Opinión: ese fenómeno llamado Boca Juniors

Algunos se cansan de hablar de crisis y el Xeneize sigue ganando. Incluso en los años más gloriosos de su rival de toda la vida, siempre fue competitivo y ahora continúa festejando campeonatos.

Todos los años se acumulan hechos para subrayar ese concepto que dice que Boca es mucho más que un club de fútbol: se trata de un fenómeno cultural. Y la “era Riquelme” abona lo que su historia respalda. Los análisis tácticos, minuciosos y estrictamente futbolísticos quedan cortos. Porque lo que pasa con el conjunto Azul y Oro es muy difícil de explicar.

En la previa de los torneos o de los partidos, hace rato que no tiene identidad colectiva. Nadie puede responder, desde la táctica, la famosa pregunta ¿a qué juega Boca?

Sin embargo, los resultados son lapidarios. Y esto no solo tiene que ver con la gestión actual que encabeza Román y cuyo presidente es Jorge Ameal, sino que trasciende en la historia.

En tiempos de abundancia o de austeridad, lo que el hincha de Boca no admite es que el equipo no de batalla, es decir, que sus jugadores no lo representen. En ese camino, los últimos años son un reflejo de la magnitud del Xeneize, porque va más allá de los límites del campo de juego. “El hincha de Boca está loco”, suele decir Riquelme, palabras que se reflejan en todo el país cada vez que llega el plantel.

Los clásicos son fundamentales para el deporte en todo el mundo. Real Madrid contra Barcelona, Inter frente a Milan, Liverpool ante Manchester United, Nacional y Peñarol, Flamengo-Fluminense y tantos más. Pero en el fútbol argentino el rival de toda la vida tiene un peso mayor, porque muchas veces se miden los éxitos propios respecto del otro.

Desde 2014 a 2022, River disfrutó del ciclo más exitoso de su historia. Además de la cantidad de títulos, las victorias contra Boca pusieron a Marcelo Gallardo como el mejor técnico del Millo en sus 120 años y uno de los mejores de nuestro fútbol. La capacidad del Muñeco en términos de conducción, lectura de partidos, potenciamiento de jugadores y campeonatos ganados, es indiscutible.

Pero incluso en los años que duró el ciclo Gallardo, Boca nunca dejó de dar batalla. Perdió varias y muy dolorosas, como la final de Madrid, aunque lo destacable desde la mirada de hoy es que de los últimos diez años solo en dos no festejó ningún título y llegó a instancias decisivas de la mayoría de las competencias.

Por el contrario, durante la época gloriosa de Carlos Bianchi en Boca, que a diferencia de Gallardo ganó dos Intercontinentales y una Libertadores más, River no pisaba los grandes escenarios, sobre todo a nivel internacional.

En la continuidad de estos datos estadísticos, que están lejos de ser un recorte caprichoso sino que son hechos concretos, Boca volvió a levantar un trofeo en Santiago del Estero asegurando otro año más con títulos en las vitrinas.

Lo logra con un técnico que hace sus primeras armas y cuyas decisiones son cuestionadas (con argumentos, a juicio de quien suscribe) como Hugo Benjamín Ibarra. También es justo destacarle aciertos, como el de Luca Langoni.

En la antesala del duelo contra Patronato, el DT decidió sacar a Miguel Merentiel, que había hecho un partido bárbaro ante Vélez, para confiar nuevamente en Darío Benedetto, que llegaba sin rodaje y con malas actuaciones como contra Racing en Abu Dabi.

Pero una vez más, el rendimiento y el resultado le dieron la razón a Ibarra y, por consiguiente, a Riquelme. Triplete del Pipa y otra Copa para casa.

Tanto el DT como la dirigencia están expuestos a la crítica y se le puede contar más de un error, pero también es real que se les pega demasiado para los éxitos que cosechan. Mientras otros gastaron millones y se jactan de tener una idea de juego, Boca ganó más que nadie en el fútbol argentino desde el comienzo de 2020 a la fecha.

Esto quedó expuesto con el Trofeo de Campeones 2022 y la Supercopa Internacional, ambas ganadas por la Academia. Racing levantó dos copas pero antes de acceder a jugarlas no había ganado ningún campeonato largo o semestral, porque tanto la Copa de la Liga como la Liga Profesional quedaron en manos de los de Sebastián Battaglia primero e Ibarra después.

Boca, siempre Boca.

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