Tasas por las nubes: en los créditos no bancarios alcanzan hasta el 950% anual

La pulverización del salario, los problemas de empleo y las restricciones bancarias, llevan a trabajadores, jóvenes o jubilados a buscar socorro en el dinero fácil. Pero los costos son altos.

La crisis económica está golpeando duro sobre el bolsillo de los argentinos. Sus efectos se sienten mayormente en parte de una clase media que lucha por sostener los pocos privilegios que le quedan y los niveles bajos de la población que intentan llegar de alguna manera a fin de mes.

Con los actuales niveles de inflación, los salarios están pulverizados. Los autónomos y monotributistas no la pasan mejor: sus servicios se cancelan hasta en 90 días por lo que el valor de los pesos que reciben no es el mismo al momento de acordar con quien los contrató. Ni hablar de los jubilados.

Y este escenario, tan complejo para millones de familias, abre la puerta a un lucrativo negocio: la oferta de préstamos por fuera del sistema financiero que apuntan a los dos segmentos sociales mencionados párrafos arriba. La clase media se tienta de tomarlos para -por ejemplo- cambiar su auto, ampliar la casa o realizar el viaje soñado al interior del país. Las personas de menores recursos apuntan a adquirir una moto, un electrodoméstico o solo comprar alimentos por su recorte de ingresos.

Al estar casi vedado el crédito formal para este tipo de familias, terminan acercándose a las oficinas que prestan dinero con muy pocos requisitos. No se les piden garantías específicas. Solo una factura de luz u otro servicio en el domicilio que declara como real, más el número telefónico propio y otros dos o tres teléfonos de referencia (en lo posible uno laboral), a los que la empresa llama para asegurarse de mantener contacto con el deudor.

El aval definitivo se obtiene al chequear los boletines financieros de firmas privadas como Veraz (también hay otras) que administran un listado de potenciales incobrables, un servicio que las casas de crédito deben pagar puntualmente.

Pero esta alternativa de préstamo tiene su costado negativo: las elevadas tasas de interés. Dependiendo del monto y la cantidad de cuotas, una persona que se acerca a este circuito extra bancario puede llegar a pagar tasas de hasta el 950% anual; diez veces superior a, por ejemplo, la tasa que financia el pago mínimo de una tarjeta bancaria (ver infograma adjunto).


Por supuesto que no todas las casas de créditos extra bancarias cobran este nivel de interés. Mucho depende del riesgo que refleje el cliente que pide el préstamo, el monto que solicita y el tiempo por el que opta para devolverlo. Los créditos de hasta 20.000, pesos en menos de tres cuotas para personas con bajas garantías son los que pagan más caro por el dinero. Pero, por lo general, todo este tipo de comercio tiene un piso de tasa de interés del 250% anual; más del doble del que se ofrece en las entidades bancarias.


Círculo vicioso


Es difícil no tentarse a cambiar el auto, comprar una moto o, simplemente, a hacer un viaje familiar soñado, en un momento en que todo en la Argentina pareciera inalcanzable. En este contexto de país, las casas de préstamos aparecen en el mercado como una salida a la insatisfacción personal que no puede ser canalizada a través de los mercados tradicionales y/o formales. Pero para quien no conoce de su economía familiar, la decisión de tomar un préstamo en estas casas de crédito extra bancarias, sin tener en claro los costos futuros a asumir, puede transformarse de un sueño a una pesadilla en solo un par de meses.

Las casas de crédito están presentas en las mayorías de las ciudades de la región

Los riesgos de ingresar en un círculo vicioso de deuda no son bajos. Y esto se da fundamentalmente por la distorsión que existe en el país sobre las principales variables macroeconómicas. Con salarios que crecen por debajo de los niveles de inflación -y mucho más aún por debajo de la tasa de interés activa- se potencian los futuros problemas para una familia endeudada. El riesgo, por lo general, crece en forma proporcional al tiempo de cancelación del préstamo.

Lo más importante que debe tener en cuenta el tomador de este tipo de crédito es, en definitiva, el costo por el que está pagando el dinero que pide prestado que, lejos, se ubican en niveles muy elevados.


Definiciones clave


En el caso del préstamo personal o de consumo se debe prestar especial atención a la tasa de interés, que es el precio que la entidad financiera le cobrará al cliente por prestarle dinero. Dicho de otro modo, es el costo que el cliente deberá pagarle a la entidad financiera por pedirle dinero prestado.

