El adulterio en la historia
Por Marta Gordillo
Todas las grandes religiones monoteístas contemplan, desde tiempos remotos, la penalización de determinadas conductas sexuales como el adulterio. El Antiguo Testamento dice: «Si un hombre comete adulterio con la esposa de otro hombre, tanto el adúltero como la adúltera deben ser ajusticiados»; y el Corán dice: «Flagelad a la fornicadora y al fornicador con 100 azotes cada uno».
De igual modo, las legislaciones de la antigüedad dejaron impresos los preceptos de condena y muerte, fundamentalmente para la mujer adúltera, legado que toma la ley islámica para aplicarlo del modo más aberrante: la lapidación. Que en el siglo XXI siga vigente en algún lugar genera el máximo repudio universal.
La pena capital que prescribe la ley islámica para los adúlteros se ejecuta enterrando hasta el cuello a los hombres, o hasta las axilas a las mujeres, para luego apedrearlos hasta morir.
Hay dos tradiciones jurídicas, «las leyes Julias del Imperio Romano, y las germánicas. El autorizar la muerte de la mujer por adulterio tiene más que ver con la legislación latina que con la germana», señaló la historiadora Fernanda Gil Lozano, investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de Filosofía y Letras de la UBA.
«Los latinos -continuó- decían que si el marido encontraba a su esposa con el amante tenía el derecho de matarla dentro de un lapso, hasta pocos días después; en cambio la tradición germánica justificaba el crimen si éste sucedía en el momento mismo del adulterio».
Las leyes islámicas son -agregó- el horror, pero nos traen a la reflexión cosas que pasan en nuestra sociedad, más sutiles pero que también son violaciones a los derechos humanos y a la mujer», dijo.
(Télam)
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