Se desacelera el aumento del precio de la carne vacuna respecto de la inflación

El precio de los distintos cortes de carne vacuna mostró en septiembre un aumento mensual promedio del 1,8%, muy por debajo del índice de inflación. Los cortes económicos y los cortes caros tuvieron aumentos por debajo de la media.

Parecen quedar atrás los días en los que las disparadas del precio de la carne bovina preocupaban a la dirigencia política, al menos por ahora. En septiembre, por cuarto mes consecutivo, el precio promedio de los distintos cortes vacunos registró una variación mensual por debajo de la del índice de precios al consumidor (IPC), a través del cual se calcula la inflación.

En septiembre los precios al mostrador de la carne vacuna aumentaron un 1,8% respecto de agosto. Se trata de un valor sensiblemente inferior a la inflación mensual del período. En términos interanuales, la suba fue del 67,6%. Los datos provienen del Monitor de precios carne bovina, del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).


Este comportamiento del precio de la carne en septiembre va en línea con la tendencia iniciada en junio de 2022. En estos meses, los aumentos promedio de los diferentes cortes (3%) quedan por debajo de la inflación del mismo periodo.

Dato

1,8%
Fue el aumento mensual del precio promedio de la carne vacuna en septiembre

Del desglose resulta que todas las clases de cortes subieron en septiembre, pero que los denominados “económicos” y “caros” registraron incrementos por debajo del promedio (1,6% y 1,3%, respectivamente), mientras que el aumento más importante se dio en los cortes intermedios (2,1%).


Si el análisis se hace trimestral y tomando como referencia el asado, el corte de carne más consumido en el país, se observa que la desaceleración en el aumento del precio se viene dando a lo largo del 2022. Tras alcanzar un máximo en el último trimestre del año pasado, la relación entre el precio del asado e IPC alcanzó su mínimo en dos años en septiembre.


La desaceleración también se da respecto del precio de un sustituto directo de la carne vacuna: el pollo. En diciembre pasado, con un kilogramo de asado era posible comprar más de 4 kilogramos de pollo. En agosto y septiembre, esa relación se ubicó apenas por encima de 3.


No obstante, este menor ritmo de aumento de precios no hace más que recortar una brecha que se viene ampliando notablemente desde hace más de dos años.


Evolución desde 2020


Los precios al mostrador de la carne vacuna registraron en 2020 un aumento del 75%, considerablemente por encima de la inflación de ese año. Esta tendencia continuó en el primer semestre de 2021, con un incremento del 35% en el período.


En abril de ese año, el Gobierno nacional adoptó una serie de medidas para frenar ese rally de valores. El paquete de medidas incluyó, entre otras, acuerdos de precios y restricciones (y posterior suspensión) de exportaciones de carne bovina.

La relación entre el precio del asado y el Índice de Precios al Consumidor alcanzó en el tercer trimestre de 2022 su valor mínimo en dos años.

Así, entre julio y octubre de 2021 no solo se achicó la brecha entre los valores de los cortes vacunos y el nivel general de precios, sino que además los primeros retrocedieron un 3%, según el informe del CEPA. Sin embargo, esta situación se revirtió a finales del año pasado, con aumentos mensuales del 11,1% en noviembre y 10% en diciembre.


Según el reporte, estos incrementos se mantienen de manera más moderada durante los primeros cinco meses de 2022, acumulando una suba de 29%, por encima de la inflación acumulada en ese período. La desaceleración respecto del IPC se profundizó en el período junio-septiembre de 2022.


El informe atribuye esta reciente moderación a una mayor oferta bovina, al escenario internacional y a la caída de la demanda interna. Sobre este último factor cabe detenerse.


Consumo en mínimos


El correlato del aumento más que proporcional en el precio de la carne vacuna es una retracción de su demanda en el país. Tanto es así que en 2021 el consumo per cápita anual de carne bovina fue de 47,8 kilogramos, el valor más bajo en un siglo. Estos datos provienen de un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).


El reporte señala que este panorama no se replica en todas las proteínas animales. Por el contrario, en los últimos años se amplió el consumo de otras carnes. El resultado es una menor participación del consumo de carne vacuna en la dieta de los argentinos, pasando a representar tan solo un 44% del consumo total de carnes en el año 2021. Esa proporción se ubicaba entre el 60% y el 70% a principios de los 2000.


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