Desde que volvió al Kremlin, Putin amordaza a la oposición

MOSCÚ.- El resultado más tangible del primer año del tercer mandato presidencial de Vladimir Putin, que regresó al Kremlin el 7 de mayo del 2012, es el control de una oposición amenazadora que logró movilizar en las calles a centenares de miles de manifestantes. Esta movilización, saludada en el mundo entero como el nacimiento de una sociedad civil en Rusia, creció al calor de las acusaciones de fraude masivo perpetrado por el partido en el poder, Rusia Unida, en las elecciones legislativas y presidenciales que se celebraron en el 2012. La respuesta del Kremlin no se hizo esperar: allanamientos y detenciones de opositores. Actualmente, una treintena de manifestantes que participaron en las manifestaciones anti-Putin en mayo del 2012 y que terminaron con enfrentamientos con la policía, esperan juicio y pueden ser condenados a diez años de campo por “participar en disturbios masivos”. La oposición y los interesados dicen que son víctimas de las maniobras políticas gestadas desde el Kremlin para acallar cualquier protesta. “Rusia se ha convertido en un estado policial. Y esta tendencia va a reforzarse”, dice la politóloga María Lipman, del centro Carnegie en Moscú. Para la antigua disidente soviética Liudmila Alexeeva, “asistimos, desde el inicio del tercer mandato de Putin, a un golpe de estado anticonstitucional”. Amnistía Internacional y Human Rights Watch publicaron en abril informes muy duros sobre Rusia. Amnistía habló de “caza de brujas” contra la oposición y Human Rights Watch afirma que la sociedad civil en Rusia sufrió en el 2012 con Putin la peor represión desde la caída de la URSS en 1991. (AFP)


MOSCÚ.- El resultado más tangible del primer año del tercer mandato presidencial de Vladimir Putin, que regresó al Kremlin el 7 de mayo del 2012, es el control de una oposición amenazadora que logró movilizar en las calles a centenares de miles de manifestantes. Esta movilización, saludada en el mundo entero como el nacimiento de una sociedad civil en Rusia, creció al calor de las acusaciones de fraude masivo perpetrado por el partido en el poder, Rusia Unida, en las elecciones legislativas y presidenciales que se celebraron en el 2012. La respuesta del Kremlin no se hizo esperar: allanamientos y detenciones de opositores. Actualmente, una treintena de manifestantes que participaron en las manifestaciones anti-Putin en mayo del 2012 y que terminaron con enfrentamientos con la policía, esperan juicio y pueden ser condenados a diez años de campo por “participar en disturbios masivos”. La oposición y los interesados dicen que son víctimas de las maniobras políticas gestadas desde el Kremlin para acallar cualquier protesta. “Rusia se ha convertido en un estado policial. Y esta tendencia va a reforzarse”, dice la politóloga María Lipman, del centro Carnegie en Moscú. Para la antigua disidente soviética Liudmila Alexeeva, “asistimos, desde el inicio del tercer mandato de Putin, a un golpe de estado anticonstitucional”. Amnistía Internacional y Human Rights Watch publicaron en abril informes muy duros sobre Rusia. Amnistía habló de “caza de brujas” contra la oposición y Human Rights Watch afirma que la sociedad civil en Rusia sufrió en el 2012 con Putin la peor represión desde la caída de la URSS en 1991. (AFP)

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