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La política, en una burbuja de ansiedad electoral

Las interminables disputas del oficialismo y en la oposición fastidian al ciudadano común, que ve a partidos y dirigentes ajenos a sus problemas. La incertidumbre y el hartazgo debilitan a las fuerzas tradicionales y alimentan alternativas como Javier Milei.

Un gran desorden se apoderó del escenario político argentino. Las disputas internas oficialistas y opositoras se aceleraron con dramatismo inusual, teniendo en cuenta que falta un año para inscribir candidaturas, un año y medio para las próximas PASO y casi dos para elegir al próximo presidente. Mientras la población se pregunta cómo evolucionará la inflación y se afectarán sus ingresos, o cómo se manejará la inseguridad en su barrio, sigue a diario por medios y redes sociales una catarata de chicanas y diatribas entre los principales socios del gobierno del Frente de Todos. También asiste a una frenética serie de reuniones de la principal oposición, Juntos por el Cambio, que busca definir candidaturas y alianzas, con una fuerte controversia interna por la decisión de cerrarle la puerta, al menos por ahora, al liberalismo extremo de Javier Milei, que en este proceso sigue subiendo en las encuestas y nacionalizando su figura.

Algunos analistas consultados por Debates advirtieron sobre los riesgos del clima de “campaña permanente” y la desconexión cada vez mayor entre los partidos, sus dirigentes y los electorados, con debates “de nicho” alejados de las principales preocupaciones de la gente.

La grieta es pasado, hoy de mínima vamos hacia un tripartidismo imperfecto. Porque hay un JxC con el 30-35% de intención de voto, un oficialismo en 25-30%, y Milei, que crece a un 20-25%.

Gustavo Córdoba, consultor y analista político.

Otra novedad que parece haber confirmado este primer trimestre es que la tradicional división del sistema en dos grandes coaliciones que polarizaron el escenario en los últimos años se resquebraja y el país parece avanzar hacia una mayor fragmentación política, con oportunidades para nuevos actores y “outsiders” que logren llamar la atención y ganar apoyos en el clima de hastío e incertidumbre política.

Gustavo Córdoba, director de la consultora Zuban-Córdoba

El politólogo y consultor Gustavo Córdoba, destaca que “vivimos una ansiedad electoral generalizada, pareciera que en dos meses votamos a presidente y faltan casi dos años. O los políticos saben algo que nosotros no sabemos, o no saben gestionar y sólo se dedican a la campaña”.

Agrega que los sondeos muestran “un contexto dramático: el desacople entre la gente de a pie y la elite gobernante es casi total: en intereses, ideas y problemas. La gente está preocupada por la pobreza, la inflación y la inseguridad. Pero si le preguntás a la dirigencia, los problemas son el armado de las listas en 2023 o ampliar la Corte. Tienen preocupaciones de nicho, y las trasladan a la población”, explica.

Para su colega , el analista político Carlos Fara, el apuro se explica porque “hay un desgaste prematuro del gobierno y la perspectiva es negativa, dados los problemas económicos y la crisis política del oficialismo. Se adelantan expectativas, algunos sectores políticos comienzan a pensar que si la situación se profundiza va a haber elecciones anticipadas. Y entonces más de un actor decide salir a la cancha a ver qué pasa” señala. Sin embargo, aclara que “es más un miedo de la dirigencia que real, no veo una crisis institucional de tal magnitud que obligue a adelantar elecciones”, opina.

Carlos Fara, director de Fara&asociados.

Sobre la desconexión entre la dirigencia y la población, agrega un dato: “parte del problema es que la oposición no tiene actitudes propositivas para salir de la crisis, porque carga con el Sanbenito de tener que explicar qué hizo económicamente Mauricio Macri. JxC está más preparado para dar el debate sobre lo institucional o el estilo de liderazgo y menos para la discusión económica, que se impone hoy por el deterioro de la situación”.

En este clima de desorden político, la tradicional “grieta” que polarizaba entre dos coaliciones bien definidas desde 2015 parece diluirse, se multiplican las candidaturas y se replantean las alianzas electorales.

“Eso es pasado, hoy de mínima vamos hacia un tripartidismo imperfecto. Porque hay un JxC con el 30-35% de intención de voto, un oficialismo en 25-30%, y Milei, que crece a un 20-25%. Como evolucionará eso, no lo sé. Si se analizan las tensiones internas de las coaliciones no podemos descartar más fracturas: podríamos ir hacia un escenario de 4 ó 5 candidatos competitivos en el escenario presidencial del año próximo”, sostiene Córdoba.

Fara coincide en que hay una percepción de “fin de ciclo” en parte de la opinión pública hacia una dirigencia que no está a la altura de las circunstancias, como ya se vio en las elecciones legislativas del año pasado, donde el FdT y JxC perdieron votos, sea por derecha, por izquierda o a manos de partidos provinciales.

“Es una crisis política rara, porque la oposición debiera estar como espectadora de los desastres del gobierno y hoy es copartícipe de la incertidumbre. A un mal balance de la etapa de Macri se sumó un mal balance de la etapa de Alberto, que aunque logre mejorar un poco no va a salir bien parado de todo esto. Hay una crítica a los dos modelos”, opina.

