El Chañar tendrá el único hotel de lujo de Neuquén

Abre el mes que viene, con servicios de alta gama. Un spa con vinoterapia y un winebar, los atractivos.

NEUQUÉN (AN).- De San Patricio del Chañar será el privilegio de tener el primer hotel cinco estrellas de lujo de la provincia de Neuquén. Valle Perdido Wine Resort abrirá el mes que viene sus puertas con servicios de altísima gama, igual que sus vinos, que por ahora se siguen vendiendo en todo el mundo menos en Argentina. Su dueño, el abogado Fernando Muñoz de Toro, había anunciado que el hotel estaría abierto en enero, pero toda apertura tiene sus retrasos.

Esta demora le permitió al hotel buscar nuevos horizontes internacionales: acaba de ser incluido en la red de The Small Luxury Hotels of the World, que en Argentina tiene como único integrante a Correntoso, en Villa La Angostura.

El hotel tiene una calidad homogénea y detalles asombrosos, como por ejemplo las cavas particulares para que el que quiera pueda hacer su propio vino, con la lógica asistencia de los especialistas de la bodega, y pasillos con vistas únicas a los toneles.

Valle Perdido es un hotel en bodega único en el país y está en lo alto del valle del río Neuquén, donde se consolidó el complejo vitivinícola neuquino.

Como Muñoz de Toro Patagonia SA (así se llama la sociedad que también integra la esposa del abogado, Virginia Alimonda) compró hace un par de años una bodega en funcionamiento, también heredó la deuda con el Estado provincial por los créditos que el Instituto Autárquico del Desarrollo Productivo (Iadep) les dio a un puñado de empresarios durante los gobiernos anteriores.

Pero buena parte de lo que incorporó a la producción de vinos y el hotel corresponden a inversiones propias.

El hotel fue levantado delante de la bodega, pero de manera integrada. En cada nivel, un atractivo: un spa con vinoterapia, un winebar y un restaurante.

El spa tiene, además de la novedad de la vinoterapia, sauna, ducha escocesa, gimnasio, masajes. Una pileta «in and out» con todas las sofisticaciones llamará la atención durante el invierno de parras secas y el verano abrasador.

El winebar viene con un detalle de calidez: el piso es de roble francés, pero obtenido de barricas en desuso, para lo que fue necesario enderezar las tablas curvadas para la guarda. Se servirán tés y cafés diferentes, prometen.

El restaurante apunta a una redefinición de la cocina argentina y patagónica. «La gente que viene acá no quiere cocina francesa», dijo Muñoz de Toro durante una recorrida por el hotel en ciernes junto al gerente del hotel, Adrián Paniccia.

Botellas de sauvignon blanc 2007, chardonnay roble 2007, un malbec rosé 2007, pinot noir 2007, malbec 2006, cabernet sauvignon/merlot 2006 y el reserva Patagonia malbec 2006 ya partieron a Gran Bretaña, Holanda y Estados Unidos.

Algunas de esas botellas tiene como característica la tapa a rosca, antes relacionada con los vinos comunes y ahora apreciadas por el mercado de la alta gama.

En las 96 hectáreas que incorporaron a la finca el año pasado ya crecen las vides.

Los detalles, la integración a la red de los pequeños hoteles de lujo (tiene una docena y media de habitaciones) y los servicios convierten a este hotel en una opción de altísima gama, con precios acordes a esa oferta.


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