Un año para el olvido

Panorama de Neuquén

El año se ha perdido” es una sentencia que en ámbitos del gobierno circula discretamente desde hace algún tiempo pero que cobra mayor sentido a medida que se consumen las hojas del calendario.

La gestión de Omar Gutiérrez ya suma diez meses y tiene para mostrar más resultados de políticas de administración de la crisis que estrategias de crecimiento y expansión de la economía.

La regulación de este traumático momento económico y social se practicó hasta aquí con salarios que no han seguido el ritmo inflacionario, motivo que derivó en una mayor tensión gremial. También se lleva a cabo con maniobras de nuevos endeudamientos para postergar vencimientos de deuda ya contraída, mecanismo conocido y aplicado con recurrencia que permite sostener el funcionamiento del Estado y darle cierta continuidad a la obra pública.

En tiempos históricos, un año puede resultar insignificante, y lo mismo sucede en la vida institucional de la provincia o del país. Pero en términos personales la medida de tiempo tiene un impacto diferente, por lo que la pérdida del poder adquisitivo sufrida en pocos meses, el desempleo en aumento y el enfriamiento de la economía generan consecuencias inmediatas en la vida cotidiana de las personas.

Como sucede en el resto del país, los indicadores sociales y económicos no favorecen aquí. El desempleo creció (8,6%) y Neuquén quedó con el mayor índice de la Patagonia, según el último registro que corresponde al segundo trimestre de este año.

Los números de pobreza e indigencia difundidos esta semana también golpearon a la ambiciosa provincia petrolera con cifras que para Neuquén, y según reconoció Gutiérrez, son similares a las del Indec para la región patagónica (24,7% de pobreza y 3,3% de indigencia).

La Provincia no publica datos de pobreza desde el 2010, por lo que resulta difícil determinar si efectivamente esa presunción que hizo el gobernador es correcta. Incluso podría suponerse que, por el elevado costo de vida que tiene Neuquén, el porcentaje de población pobre e indigente sería superior al registro oficial.

Frente a esta realidad, Gutiérrez brindó respuestas genéricas que fueron extraídas en un acto oficial con tirabuzón. Reconoció que la inflación se mantiene como un problema serio y dijo que “se debe encontrar el camino para que el salario rinda”. Sostuvo que hay que ocuparse del problema y aclaró que ese “es un mensaje claro y contundente a todos los dirigentes”.

A la hora de compartir responsabilidades en escenarios deprimidos como el actual, el oficialismo suele sumar a “todos” para diluir una responsabilidad que le corresponde en mayor proporción, ya que el MPN ha sido la única fuerza política de gobierno en las últimas décadas. Hay una frase acuñada en sectores opositores que dice que “tanto las cosas buenas como malas” tienen el sello del partido provincial. Se trata de una reflexión sobre errores y aciertos de las políticas aplicadas en este particular rincón de la Argentina donde la alternancia en el poder no ha tenido éxito.

El gobierno confía en que habrá signos de reactivación para el 2017, en sintonía con las expectativas creadas a nivel nacional. El mercado petrolero internacional, con el acuerdo anunciado por las potencias productoras de intervenir menos para lograr una suba en el precio del crudo, es un faro que vuelve a iluminar una posible reactivación de la Cuenca Neuquina, cuyo desarrollo quedó en el freezer y provocó desempleo en un sector que motoriza la economía regional.

La otra apuesta vigente para revertir esta tendencia estática de la economía es el avance para la construcción de la central hidroeléctrica Chihuido. La negociación de la tasas de interés del préstamo con Rusia sigue siendo uno de los últimos escollos antes de celebrar la firma de un acuerdo.

Sobre estos dos pilares, Vaca Muerta y una gran obra de ingeniería, se vuelve a construir la esperanza del despegue.

Los números de pobreza e indigencia difundidos esta semana golpearon a la ambiciosa provincia petrolera. Neuquén no publica datos sobre el tema desde el 2010.

Sobre dos pilares, la reactivación de Vaca Muerta y la construcción de una obra como Chihuido, se construye la esperanza del despegue.