El fenómeno Milei


Milei muestra en sus actos un discurso tajante y a veces agresivo, con una estética rupturista y políticamente incorrecta.

Al calor de la incertidumbre, emergen figuras como Javier Milei, líder de la derecha libertaria que según los sondeos gana cada vez más consideración social y atención en los medios. Su principal activo es la novedad y la ruptura con lo establecido.

“El fenómeno Milei me parece que tiene más que ver con el cansancio, fastidio con el sistema político que con su orientación ideológica. Primero, porque es un fenómeno más trasversal de lo que parecía originalmente y en segundo lugar porque se alimenta de todo lo que pasa de negativo con el gobierno y la oposición. Es un emergente” explica Fara.

El fenómeno Milei me parece que tiene más que ver con el cansancio, fastidio con el sistema político que con su orientación ideológica».

Carlos Fara, consultor político.

Ante una clase política a la que le cuesta pensar, decidir y consensuar propuestas para salir de una crisis que genera angustia e incertidumbre no sólo entre la gente común sino entre los actores del poder económico, “Milei muestra un camino concreto, una política de shock muy extrema, pero concreta”. Córdoba coincide en que “mientras los problemas económicos se mantengan y los líderes políticos no se hagan cargo del malestar social y aporten soluciones, Milei tiene espacio para seguir creciendo. Hoy está recibiendo votos de todos los sectores”, no sólo de JxC.

El economista comparte con otros líderes de la derecha populista, como Donald Trump o Jair Bolsonaro, una retórica agresiva e incluso una estética (vestimenta, peinado, actitud) rupturista, políticamente incorrecta, muy atractiva para quienes están descontentos con lo establecido.

Y es que en este crecimiento de la derecha libertaria también hay un factor generacional. “El sector juvenil es el menos comprendido y estudiado como segmento electoral. Hoy vota a Milei, antes votó a JxC, previo a eso al kirchnerismo, después habrá que ver. Si Milei sigue siendo la antipolítica lo seguirán votando, si se pega a Cambiemos, quizás los pierda. Los jóvenes no hacen política de la misma manera que la generación de 40-50 años, se informan de distinta manera, para ellos es todo digital. Siguen más causas que identidades permanentes”, explica Córdoba.

Fara agrega los efectos de la pandemia. “Las restricciones por el covid le quitaron mucha libertad a los jóvenes, y para este segmento es claramente un valor muy importante, porque son los que más se mueven”, sostiene.

De todos modos, el fenómeno Milei todavía debe demostrar su solidez, coinciden los analistas.

“Tiene dos problemas en el horizonte: primero, necesita institucionalizar su estructura nacional para poder competir para presidente, armar listas de candidatos y aliarse o armar terceras fuerzas en los distritos. Ya no va a ser la antipolítica personificada, se va a transformar en mucho de lo que critica. Segundo: debe mostrar dirigencia, pero no es fácil juntar líderes de un mismo perfil y que tengan conocimiento del electorado, que no lo tiren para abajo”, agrega.

Fara coincide en que hacer pronósticos es aventurado. “Milei es una novedad, hace 8 meses atrás no existía, pero no sabemos si estará dentro de los próximos 8 meses, con lo vertiginoso que es todo. Puede surgir otra figura. En un año puede pasar cualquier cosa”, agrega


Ante la incertidumbre nacional, la política se “regionaliza”


En la última elección legislativa, hubo una creciente participación de partidos provinciales, o sectores del peronismo que se diferenciaron claramente de las tendencias nacionales en pugna, apuntando al centro político, por “fuera de la grieta”.

“Ante la pérdida de efectividad nacional de los partidos tradicionales y con los sucesivos fracasos electorales de distinto signo, las fuerzas provinciales han empezado a cobrar mayor relevancia” en las definiciones de cada distrito , señaló el analista Gustavo Córdoba

Puso los ejemplos del peronismo “cordobesista” de Juan Schiaretti, Río Negro con JSRN y Alberto Weretilneck, el partido Renovación en Misiones, Salta con la coalición que gobierna Gustavo Saenz, Neuquén con el histórico pero renovado Movimiento Popular Neuquino, Tierra del Fuego y en La Pampa hay un peronismo de impronta provincial.

Para el consultor, todo estos datos marcan una tendencia en aumento. “El proceso de provincialización o regionalización va a seguir creciendo. Hoy no hay una fuerza nacional que predomine sobre otras y los líderes locales van a tratar de que los malos resultados nacionales no contagien a los intereses provinciales que están en juego” explicó.

De hecho ya hay 14 provincias que han decidido desdoblar los comicios provinciales de las nacionales.

La mayoría de estas propuestas están en el centro político. “El centro no es atractivo para generar audiencia o corridas electorales. El sistema mediático y dirigencial desconoce algo fundamental: que los votos moderados definen las elecciones. Hoy hay una acción deliberada para potenciar los extremos, pero el problema es que a Macri lo hicieron presidente los sectores moderados que se habían cansado del kirchnerismo y a Alberto Fernández lo hicieron presidente los moderados que se fueron espantados por la mala política económica de Macri”, recuerda Córdoba.


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