranjeros. Según algunos diplomáticos Erdogan –líder del partido AKP– ha perdido parte del contacto con la realidad. Y varios piden la intervención del presidente del país, Abdullah Gül. Al igual que Erdogan, las raíces políticas de Gül se hunden en el Islam y en algunos aspectos el presidente es aun más conservador que el primer ministro. Pero también es más abierto y tiene una mayor disposición al diálogo. Gül sabe como calmar los ánimos desde la cordialidad. Pero aunque el pueblo le aprecia, aún no está claro cual será su futuro político, ya que Erdogan quiere presentarse en el 2013 a las elecciones presidenciales. Y en los últimos meses, Gül contradijo a Erdogan en varias ocasiones. Una escalada de la situación en Turquía y el fortalecimiento del papel de Gül podría suponer un duro golpe para Erdogan, que no puede volver a postularse a primer ministro. Y tampoco obligar a Gül a no presentarse a las presidenciales. ¿Podría terminar todo en una lucha de poder?
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