andrea tapia

La arquitecta y académica Andrea Tapia comparte su mirada sobre este lugar, que eligió para desarrollar todo su potencial profesional. Entusiasta y profunda.

Andrea Tapia es una académica que fascina. Por esa voz potente con ese aire de la Italia donde vivió durante décadas con su familia. Por esa mirada que registra y escanea todo a su alrededor, que la lleva a maravillarse todo el tiempo.

Por esa capacidad de escuchar tanto al alumno que tiene enfrente, al colega arquitecto o bien al agua que pasa arrullando por el canal chico. Por estas cualidades es que vale conocer a esta platense a la que le bastaron tan solo 24 horas de recorrer Roca para decidirse que esta era su ciudad para una buena parte del resto de su vida.

P- Una razón por la que vivís acá.

R- No tengo una sola razón. He vivido en diferentes lugares en este país y en el exterior y siempre se da por una serie de razones que tienen que ver desde lo laboral hasta la peculiaridad física; el paisaje, sea natural o urbano más la componente sociocultural. Esas tres dimensiones para mí son importantes y deben estar presentes las tres cuando elijo un lugar donde vivir. Cuando vine la primera vez fue a fines de febrero de 2012 y me acuerdo del impacto del paisaje productivo, los canales y el verde. Todo eso me gustó. Me trasladé en febrero de 2013, luego de haber ganado un concurso nacional para el cargo de profesor en la UNRN y por el programa Raíces de repatriación de científicos del exterior. Vine a armar la carrera de arquitectura y la escuela.

P- Admitís que los canales de riego te pudieron mucho.

RComo arquitecta, lo que me llamó la atención es la obra faraónica que inmigrantes y argentinos realizaron a fines del siglo XIX y principios del XX para hacer de un desierto un oasis productivo. El sistema de canales de riego: esa estructura que organiza el territorio es fantástica. En otros lugares del mundo sería declarado patrimonio y no solo aprovechada para lo que fue hecha sino como atractivo turístico y constructor de paisaje.

P- Decís que “hay que tener orgullo” del trabajo de nuestros abuelos chacareros.

RComo argentinos deberíamos estar orgullosos de lo que se realizó hace más de 100 años con nada. En como un territorio inhóspito, con una vegetación rala y salvaje, se convirtió en manos de estos hombres y mujeres en un paraíso. Nadie se pregunta por qué con la tecnología que hoy tenemos esto mismo no se realiza. ¿Será que no podemos construir utopías? Por el valor de esas generaciones que pensaron no en ellos sino en el futuro de muchas otras generaciones hay que sentir orgullo. Por su generosidad, por haber pensado en nosotros, en las generaciones que venían. Hoy se corta un árbol porque “hace hojas”, dice la vecina, o porque “me rompe la vereda”, piensa en el aquí y el ahora, sin darse cuenta, por ejemplo que se quedará sin sombra, que su casa en verano se calentará más… En cambio nuestros abuelos plantaron los árboles del canalito y de las plazas del centro y tal vez no llegaron a gozar de su sombra. Eso es de admirar, de imitar, de recuperar y visibilizar.

P- Has advertido que podemos llegar a ser el desierto que alguna vez fuimos.

RComo urbanista soy muy crítica en cuanto a la transformación de tierras productivas en áreas urbanizadas. La ciudad todavía puede desarrollarse dentro de su propios límites porque hay mucha tierra vacante con servicios, bien ubicada. El avance sobre las tierras productivas no solo hace menos eficiente la ciudad sino que come y transforma de manera insostenible un territorio que es un oasis. Lo urbano no puede superar cierto porcentaje sobre las áreas verdes, ya que sabemos que la superficie construida cambia abruptamente el comportamiento climático de la zona. Entiendo los problemas de los productores, y que la especulación inmobiliaria es una gran tentación, ya que la tierra a urbanizar se paga mejor que la tierra productiva. Pero también se que el valle es el valle porque es productivo, y que para seguir manteniendo ese carácter, esa identidad, proporcionar una buena calidad de vida, se necesitan de políticas que sostengan la producción, dignifiquen ese trabajo y que la gente no tenga que migrar a otros lugares para poder hacer lo que sabe hacer.

P- ¿Qué oportunidades y ventajas ves de acá a los próximos 30 años?

R- Roca es una “joyita”, un “Gioiello”. Es una ciudad sostenible, amigable, una de esas ciudades que se caracterizan por el buen vivir. Sus oportunidades son la complejidad y la multiplicidad, es una ciudad universitaria, de servicios y productiva, es decir su economía ( y de esto no sé mucho) es variada, en palabras pobres, como decía uno de mis profesores, no tiene los huevos puestos en la misma canasta. Y eso es una ventaja. Junto a ello, hay un muy buen desarrollo de las artes, para mi poco explotado aún. Tiene la riqueza de su paisaje y el uso del río como área recreativa, aun poco desarrollado, como espacio público. Aquí me detengo en algo conceptual: el paisaje es espacio público. El río y las bardas tienen que ser concebidas como tales.

