dinastía forlán
<b>Nieto e hijo de mundialistas uruguayos, Diego comienza a escribir, en el Mundial de Sudáfrica, su propia página de gloria con la camiseta celeste.</b>
la frase
Su abuelo materno, Juan Carlos Corazo, fue el entrenador de la selección uruguaya en el Mundial de Chile 62. Su papá Pablo jugó los mundiales de Inglaterra 66, México 70 y Alemania 74 con la Celeste. Estaba claro que el destino del niño Diego Forlán Corazo debía ser celeste.
Ese momento que estaba esperando desde hacía años y por fin le llegó en el momento más adecuado, jugándose el pase a octavos de final de un Mundial: Diego Forlán, el romperredes, tuvo ante Sudáfrica su redención definitiva con la camiseta de Uruguay.
Dos goles, una excelente actuación como enganche pese a no ser su hábitat natural y un fuerte liderazgo futbolístico fueron las señas de identidad de una actuación que deja a Uruguay a sólo un empate de estar entre los 16 mejores del mundo.
Pero durante mucho tiempo, Forlán no escapó al karma de la estrella sudamericana: volar miles de kilómetros para defender a su selección, jugar con un equipo con el que prácticamente no se entrenó y fallar en su obligación de ser tan genial como cada fin de semana en su club europeo. Y ser criticado, claro.
Él mismo era consciente de su deuda: “Uruguay tiene grandes jugadores, pero cuando jugamos en la selección las cosas no nos salen bien”, dijo a la revista El Gráfico hace unos meses.
Contra Francia, fue el único peligroso de la Celeste, pero justo él, el doble Botín de Oro europeo, falló dos ocasiones claras, sobre todo una que le quedó franca en el corazón del área y quiso ajustar tanto el disparo que se le fue ancha. “Le pegué mal, ¿qué voy a hacer? Ya está”, respondió con cierto fastidio después.
La noche de Pretoria lo reencontró con su esencia. “Vamos Uruguayyyyyyy !!! Ya me dijeron q en uruguay la gente esta como loca, disfruten !!!”, escribió en su “Twitter” ya en los primeros minutos del jueves pasado, después de sus dos goles en el triunfo sobre Sudáfrica (3-0).
Nacido en Montevideo, el 19 de mayo de 1979, Forlán aún no debutó en el fútbol de Primera de su país. Es que a los 17 años se incorporó a las divisiones inferiores de Independiente proveniente del semillero de Peñarol, y fue con la camiseta roja que saltó al fútbol grande, el 25 de octubre de 1997.
En enero de 2002, tras cinco años en Independiente (91 partidos y 40 goles) Sir Alex Ferguson lo pidió especialmente y lo tuvo inmediatamente. Cuando Forlán se bajó del avión para firmar con el Manchester United, decenas de periodistas lo esperaban para saber de él y él, Diego Forlán, que tenía un traductor a su lado, prescindió de sus servicios y respondió en perfecto inglés.
Desde entonces, su experiencia europea no paró de crecer. Tras tres años en el United (98 y 17 goles), pasó al Villarreal (125 y 59) donde hizo historia: allí goleador de la Liga y de Europa en la temporada 2004/05, además de ser goleador histórico del Submarino Amarillo en Primera (54 goles). En junio de 2008 fichó para el Atlético Madrid, donde volvió a ser goleador de Liga y de Europa.
Pero su deuda era con la selección. A fuerza de goles y entrega empieza a saldarla, siguiendo el camino de la dinastía Forlán.
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