El 2000, un año en cero

Redacción

Por Redacción

2000, un año perdido. Tal la triste conclusión de miembros del gobierno aliancista que ayer, con los dientes apretados, difundieron el ajustazo -menor al impulsado por los ortodoxos De Santibañes y López Murphy-, que dejó conformes a los organismos de créditos internacionales, con el grito en el cielo a los empleados públicos y en principio desalentados a sectores de la producción, que ven un horizonte aún más recesivo.

«Es momento de quedarse», dijo el ex presidente Raúl Alfonsín, un crítico de las medidas, al justificar la cancelación del viaje que tenía previsto iniciar mañana por los Estados Unidos.

«Si las cosas no se calman, suspendo la partida del sábado hacia Alemania», manifestó por su parte el actual presidente De la Rúa, que empezó a mirar con preocupación el acercamiento entre el cegetista Daer y el gremialista rebelde Moyano. El camionero, apoyado por un sector de la Iglesia, saldrá mañana a protestar «contra las imposiciones del FMI», como paso previo a un paro general aún sin fecha.

En el gobierno hubo sorpresa e irritación. «Si van muchos independientes y la movilización es un éxito, será un gran golpe contra la administración aliancista», se admitió anoche en la Rosada.

Justo en el momento en que el ex mandatario peronista Carlos Menem, lanzó su candidatura para el 2003, De la Rúa insistió en que no habrá cambios de hombres. Pero, como aceptó el vicepresidente Carlos «Chacho» Alvarez, hay movimientos para reemplazar a Carlos Silvani, al frente de los recaudadores de impuestos (sería sustituido por Víctor Savanti, un hombre de Amalia Fortabat). Un frepasista, Eduardo Nielssen, se prepara para desplazar al secretario de Seguridad Social, Melchor Posse, quien nadando contra la corriente pretendió aumentar los haberes mínimos de los jubilados.

Si bien el ministro José Luis Machinea, apostó a lograr inversiones por diez mil millones de dólares, en especial en el sector de telecomunicaciones, la rebaja salarial incidirá en el consumo, según coincidieron técnicos en economía.

La tozudez de «Chacho» Alvarez, y los ministros Rodolfo Terragno y Federico Storani, impidió que el recorte fuera más drástico y alcanzara a las universidades y al personal que gana menos de mil pesos.

Dentro de la Alianza, ya hay un grupo encabezado por Elisa Carrió y Alicia Castro, que bordea los márgenes. Es un germen del «grupo de los 8», que llevó fuera del menemismo a peronistas liderados por Alvarez hace una década. «Ustedes pueden decir lo que yo prefiero callar todavía», les señaló Alfonsín, que sigue con los pies dentro del plato oficialista.

Los díscolos saben que cuentan con la aprobación del titular del comité radical de Buenos Aires, Leopoldo Moreau, quien denuncia abiertamente a grupos económicos que «arrinconan a Machinea» con la intención de afectar la paridad cambiaria.

Banqueros y empresarios tratarán de contrarrestar el miércoles la manifestación callejera de los miles de nuevos afectados por el ajustazo.

De la Rúa está dispuesto a pagar los altísimos costos para que en el 2001 el país pueda retomar la senda de la reactivación. Pero, a confesión de parte, relevo de prueba: el titular del BID, Enrique Iglesias, reconoció que el actual modelo es coherente con las pautas dictadas por Menem.

El impuestazo no dio resultados. Los próximos meses servirán para saber si el flamante paquete alcanza para sanear el desquiciado rojo estatal.

Arnaldo Paganetti


2000, un año perdido. Tal la triste conclusión de miembros del gobierno aliancista que ayer, con los dientes apretados, difundieron el ajustazo -menor al impulsado por los ortodoxos De Santibañes y López Murphy-, que dejó conformes a los organismos de créditos internacionales, con el grito en el cielo a los empleados públicos y en principio desalentados a sectores de la producción, que ven un horizonte aún más recesivo.

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