P- ¿Ves un entorno innovador y emprendedor ?

R- Sí, la Universidad Nacional de Río Negro al decidir colocar en esta ciudad la escuela de arquitectura , arte y diseño, de alguna manera uniendo sinergias con el IUPA, está creando las bases para la innovación y el desarrollo del emprendedurismo. A partir de la apertura de la carrera de diseño de interiores y mobiliario, vidrieras y fachadas de los negocios se han actualizado, de la misma manera bares y restaurantes: eso es una muy buena señal porque significa, entre otras cosas, que lo que se genera en el territorio queda en el territorio.

P- ¿Qué conversación pública debiéramos tener en pos de un futuro mejor?

R- La ciudadanía de Roca tiene que preguntarse en qué ciudad quiere vivir y qué tipo de ciudadano quiere ser. Porque las ciudades son la construcción material de ideologías. Es decir son la materialización de una ética pública. Esta construcción es colectiva, o debiera serlo. Hoy nos encontramos con ciudades que las denominamos fragmentadas. ¿La razón? Porque están construidas por intereses particulares, no hay un “público” que ponga a todas las partes a concertar y articular. La pregunta a responder es cuál es la ciudad que deseamos y la respuesta debe ser una construcción colectiva. (H. L.)

Urbanismo

“El buen vivir puede caracterizarnos como ciudad”

La arquitecta y académica de la UNRN comparte su mirada sobre este lugar que eligió para desarrollar todo su potencialr profesional.

Horacio Lara

Andrea Tapia es una académica que fascina.

Por esa voz potente que tiene aire de la Italia donde vivió durante décadas con su familia. Por la mirada que registra todo su alrededor, que la lleva a maravillarse todo el tiempo.

Por la capacidad de escuchar tanto al alumno que tiene enfrente, al colega arquitecto o bien al agua que pasa arrullando por el canal chico de la ciudad.

Por estas cualidades es que vale conocer a esta platense que le bastaron tan solo 24 horas de recorrer Roca para sentir que esta era su ciudad para una buena parte del resto de su vida. Como es joven ese resto, afortunadamente, es largo y prometedor.

– Una razón por la que vivís en Roca.

– No tengo una sola razón para vivir en Roca. He vivido en diferentes lugares, en este país y en el exterior, y siempre se da por una serie de razones que tiene que ver desde lo laboral, hasta la peculiaridad fisica, es decir alguna cuestión ligada al paisaje, ya sea natural o urbano , más la componente sociocultural. Esas tres dimensiones para mi son importantes y deben estar presentes las tres cuando elijo un lugar donde vivir.

Si bien la primera aproximación a Roca fue por cuestiones laborales, no tomé la decisión de trasladarme solo por ello. Cuando vine, la primera vez, fue a fines de febrero de 2012 y me acuerdo del impacto del paisaje productivo, los canales y el verde, eso me gustó. Estuve solo 24 horas de un día de semana, la tranquilidad de la hora de la siesta y la presencia de tres instituciones universitarias, el IUPA, la UNCo, y la UNRN. Además de Casa de la Cultura y un pequeño cine. Todo esto podría ser parte de una gran ciudad, con lo que eso significa, vertigo, desorden, indiferencia, anonimato. Todo lo tenemos a la vez aquí, en una ciudad de menos de 100.000 habitantes, sin grandes conflictos sociales, con una vocación de cultura. Cultura que nace con los primeros pobladores, esos primeros inmigrantes de fines del 800.

– ¿Cómo es que llegaste a Roca y cuándo?

Me trasladé a Roca en febrero de 2013, luego de haber ganado un concurso nacional para el cargo de profesor en la UNRN y por el programa RAICES de repatriación de científicos del exterior. Vine a armar la carrera de arquitectura y la escuela.

– ¿Qué es lo primero que te llamó la atención de esta ciudad?

Como arquitecta, lo que me llamó la atención es la obra faraónica que inmigrantes y argentinos realizaron a fines del siglo XIX y principos del siglo XX para hacer de un desierto un oasis productivo. El sistema de canales de riego: esa estructura que organiza el territorio es una estrctura fantástica. En otros lugares del mundo sería declarado patrimonio, y no solo aprovechada para lo que fue hecha, la producción frutihortícola, sino como atractivo turístico, como constructor de paisaje, que construyó durante tantos año la identidad de todo este valle.

– Sostenés siempre que “hay que tener orgullo” del trabajo de nuestros abuelos en las chacras… ¿por qué tu interés en llamar la atención en este punto?

