El aserradero de Chimpay ya genera 50 empleos

CHIMPAY (AVM).- El aserradero municipal de Chimpay le da trabajo a más de 50 personas, entre aquellos que dependen directamente del emprendimiento y el resto que realizan tareas complementarias.

Para esta temporada ya se firmó un acuerdo para fabricar cajones, bins y palets para tres empresas frutícolas importantes del Alto Valle. Pero además adoptó un sistema novedoso que le da los materiales a la gente para que trabaje en las casas, así complementan con esta tarea el trabajo que realizan en las chacras.

El intendente de la localidad, Rogelio Funes, explicó que «el aserradero de Chimpay tiene además de las personas que trabajan en el lugar, un sistema novedoso porque le estamos llevando material a muchas familias y así pueden armar las jaulas en sus propias casas, entonces le sirve de complemento, por ejemplo a la gente que trabaja en las chacras. Hay muchas amas de casa, dándole al martillo y haciendo jaulas. En algunos casos construyen más de 100 por día, lo que significan cerca de 12 pesos diarios. Además también hay un grupo -en el barrio de Unión- de chicos, que por ser menores no los reciben en las chacras, que realizan este tipo de trabajos», explicó.

El aserradero ya recibió importantes pedidos de material de firmas frutícolas del Alto Valle. «Tenemos solicitudes de material para Tatedetuti, Moño Azul y Tres Ases de Cipolletti. Sobre todo trabajamos con pedidos de bins, de bandejas para duraznos y palets. Creemos, haciendo números redondos, que entre los pedidos se superan los 250 mil pesos».

El jefe comunal indicó que «los empleados son aproximadamente 30. Hay que agregar que empezamos desde la nada, pero además a estos empleados hay que sumarles, con los armadores, los que cortan los rollizos de madera y los fleteros, 40 personas mas».

A toda máquina

Sobre la posibilidad de producción, Funes señaló que «tenemos capacidad para producir entre 300 palets y entre 2000 y 3000 jaulas por día. Porque todo es artesanal, no usamos máquinas. Y además porque preferimos que haya mayor mano de obra de la ciudad ocupada».

El aserradero comenzó como una iniciativa municipal. Pero al comenzar a ver las perspectivas de trabajo importantes, sobre todo en una ciudad donde se depende en forma casi exclusiva de la producción frutícola, dejó de ser municipal para pasar a ser una sociedad del estado, cuyo presidente es Javier Parra. «Esta figura legal nos permite comercializar, porque el municipio no es una institución comercial. Pero este es un emprendimiento municipal», aclaró Funes.

Sobre los materiales subrayó que «la mayoría de la materia prima la compramos en la zona, pero más que comprar la hemos canjeado por material, parte por madera, y algunos chacareros nos dan madera o tablas para que les armemos los bins, y también están los productores que nos pagan tasas municipales con madera».