Fundación Mediterránea: “La estabilización solo es sostenible si se da lugar a las reformas estructurales”

ENTREVISTA │ La conferencia “Economía Argentina. Pymes en Acción: Comahue” tuvo lugar esta semana en la ciudad de Neuquén. En ese marco, Osvaldo Giordano (presidente de IERAL), Marcelo Capello (vice presidente de IERAL), y Piero Venturi (consejero de IERAL), dialogaron mano a mano con RÍO NEGRO.

La jornada “Economía Argentina. Pymes en Acción: Comahue” se llevó a cabo esta semana en la ciudad de Neuquén, con la participación de destacados referentes de la Fundación Mediterránea y el IERAL. En ese marco, los economistas Osvaldo Giordano, presidente de IERAL, Marcelo Capello, vicepresidente de IERAL, y el empresario e integrante del consejo de Fundación Mediterránea, Piero Venturi, dialogaron con RÍO NEGRO.

PREGUNTA: ¿Qué mirada tiene la Fundación Mediterránea sobre la actual gestión económica?
GIORDANO (G):
Tenemos una mirada probablemente distinta a nuestros colegas de centros de investigación, la mayoría radicados en Buenos Aires. Desde el interior existe una evaluación más amplia, por el entramado productivo que tiene Argentina, muy heterogéneo, empresas de distinto tamaño y con distintas características. Visto desde esa perspectiva, la mejor palabra que define la coyuntura, es ‘expectativa’.

P: ¿En qué se basa la expectativa?
G:
En lo nuevo y lo positivo de algunos cambios que ha introducido el gobierno nacional. Particularmente, el tema fiscal. Por primera vez un gobierno de manera decisiva encara la importancia de tener un Estado equilibrado y que funcione mejor. La Fundación Mediterránea siempre planteó que con un Estado tan desordenado, es imposible que la Argentina se desarrolle. En ese marco, se observan cambios que si bien no son definitivos, porque siempre hay dudas respecto a la sostenibilidad, muestran un saldo muy positivo. Obviamente, al hacer un cambio tan fuerte en tan poco tiempo, se apela a instrumentos que en el corto plazo pueden ser válidos y útiles, pero necesitan ser revisados a mediano plazo. No obstante el efecto buscado, que es la baja de la inflación, se está logrando.

P: ¿Advierten ciertas tensiones dentro del actual programa económico?
G:
El lado B del programa es que subsisten un montón de problemas. Particularmente, lo que más se preocupa es que hay una política cambiaria muy exigente. Y eso hace que, desde el punto de vista de la competitividad de las empresas, exista la sensación de que hay un problema serio. Eso nos lleva a preguntarnos por qué somos tan poco competitivos. Puertas adentro de las empresas, hay un montón de cosas que en el entorno anterior de inflación, o de desbordes macroeconómicos, eran tolerables y hasta innecesarias, y nos hacían muy ineficientes. Hay que revisar rápido todo eso para volver a ser empresas competitivas. Puertas afuera de la empresa, un entorno de regulaciones, legislación laboral, impuestos, falta de infraestructura, y baja calidad de los recursos humanos, que hacen que sea muy difícil ser competitivo. Y ahí yo creo que está un poco el gran desafío futuro.

En dos o tres años, es muy probable que crezcan las exportaciones, y si al país le va bien, van a entrar capitales. En esas situación, es difícil que haya un tipo de cambio alto. La duda es la transición entre la coyuntura de hoy y 2027/28.

P: ¿Es sostenible el tipo de cambio atrasado?
CAPELLO (C):
A largo plazo, en dos o tres años, es muy probable que crezcan las exportaciones, pensando especialmente en la energía y en esta región de Vaca Muerta. Además, si al país le va bien, van a entrar capitales, argentinos que se fueron, y otros. En esas situaciones es difícil que haya un tipo de cambio alto, más bien sería un tipo de cambio bajo. La duda, en todo caso, es la transición entre la coyuntura de hoy y 2027/28. Y la clave ahí me parece que es el riesgo país, porque hace falta financiamiento internacional para conseguir los dólares en estos dos años. Si eso ocurre, si baja el riesgo país y hay acceso a los mercados externos, el dólar va a seguir siendo relativamente bajo. Si se complica el financiamiento porque el riesgo no baja, ahí puede haber un poco más de volatilidad, como ahora en julio. Pero tampoco esperamos que haya maxi depreciaciones de la moneda, ahora que el tipo de cambio es flexible. En todo caso, ya hay que ir pensando en ese contexto, competir con un tipo de cambio que no va a ser alto.

P: En ese marco ¿La competitividad requiere más ajuste?
C:
Llega el momento de las reformas. A nivel fiscal, no es que como hay equilibrio, a partir de ahora el gasto puede subir como sube el PBI, por ejemplo. Hay equilibrio pero todavía con impuestos altos, falta bajar impuestos. Hay que seguir controlando el gasto, cosa que en el promedio las provincias, no está ocurriendo este año. Lo que detectamos con datos de 17 provincias es que el gasto está subiendo 20% real, o sea, por arriba de la inflación en 2025. Y esas oportunidades es difícil recuperarlas para bajar impuestos a futuro.

