«Bopreal», una virtual estatización de la deuda de los importadores decidida por Milei y Caputo

El Banco Central emitió una normativa que permite a los importadores tomar un bono pagando en pesos y accediendo al pago en dólar billete al vencimiento. De esta manera la entidad monetaria garantiza las divisas para el pago al exterior y asume una deuda en dólares que podría superar los u$s 30.000 millones.

Lo anticipó el presidente Javier Milei en su discurso de asunción el pasado domingo. «La deuda con importadores supera los 30.000 millones de dólares y las utilidades retenidas a las empresas extranjeras alcanzan los 10 mil millones de dólares», dijo el mandatario en una clara señal de rumbo.

Cierto es que durante los últimos dos años, los importadores tuvieron severas dificultades para acceder a precio oficial a las divisas necesarias para cancelar las deudas con sus proveedores del exterior. Las SIRA que estructuró Sergio Massa durante el último año de su gestión, fueron una rústica solución a un problema evidente: no hay reservas para solventar las importaciones, y menos con un tipo de cambio oficial que cotizaba 120% por debajo que el financiero.

El problema se agravó en los últimos tres años, y llegado el cambio de gobierno. La deuda de los importadores por compra de bienes al exterior asciende actualmente a u$s 45.000 millones, según estima la Fundación Mediterránea en base a datos del BCRA y el Indec.

Con este paorama y apenas tres días después de asumir el nuevo gobierno, el Banco Central de la República Argentina (BCRA), emitió la «Comunicación ‘A’ 7918» con la que da origen a los «Bonos para la Reconstrucción de una Argentina Libre» (BOPREAL).

La normativa establece que los Bopreal pueden ser suscritos por importadores que tengan deudas pendientes de pago en el exterior, abonando la suscripción en pesos, y que los bonos serán pagaderos en dólares en octubre de 2027, con una tasa de interés anual del 5%.


Cómo es la operación del Banco Central con el bono Bopreal


Es decir, el BCRA ofrece un seguro de cambio a los importadores, tomando pesos a cambio de Bopreal que hoy cotizan a $800 y prometiendo pagar al vencimiento (dos meses antes del final del mandato de Milei) con dólar billete al precio de cotización del día del vencimiento.

La medida desató un enorme debate entre economistas. El consenso generalizado es que la normativa es un polémico seguro de cambio que genera un nuevo stock de deuda de al menos u$s 30.000 millones, y permite a las empresas asegurar el pago al exterior utilizando pesos a un tipo de cambio ostensíblemente beneficioso.

La normativa todavía más polémica si se tiene en cuenta que casi el 50% de la deuda de los importadores, son acreencias de las empresas con sus propias casas matrices. Es decir, empresas del exterior que operan en Argentina, y le deben a la casa central en el país de origen.

Los más osados aseguran que se trata de una nueva estatización de la deuda privada, similar a la que implementó Domingo Felipe Cavallo al frente del BCRA en 1981. En efecto, los importadores pagan en pesos (hoy $800 por dólar), se dan vuelta y venden el BOPREAL en el contado con liquidación (hoy $997 por dólar), y obtienen así las divisas necesarias para cancelar sus acreencias. Como contrapartida, al BCRA (es decir al estado nacional) le queda en las manos una deuda en dólares de corto plazo.

Las críticas no tardaron en llegar, y fueron especialmente duras de parte de los economistas alineados en la escuela liberal. Uno de ellos fue Carlos Rodríguez, que hasta hace apenas dos semanas formaba parte del núcleo más cercano de asesores de Javier Milei.

«Sigue el Cepo…después de devaluar 118% y dejar la tasa al 253%. El BCRA emitirá Bonos en Dólares para ayudar a importadores con una deuda que NO es del BCRA y que de todas maneras debería ser auditada y que es mayor que TODOS los pasivos monetarios del BCRA», tuiteó el economista liberal, asumiendo que el BCRA está estatizando tácitamente una deuda de las empresas privadas.

Otro de los más críticos fue el economista Carlos Maslatón, ex ladero de Javier Milei en sus primeros pasos en la política. «Es muy grave el «Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre» emitido por el Banco Central en favor de los importadores. Dibújenlo como quieran, pero es estatización de deuda privada, como en 1982, es un fraude financiero en contra del pueblo. Debút súper corrupto del gobierno de Milei» expresó Maslaton en su cuenta de Twitter.

La normativa es aún más polémica si se tiene en cuenta que casi el 50% de la deuda de los importadores, son acreencias de las empresas con sus propias casas matrices. Es decir, empresas del exterior que operan en Argentina, y le deben a la casa central en el país de origen. Básicamente, empresas multinacionales que «se deben a sí mismas» el pago por el envío de las partes y los insumos para trabajar en Argentina.

Con este dato, la maniobra es todavía más gravosa a las arcas del Estado nacional, considerando que la casa matriz de una multinacional puede acordar los mecanismos de financiación acorde con sus subsidiarias en otro país, y que la empresa podría también obtener los dólares necesarios en el mercado financiero.

Milei decide que el estado intervenga para garantizar el pago al exterior de los privados, asumiendo una deuda que deberá pagar en el corto plazo el conjunto de los argentinos.

No obstante, lo más polémico es que en el debate presidencial fue Javier Milei el que afirmó que «el comercio exterior es un acuerdo entre privados en el cuál el estado no debe intervenir». Sin embargo al momento de resolver ese acuerdo entre privados, el mismo Milei decide que el estado intervenga para garantizar el pago al exterior de los privados, asumiendo una deuda que deberá pagar en el corto plazo el conjunto de los argentinos.

Puesto en perspectiva junto al resto de las medidas económicas anunciadas hasta el momento, resulta que el ajuste será feroz sobre el salario y las jubilaciones, que se verán licuados por el salto inflacionario, mientras que los exportadores de soja recibirán un tipo de cambio oficial 100% más caro y rebaja de retenciones, y los importadores gozarán de la estatización de la deuda, que en gran parte es con ellos mismos.


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