El alza del precio del trigo llegó tarde para agricultores argentinos

Leandro Ducret, un joven agricultor argentino de 32 años con tierras en la fértil Pampa Húmeda, lamenta que haya llegado tarde el alza del precio internacional del trigo por la crisis en Rusia, cuando la siembra estaba decidida.

“Desgraciadamente el aumento vino después (de la decisión de siembra)”, le dijo a la AFP en medio de uno de sus campos, ya cosechados del cereal, en plena llanura bonaerense, a 150 Km al noroeste de la capital.

En un país donde decenas de miles de familias gozan de una buena posición económica por la riqueza del suelo y el Gobierno embolsa miles de millones de dólares por los derechos de exportación, se contempló de manera pasiva cómo el trigo alcanzó su mayor nivel de precios en dos años por la sequía rusa.

Para colmo, Argentina vive desde hace más de una década la fiebre de la soja, cuyas ganancias son muy superiores a las de cualquier otro cultivo.

“La tecnología que se ha creado para el mantenimiento de la soja es mayor que la que existe para el trigo y el maíz, entonces, es por eso que muchos productores se deciden por la soja”, explicó Ducret.

Argentina, una de las potencias agrícolas mundiales, tendrá este año una cosecha granaria global de unas 100 millones de toneladas, pero más de la mitad será de soja.

“Rusia, que es uno de los mayores exportadores de este grano en el mundo, decidió cerrar las exportaciones y eso afectó directamente el precio”, comentó el agricultor.

El productor es la tercera generación de gente de campo, radicado en una zona donde hay una colonia de descendientes de inmigrantes suizos y franceses desde mediados del siglo XIX.

La actividad iniciada por el abuelo, Luis Alfredo Ducret, quien aún vive, la mantuvieron sus hijos César -padre de Leandro- y René, en una empresa familiar que incluye a hermanos y primos en Baradero, de 24.000 habitantes.

Y muy lejos del campo que pisa Ducret, desnudo de plantas, bajo un cielo despejado con un sol que entibia la dureza del invierno austral de este año, el economista Ramiro Costa afirmó a la AFP que en Argentina se sembraron solo 4,2 millones de hectáreas de trigo.

“Si bien esto es más que la cosecha pasada, hay una caída de más de un millón de hectáreas respecto de hace unos años”, señaló Costa, en su oficina de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

“Esto es culpa del desincentivo que produce el Estado en la producción agrícola, vinculado siempre con la presión impositiva en las restricciones comerciales que se realizan a las exportaciones”, señaló el economista.

La crisis rusa “permitió que la tonelada de trigo aumente su valor en más del 70%, lo que significa que hay una ganancia de, aproximadamente, 100 dólares más que en la cosecha pasada”, apuntó.

Esta bonanza, sin embargo, pasó de largo frente a las narices de la mayoría de los productores medianos como los Ducret, instalados cerca del caudaloso río Paraná y del mayor polo agroindustrial y agroexportador del país, en la ciudad de Rosario, a 300 Km al norte de Buenos Aires.

“Es muy caro sembrar trigo. Desde hace años la mayoría cosecha soja, ya que se siembra y se mantiene a bajo precio y los beneficios en ganancias son mayores, aunque el suelo se degrada si se lo utiliza siempre con este grano”, señaló Juan Manuel Locane, técnico agrónomo de los Ducret, 42 años.

Locane, quien lo primero que hace a la mañana es consultar por internet los portales de pronósticos meteorológicos, afirmó a la AFP que “hasta la suba del precio (del trigo), no llegábamos a cubrir los costos” productivos.

Ducret, vestido austeramente con suéter, pantalón deportivo y mocasines, confirma que “por los problemas que hubo el año pasado se decidió cosechar la misma cantidad de trigo que la campaña anterior”.

Así fue como en sus campos, propios y arrendados, bajó de 10% a 15% la superficie sembrada de trigo.

De ahora en más, Ducret dice que estarán “atentos” a lo que suceda con los mercados en los próximos meses. (DPA)