– Creo que como argentinos deberíamos estar orgullosos de lo que se realizó hace más de 100 años con nada, un territorio inhóspito, con una vegetación rala, salvaje se convirtió en manos de estos hombres y mujeres en un paraíso, nadie se pregunta por qué con la tecnologia que hoy tenemos esto no se realiza. ¿Será que no podemos construir utopías? Por el valor de esas generaciones que pensaron no en ellos sino en el futuro de muchas otras generaciones hay que sentir orgullo. Por su generosidad, por haber pensado en nostros, en las generaciones que venían. Hoy se corta un árbol porque “hace hojas”, dice la vecina, o porque “me rompe la vereda”, pienso el aquí y el ahora, sin darse cuenta, por ejemplo que se quedará sin sombra, que su casa en verano se calentará más, que la tierra entrará con mayor facilidad … En cambio nuestros abuelos (yo no soy de aqui, pero son un poco míos también, o al menos me gusta pensarlo) plantaron los árboles por ejemplo del canalito o de las plazas del centro, y tal vez no llegaron a gozar de su sombra. Eso es de admirar, de imitar, de recuperar y visibilizar.

– Sos crítica con respecto a la invasión de urbanización en tierras productivas que costó tanto alcanzarlas… ¿advertís que podemos llegar a ser el desierto que alguna vez fuimos?

– Como urbanista soy muy crítica en cuanto a la transformación de tierras productivas en áreas urbanizadas, la ciudad todavía puede desarrollarse dentro de su propios límites, ya que hay mucha tierra vacante con servicios, bien ubicada. El avance sobre las tierras productivas, no solo hace menos eficiente la ciudad sino que come y transforma de manera insostenible un territorio que es un oasis. Lo urbano no puede superar cierto porcentaje sobre las áreas verdes, ya que sabemos que la superficie construida cambia abruptamente el comportamiento climático de la zona. Entiendo los problemas de los productores, y que la especulación inmobiliaria es una gran tentación, ya que la tierra a urbanizar se paga mejor que la tierra productiva. Pero también se que el valle es el valle porque es productivo, y que para seguir manteniendo ese caracter, esa identidad, proporcionar una buena calidad de vida, se necesitan de políticas que sostengan la producción, dignifiquen ese trabajo y que la gente no tenga que migrar a otros lugares para poder hacer lo que saben hacer bien.

-¿Qué oportunidades y ventajas ves en Roca para proyectarla de acá a los próximos 30 años?

– Roca es una “joyita” un “Gioiello”. Podría ser una ciudad sostenible, amigable, una de esas ciudades que se caracterizan por el buen vivir. Sus oportunidades son la complejidad y la multiplicidad, es una ciudad universitaria, de servicios y productiva, es decir su economía ( y de esto no sé mucho) es variada, en palabras pobres, como decía uno de mis profesores, no tiene los huevos puestos en la misma canasta. Y eso es una ventaja. Junto a ello, hay un muy buen desarrollo de las artes, para mi poco explotado aún, está dirigido a los lugareños al que sabe que existe. Tiene la riqueza de su paisaje y el uso del río como área recreativa, aun poco desarrollado, como espacio público. Aqui me detengo en algo conceptual: el paisaje es espacio público. Por lo tanto el río y las bardas tiene que ser concebidas como tales.

Temas como la concepción del paisaje como recurso para el desarrollo económico, junto a sistema de movilidad integrales, al sostén de las áreas productivas, al recupero del patrimonio identitarios, canales de riego y alamedas, como la densificación de la ciudad son algunos de los temas que se pueden desarrollar en una agenda para Roca a 30 años, aprovechando el potencial de todo lo que tiene la ciudad pero que aun no suena como una sinfónica.

– ¿Ves un entorno innovador y emprendedor para la industria creativa en Roca?

Sí, la Universidad Nacional de Río Negro al decidir colocar en esta ciudad la escuela de arquitectura , arte y diseño, de alguna manera uniendo sinergias con el IUPA, está creando las bases para la innovación y el desarrollo del emprendedurismo. A partir por ejemplo de la apertura de la carrera de diseño de interiores y mobiliario, las vidrieras y las fachadas de los negocios se han actualizado, de la misma manera los bares y restaurantes, eso es una muy buena señal. ya que significa entre otras cosas que lo que se genera en el territorio queda en el territorio.

– ¿Qué conversación pública te parece que debiéramos tener lo que vivimos hoy acá en pos de un futuro mejor?

– Como todas nuestras ciudades , Roca, su ciudadanía tiene que preguntarse en qué ciudad quiere vivir y qué tipo de ciudadano quiere ser. Porque las ciudades son la construcción material de ideologías. Es decir son la materialización de una ética pública. Esta construcción es colectiva, o debiera serlo. Hoy nos encontramos con ciudades que las denominamos fragmentadas. ¿La razón? Porque están construidas por partes, por intereses particulares, no hay un “público” que ponga a todas las partes a consertar y articular. La ciudad es toda, no solo el centro sino también barrio Nuevo, Las 250… La pregunta a responder es cuál es la ciudad que desamos y la respuesta es una construcción colectiva.

emiliana cantera

ANDREA TAPIA

“Esta es una tierra de oportunidades. Una ciudad amigable, sostenible… para mí es una joyita de Gioiello”.


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