Trayectoria. Osvaldo Giordano fue ministro de finanzas de la provincia de Córdoba y estuvo a cargo de Anses al inicio de la gestión Milei.

P: ¿Puede la apertura comercial complicar el empleo?
VENTURI (V):
En mi caso, que es el rubro de la maquinaria agrícola, la maquinaria agrícola importada, incluso usada, ya nos permite advertir que viene una caída en la producción de maquinaria agrícola. Sin duda el debate sobre la reforma laboral va a ser complicado, porque con tipo de cambio atrasado, los sueldos van a aumentar en pesos. Nuestro sector no venía tecnificado con la imposibilidad del gobierno anterior de importar tecnología. De un día para el otro te abren, y estás compitiendo frente a todo el mundo con productos hechos con tecnología vieja.

P: La infraestructura es un desafío ¿Qué opinan del proyecto para cambiar la coparticipación del impuesto a los combustibles?
C:
Es cierto de que la nación se está retirando de alguna infraestructura, por ejemplo las rutas. Probablemente de una parte se haga cargo el sector privado con concesiones y de otra parte las provincias. Se habla de 40.000 km de rutas nacionales, de las que 10.000 km podrían ser para concesiones. Es lógico que haya alguna rediscusión del impuesto a combustibles. Ahora, el proyecto de ley que se está tratando pasa a la participación de las provincias del 25% al 57% en el impuesto a combustibles, pero establece que los mismos son de libre disponibilidad. O sea, no se asignan esos fondos a las provincias para atender infraestructura. Allí hay un riesgo importante. Una vez que la plata se empieza a gastar en sueldos, en temas corrientes, es difícil que vuelva a la infraestructura. Naturalmente, tocar impuestos a los combustibles, que es una cosa chiquita dentro de todo el sistema, es un parche. El punto es el sistema de coparticipación, que es muy perverso y genera muy malos incentivos. Es muy injusto, oscuro, confuso, y es imprescindible cambiarlo.

P: ¿Hubo licuación de los haberes previsionales ?
G:
El haber real empieza a bajar históricamente de hace tiempo, sobre todo a partir del 2018 que empieza la inflación, con la crisis de la salida de capitales. En ese lapso, se toca varias veces la movilidad, sobre todo en la época del gobierno de Alberto Fernández y eso generó una licuación enorme que este gobierno, en cierta medida, congela. La gestión Milei profundizó la licuación los primeros meses, pero después el haber se recuperó con el cambio de movilidad. Comparado con el año 2017 tenemos hoy haberes reales un tercio más bajos en promedio, y para algunos jubilados, sobre todo los que no cobran el bono, incluso 50% más bajos. Es una licuación fenomenal para gente que ya no tiene defensa.

El sistema previsional debiera eliminar el requisito de los 30 años de aporte, y migrar a un esquema que contemple una prestación mínima similar a la PUAM, más un proporcional a los años de aporte de cada beneficiario.

P: ¿Qué opinan del debate actual en el Congreso?
G:
Se ha perdido una oportunidad. Esto de discutir moratoria no o moratoria sí, es inconducente, porque las dos cosas son malas. La moratoria generó una expansión del gasto insostenible. Parte de la crisis de 2017, es que el gasto previsional había expandido, tenías déficit, y eso te llevó a la inflación con la licuación. Pero tampoco la alternativa es decirle a la gente ‘tenés que tener 30 años de aportes’, cuando tres cuartos de la gente no alcanza ese requisito. Hay que repensar el sistema nuevamente, en un esquema que sea sostenible, revisar los regímenes especiales, las pensiones, como se calculan los haberes, y la movilidad, que genera un montón de juicios.

P: ¿Se resuelve de forma estructural el sistema previsional?
G:
Entendemos que a los 65 años todos debieran acceder a algo parecido a la PUAM, más un reconocimiento proporcional a los años de aporte de cada beneficiario. Eso técnicamente se llama ‘cuentas nocionales’, algo así como una simulación de una cuenta de capitalización de todos los aportes. Algo así implicaría un sistema mucho más consistente. Si además el mercado laboral funciona mejor, la gente va a tener mejores haberes. Y es clave, la edad de retiro de 65 años, se vaya moviendo junto con la demografía. Hay dos elementos centrales: uno es que la expectativa de vida ha mejorado y otro es la caída de la natalidad. Lo peor que podemos hacer es negarnos a la realidad, que nos está diciendo que sostener el sistema va a ser cada vez más más complicado. Es mejor tomar medidas preventivas.

P: ¿Qué puntos debiera considerar la reforma laboral?
G:
Hay tres aspectos clave. La primera es la negociación colectiva. Es imposible que dada la heterogeneidad que tiene la Argentina en términos de tamaño tecnología y tipo de empresas, se fijen desde Buenos Aires reglas homogéneas para todo el país. Hay que permitir que si las empresas acuerdan con sus trabajadores, puedan salirse del convenio colectivo sectorial, que en algunos casos tiene 50 años. Segunda, la litigiosidad sobre todo el riesgo del trabajo está creciendo enormemente, y es un problema fenomenal que genera un pasivo enorme a futuro. Tercero el tema tributario. Las contribuciones patronales, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas se vuelven imposibles y por eso se contrata en negro. Con esas tres cosas el entorno laboral sería mucho más favorable a la generación de empleo.