La plantación de lúpulo más grande de Quilmes en el país será la de Fernández Oro

La empresa invertirá más de 3,5 millones de dólares para sumar hectáreas y llegar a 160 toneladas en 2025. Buscarán igualar los estándares de calidad de Estados Unidos y Alemania.

La ciudad de Fernández Oro se posicionará entre las de mayor producción de lúpulo del país para el 2025, cuando se complete la inversión de 3,5 millones de dólares que la Cervecería y Maltería Quilmes tiene prevista para ampliar sus chacras y pasar de las actuales 50 hectáreas disponibles a 90. La firma, que opera en la región desde 1974, buscará alcanzar las 160 toneladas de producción e incorporar 30 nuevos puestos de trabajo, llevando la dotación del establecimiento a 90 empleados directos.

Esta nueva ampliación de la zona productiva es una apuesta a largo plazo de Cervecería Quilmes y el gobierno de Río Negro con el objetivo de aumentar la participación de la provincia en la producción nacional de lúpulo.

La región no produce actualmente un porcentaje significativo para la industria cervecera, pero la ampliación que se realizará en los próximos años busca revertir esta situación. El porcentaje actual no supera el 20% para la economía nacional.

Según se indicó desde la empresa, en una primera etapa, la inversión estará destinada al aumento de la capacidad productiva, lo que implica mejoras en los procesos de secado, nuevas tecnologías para los procesos industriales, inversiones en los sistemas de riego y más maquinaria agrícola.

La segunda y tercera etapa tendrán como objetivos incrementar la calidad de la cosecha elevando sus estándares a los de los grandes países productores de lúpulo como Estados Unidos y Alemania.

“El principal beneficio de esta localidad es el buen clima. Para producir lúpulo se necesitan tres factores: el primero tiene que ver con los suelos, el segundo con el clima y el tercero con la latitud donde se siembra. En Fernández Oro, la latitud está entre los 36° y 38°, por lo que esta característica da las horas de luz precisas que necesita el lúpulo. Como aquí las condiciones se dieron, el lugar es ideal para sembrar”, explicó Luis Dimotta, quien fue jefe de control de calidad de la chacra de Fernández Oro hasta 2019 y hace más de 25 años trabaja para Quilmes.

En el mundo existen cientos de variedades de lúpulo, pero lo más destacado del cultivo son sus características: algunos son aromáticos y otros provocan amargor a la cerveza.

“Nadie en el país genera lo que nosotros hacemos: lúpulo amargo y aromático. La idea es que el lúpulo sea siempre nacional. Quilmes utiliza estos dos tipos para la elaboración de su cerveza. Lo que nosotros hacemos nadie lo hace”, destacó Dimotta.

La producción de la chacra en Fernández Oro se inició entre los años 1974 y 1975. El primer proyecto logró que se generaran variedades propias de la compañía y se trabajó principalmente con las Mapuche, Traful y Nahuel que hoy siguen siendo las más producidas.

En la actualidad no hay productores externos en la ciudad, pero la idea es generar productores locales a quienes comprarle.

Todo el proceso de manufactura se realiza en la planta que está en la ciudad. Foto: Yamil Regules

El ministro de Producción y Agroindustria de la provincia, Carlos Banacloy, destacó que “hoy por suerte se está retomando esa agenda a partir de muchos esfuerzos importantes de productores”. “La chacra de Fernández Oro es una chacra histórica que había quedado relegada en la estrategia de la compañía Quilmes pero que, al surgir con tanta fuerza su marca Patagonia, decide retomarla. Sabemos que cada zona le da una particularidad especial al lúpulo y hoy Patagonia tiene una impronta local”, afirmó.

Es que en esta chacra nacen la Fernández IPA y la Wet Hop IPA de Cerveza Patagonia. Esta última tiene una singular particularidad y es que se produce con el lúpulo Nahuel recién cosechado que es agregado durante la maduración en frío para potenciar su sabor.

Otro aspecto destacado de Fernández Oro es que cuenta con una planta procesadora de lúpulo. Allí se procesan los lúpulos locales y los que son cosechados en la zona cordillerana. Actualmente, Cerveza Patagonia compra el 70% de la producción a El Bolsón.

El proceso implica que, luego de realizar la cosecha, se transporte la enredadera hacia la planta de manufactura. Aquí se inicia con el proceso de separación de la flor y el secado. Para ello, se expone el lúpulo en aire caliente durante unas horas y luego se continúa con el proceso de enfardado y de peletización. Todo eso es realizado en Fernández Oro.

“El proceso agroindustrial que se está desarrollando dentro de la provincia de Río Negro es de altísima calidad”, dijo Banacloy, quien apuntó que “lo que se necesita hoy es una macroeconomía que le dé estabilidad o un grado de visibilidad mayor”. “Muchas veces el lúpulo a nivel local es poco competitivo en precio, porque las herramientas tienen costos muy altos y a precio dólar”, explicó.


Los gobiernos locales hacen su parte brindando instrumentos de producción para las compañías que decidan asentarse en la zona. En Fernández Oro, el intendente Mariano Lavín fue uno de los que apostó a estos proyectos a través de herramientas como la planificación de suelo que benefician a las empresas. En la actualidad se producen por cada hectárea más de 1.000 kilos de lúpulo.

“Es fundamental la tarea del municipio en la planificación, es necesario pensar qué vamos a proyectar en cada lugar para que las empresas se puedan instalar con seguridad. También es determinante la protección de la zona rural productiva y esta tarea depende del municipio”, aseguró.

Desde el ministerio de Producción y Agroindustria de la provincia señalaron que los municipios tienen mucha vinculación con el sector productivo privado. El ministro Carlos Banacloy destacó que “el intendente Mariano Lavín lo ha tomado con una política de Estado y me parece muy valioso el trabajo que hace vinculándose en la producción”.

Estas cannabáceas brotan cada año en primavera. Foto: Yamil Regules.

“Es necesario que se tenga la presencia de los municipios, no solo en los complejos más importante como pueden ser la producción de peras y manzanas, sino también otras producciones que son incipientes pero que en definitiva terminan siendo muy importantes para la región”, sostuvo.

El funcionario agregó que “es importante la mirada del intendente porque es quien tiene el control del territorio y el que puede generar el ámbito propicio para que se desarrollen determinadas actividades”.

“Nosotros cambiamos la lógica histórica. Antes la mayoría de los financiamientos eran para la producción de peras y manzanas, hoy todas las actividades son tenidas en cuenta. Hemos financiado una cosechadora mecánica de lúpulo para El Bolsón en un porcentaje muy importante desde el gobierno provincial y también hemos financiado máquinas e incorporaciones tecnológicas”, dijo el ministro.

En números

90
hectáreas de producción de lúpulo busca tener la firma para el 2025, con las nuevas inversiones.
1.000
kilos de lúpulo se producen por cada hectárea. La planta crece velozmente y puede alcanzar los 5 metros en 20 días.

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