«Don Diego» cayó por tres llamadas de celulares

Así ubicaron a uno de los diez narcos más buscados. Los números fueron brindados por un informante.

Los números de celular a través de los cuales se podría ubicar a Diego Montoya Sánchez, alias «Don Diego», uno de los 10 narcotraficantes más buscados por el FBI, habían sido prometidos por un informante desde agosto pasado. Y hace dos semanas, el informante les cumplió a sus contactos. Uno de los números que suministró fue el de Héctor, tío del capo y paciente terminal de cáncer, con quien Diego Montoya Sánchez había concertado una reunión.

El otro, resultó ser el de Francisco Javier Vélez Amelines, la sombra del capo.

El nombre de Vélez Amelines era familiar para los 12 militares colombianos -entrenados por el gobierno británico- a quienes se les encomendó la misión de ubicar al narco.

Efectivamente, Vélez Ame

lines, aparecía en viejos informes de inteligencia como el ex jefe de seguridad del extinto capo Helmer «Pacho» Herrera. Tras el asesinato de Herrera en prisión -en noviembre de 1998- pasó a formar parte de la seguridad de «Don Diego» y las autoridades le perdieron el rastro.

Pero tres rastreos a su línea empezaron a confirmar la información que ya había dado una fuente: por Zarzal andaba «Don Diego», un delincuente de la misma talla y sevicia del extinto capo Pablo Escobar, que se había convertido en una obsesión para agencias antidrogas colombianas, británicas y estadounidenses, que lo acusan de exportar 500 toneladas de coca y de penetrar instituciones (como el Ejército colombiano) para evitar ser capturado.

Por esa misma zona y hace apenas dos semanas, fue capturada Consuelo Restrepo, alias «La Reina», encargada de coordinar sus comunicaciones y logística.

Ese golpe, sumado a la captura de su hermano consentido, Eugenio -en enero pasado- y al ablandamiento de su estructura armada, tras las capturas de ex oficiales a su servicio, parecían tener con la guardia baja a «Don Diego» y a su grupo: un escuadrón de más de 250 hombres a los que se les atribuyen más de mil muertes.

Ante este asedio, Leyner Valencia, alias «Piraña», enlace de «Don Diego» con los carteles de México, intentó contactar a la DEA para entregarse. Pero antes (en enero) fue capturado.

La cacería de Diego Montoya se inició el lunes 10 de setiembre a las 2 de la madrugada, con el fin de que la comisión de la Fiscalía se desplazara hasta Zarzal por carretera. «El centinela de la finca El Pital intentó despistarlos diciéndoles que en el predio sólo había ganado. Pero nadie custodia vacas con un fusil AK-47», dice un miembro de la comisión judicial.

Cuando los primeros hombres del grupo élite empezaron a descolgarse por sogas desde un helicóptero Black Hawk, hubo intercambio de disparos. No obstante, los propios investigadores reconocen que fue más violenta la reacción de los escoltas durante la captura de Eugenio. La ubicación del capo, que se mimetizó en una caleta cubierta con hojas, duró cerca de una hora y, paradójicamente, luego de ella se vivió el momento más tenso de la operación: «No lo pudimos sacar de inmediato porque el helicóptero tuvo que ir a reabastecerse de combustible».


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