Rotar cultivos para rescatar los suelos

Los cultivos de cobertura invernal sirven para recuperar suelos degradados. Así lo demuestra un estudio de la UNLP y el INTA.

Científicos de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) realizaron un estudio en el que se determinó la eficacia de distintas rotaciones de cultivos para recuperar suelos degradados, ya que en las últimas décadas el manejo inadecuado de los suelos agrícolas aceleró el proceso de degradación y disminución de productividad en varias zonas del país.


La simplificación de rotaciones agrícolas (uso de pocas especies) es una tendencia consolidada, que se constituye como uno de los factores más extendidos para explicar dicho deterioro.


El estudio determinó los mecanismos por los que se expresan estos deterioros, fruto de la simplificación de la rotación de cultivos, poniendo énfasis en la entrada, movimiento y almacenamiento de agua. La investigación incluyó varios sitios de la región pampeana Argentina, buscando situaciones productivas representativas de la práctica agrícola regional.


Los investigadores del Laboratorio de Física de Suelos (LaFiS) de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP analizaron el efecto de los distintos sistemas de manejo sobre la calidad física de los suelos y el movimiento de contaminantes, así como distintas estrategias para morigerar esta degradación.

Los cultivos de cobertura recuperan servicios ecosistémicos perdidos, control de malezas, aporte de materia orgánica y control de la erosión.


Una de las alternativas que se evaluó es la inclusión de cultivos de cobertura invernales, en lugar de barbechos desnudos, donde el suelo se mantiene libre de vegetación viva mediante el uso de herbicidas durante los meses invernales entre cultivos de verano destinados a cosecha.


Los cultivos de cobertura, también llamados de servicio, tienen como finalidad recuperar servicios ecosistémicos perdidos, control de malezas, aporte de materia orgánica y control de la erosión, entre otros.


Para esta investigación se trabajó en conjunto con el INTA, evaluando dos sitios con suelos representativos, un Argiudol típico (textura franca) y un Hapludol típico (textura arenosa). Se evaluaron distintas rotaciones de cultivos, incluyendo monocultivo de soja, monocultivo de maíz, rotaciones trigo-soja, y en cada caso la combinación con cultivos de cobertura invernales.

(Télam)


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