En general, la tasa de interés que informan las entidades, llamada Tasa de Interés Nominal Anual (TNA), se expresa de manera anual y en porcentaje. Además, puede ser fija, variable o mixta. Ahora bien, las entidades financieras que prestan dinero no sólo cobran una tasa de interés. También cobran comisiones y otros gastos asociados al préstamo, entre los cuales se incluyen los de apertura y mantenimiento de la cuenta, el costo de cancelación, etcétera. De este modo, para comparar préstamos no basta con mirar la tasa de interés, es decir, la publicada en los folletos. Es recomendable comparar el Costo Financiero Total (CFT), que incluye la tasa de interés más las comisiones y los gastos que se aplican al préstamo. El CFT nos dice cuánto nos va a costar realmente el préstamo.

Se necesitan muy pocos requisitos para acceder a un crédito en este tipo de mercado.

Puntos clave a tener en cuenta


Se debe tener en cuenta que la tasa de interés es sólo uno de los componentes que conforman el costo de un crédito.

Por ese motivo, para la correcta comparación de costos se debe utilizar el Costo Financiero Total (CFT) que incluye la TEA y todos aquellos costos asociados a la operación.

 Debe tener en claro que a montos más pequeños y menos cuotas el CFT sube sensiblemente.

Antes de solicitar un crédito vale la pena asegurarse de que se tendrá capacidad para cubrir la deuda en su totalidad en el plazo establecido.


El nivel de cumplimiento se lo ubica en torno al 80%


En Bariloche existen varias firmas del rubro, casi todas concentradas en un par de cuadras de la calle Onelli.

La demanda directa en estos locales se mantiene estable pero sí creció en las ventas a través de los comercios, que es otra modalidad implementada por las financieras. Tienen convenios con casas de ropa, electrodomésticos o telefonía (por ejemplo), que le ofrecen directamente el financiamiento al comprador, atado a las casas de crédito. Los clientes típicos son jubilados, beneficiarios de AUH y exusuarios de tarjetas de crédito, que recibieron tarjeta roja de los bancos por excederse en el uso de ese instrumento.

La encargada de Crédito General Sarmiento, Cecilia Acosta, informó que la gente se llega a ese tipo de empresas porque no cumplen con las condiciones de un banco y porque necesita el dinero de inmediato.

El cliente se acerca a las ventanillas, aporta su DNI y el recibo de sueldo si trabaja en relación de dependencia. El empleado realiza vía web un rastreo de su historia crediticia y la calificación es instantánea. Allí recibe anotado en un papel el monto máximo que la firma está dispuesto a prestarle y la forma de devolución, que puede ir desde dos hasta nueve o doce cuotas. Si los pagos son puntuales, de allí en adelante podrá obtener montos mayores.

“El grado de cumplimiento es alto, superior al 80%. La gente hace esfuerzos y no se atrasa porque sabe que, si no queda afuera del sistema y no puede volver a pedir”, explicó Acosta.

Dijo que, si bien no es condición, en la mayoría de los casos le preguntan a la gente para qué necesita el dinero y “la mayoría es para construcción, para ampliar la vivienda. Otros para comprar o cambiar un auto”.

Acosta dijo que a los morosos les ofrecen planes de “refinanciación” o en casos extremos les aplican embargos de sueldo, que tienen un límite del 30%. No embargan bienes.  Aseguró que la tasa comenzó a subir en este último tiempo.


El foco sobre las sospechas de abusos


La Justicia en Río Negro puso el foco, a principios de 2019, en un caso que expuso sospechas de irregularidades y abusos al ciudadano por parte de una de las firmas prestamistas más arraigadas, que podría apelar la decisión.

Fue a partir de un juicio ejecutivo que inició esa empresa contra un hombre del Alto Valle que no pudo seguir pagando las cuotas. La sentencia representa un claro acto de defensa del eslabón más débil de una operación crediticia: el tomador de un préstamo exprés que termina asfixiado e indefenso, sin posibilidad incluso de pagar un abogado.

La Cámara Civil de General Roca, en ese fallo con el voto rector del juez Gustavo Martínez y las adhesiones de Víctor Soto y Dino Maugeri, advirtió que la prestamista cobró una tasa efectiva anual del 195% (cuando el índice de inflación estaba varias veces por debajo de ese porcentaje) y que los descuentos hechos al momento de otorgar el préstamo fueron de tal magnitud que redujeron mucho el monto del dinero entregado. No sólo eso: detectó intereses encubiertos de porcentajes indigeribles. Y, por si faltara algo, una grave infracción tributaria o ilícito penal por parte de la empresa prestadora.

Conviene prestar atención a estas anomalías, que probablemente otras firmas cometan o se sientan tentadas a reproducir.


Equipo de trabajo


Para la elaboración de este trabajo regional fue clave el aporte de información y la participación de las Agencias Bariloche, Neuquén, Roca y Viedma.


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