El barrio de Bariloche que lucha por los títulos de propiedad desde sus inicios

El Pilar se pobló en 1886. Se consolidó con la llegada de obreros viales y en 1972 fue reconocido, aunque sus habitantes nunca obtuvieron el título de propiedad.

Uno de los barrios más alejados de Bariloche, bien al sur, cumple 48 años desde su conformación. Fueron décadas de logros con la traza del barrio, el acceso a los servicios, la forestación del barrio y la llegada del transporte urbano. Pero hoy, la lucha de sus pobladores sigue siendo la misma.

En su aniversario 48 años, los pioneros del barrio Pilar I, sus hijos y nietos aun sueñan con acceder de una vez por todas al título de propiedad de esas tierras que habitan desde los años 70.

“Es una lucha de varias generaciones. La gente mayor nos va dejando y quedamos los sucesores con un mismo horizonte: conseguir los títulos. Es un barrio con una fuerte identidad y un fuerte arraigo”, resumió Elena Schwitzgaebele, de 37 años, que vive en Pilar I desde los 10 años.

Daniel Fuentes, presidente de la junta vecinal Pilar I, resaltó que “este espacio es preexistente a Bariloche”. Alá por 1886, recordó, el estado nacional le otorgó esas 625 hectáreas a Antonio Buenuleo, como parte de la Ley de Colonización.

Daniel Fuentes es el nuevo presidente de la junta Vecinal de El Pilar. Foto: Alfredo Leiva

“Era una de las zonas más alejadas. Se las dieron a Buenuleo porque era un baqueano y colaboraba con los caminos”, detalló el dirigente vecinal que además, es historiador.

Pero el origen del barrio se remonta al 15 de febrero de 1972. “En ese entonces, -agregó Fuentes- el nieto de Antonio Buenuleo le permitió a la empresa Robles asentar una cantera. A cambio, Vicente Robles abriría el camino que hoy conduce a la escuela del Pilar II y caminitos internos para que Buenuleo moviera sus bueyes. Fue como un canje”.

En ese momento, se montó un complejo obrero que permaneció hasta 1976 cuando Robles “dejó de ser una empresa caminera para comenzar a operar como Robles Catedral”.

“Mucha gente, como mi madre, habló con Buenuleo y él accedió a ir vendiendo terrenos a ojo y midiendo de a 10 pasos porque no había trazado. Hubo gente que compró a modo de inversión pero se dieron cuenta de que esto estaba lejos y terminaron vendiéndole a gente que ya vivía acá”, puntualizó Fuentes.

El centro de abuelos Golondrinas reúne a los pioneros del barrio El Pilar en Bariloche. Foto: Alfredo Leiva

Admitió que muchos extrabajadores de Robles “compraron esperanzados que algún día se regularice la cuestión de tierras”. Pero al día de hoy, nadie logró el título de propiedad y solo cuentan con el boleto de compra venta inicial.

El último censo indicó que poco más de 500 personas viven en los 120 lotes del Pilar I. Poco a poco fueron logrando el acceso a los servicios. Hoy pagan impuestos.

“El abogado Darío Rodríguez Duch cumplió un papel importante en la traza definitiva del barrio para hacer la mensura. Lo que se logró fue algo histórico: hubo acuerdo en 100 lotes sin problemas entre vecinos. Todo el mundo tuvo que reducir”, recalcó.

Con el trazado, intervino la Dirección de Registro Catastral. “Ahí ya teníamos un derecho adquirido que reconoce que no sos un usurpador, que compraste de buena fe. Pero todo eso está detenido por una cuestión burocrática”, apuntó Fuentes y concluyó: “Solo falta la decisión judicial. Lo único que falta es la firma del juez civil Mariano Castro”.


El centro de abuelos que reúne a los pioneros


Muchos de los primeros pobladores del barrio hoy forman parte del Centro de Abuelos Golondrinas. La mayoría llegó a Bariloche desde Jujuy, Salta, Catamarca y La Rioja ya que Robles era una empresa radicada en Salta.

“Yo llegué en el 74. Habíamos pagado el terreno a Buenueleo pero en todos estos años, dos veces pusieron la bandera roja para rematar el barrio. Nos querían sacar”, comentó Yolanda Rocha, la presidenta del centro que arrancó con 6 personas y hoy, son 20 que comparten viajes, salidas y talleres.

El Pilar es el barrio más alejado de la ciudad, al sur de Bariloche junto a la ruta 40. Foto: Alfredo Leiva

Además de la lucha por acceder a los títulos de propiedad, los vecinos de este sector bien al sur de Bariloche padecen inviernos crudos por la altura y han reclamado históricamente por el traslado del basural ubicado frente al barrio. Los reiterados incendios han generado gran cantidad de problemas de salud entre los vecinos.

“Padecimos nevadas intensas, no teníamos calles, ni colectivos. La luz se cortaba a las 22. Era todo pampa. No había árboles, solo algunos coirones. Entre todos fuimos haciendo todo”, recordó Rocha.

“Solo nos queda lograr el título -acotó la mujer- Antes de ser gobernadora, Arabela Carreras nos dijo que tendríamos los títulos pronto”.

Laura Ramos, la secretaria del centro Golondrinas, planteó: “Muchos abuelos se están yendo sin poder lograr el sueño de la tierra propia, en una lucha que lleva más de 30 años. Vemos con tristeza que los tiempos de la justicia se demoren tanto para solucionar un conflicto que ya debiera tener un resultado”.


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