El «Chango» Moreno no cree que sea el salvador de la «Academia»

BUENOS AIRES (DyN).- El goleador Alfredo Moreno dijo que palpita su debut en Rácing -el domingo ante Chacarita- con el recuerdo de los tres goles que para Boca le marcó al equipo tricolor, por el Clausura 1999, a mediados de marzo de ese año.

«Aquel partido fue muy lindo. Ojalá pueda volver a meter tantos goles, pero si no puedo, voy a irme conforme dando un buen pase para que lo meta un compañero. O siéndole útil al equipo».

Sólo permanecerá cuatro meses y medio a préstamo en la «Academia», una suerte de pasantía en el empobrecido presente del fútbol argentino que, como ésta, admite originales transacciones.

No obstante, el «Chango» Moreno se ha trazado como desafío devolver con goles la confianza que en él han depositado dentro de su nuevo club, tal como se lo confiesa a DyN.

¿Con qué expectativas llegas a Rácing?

– Quiero hacer un buen campeonato, pero desde ya anticipo que no voy a ser un salvador. Ni de Rácing, ni de nadie. Yo vengo a aportar mi granito de arena. Y estoy seguro de que con buena voluntad, en lo personal y en lo colectivo, se va a conseguir lo que nos propongamos.

¿Algunos en Boca dijeron que te agrandaste después de marcar 13 goles en partidos oficiales, siete por torneos locales y seis por la Copa Libertadores; o 25 tantos en 17 cotejos, contando los amistosos…

– Por suerte, no los escuché. Ni me hubiera interesado escucharlos. Pero, por las dudas, aclaro que sigo siendo el mismo que vine a Buenos Aires desde Santiago del Estero. Hacer goles, por más que sean muchos, no me cambió ni me va a cambiar la vida.

¿No atemoriza firmar contrato en un club que se encuentra inmerso en un proceso judicial de quiebra?

– El club está en una situación difícil. Y quiero ayudar para que pueda salir adelante. Voy a romperme el alma por esta camiseta.

¿Futbolísticamente, en qué cambió tu situación desde que dejaste Boca?

– En que voy a tener continuidad para jugar, una de las claves fundamentales para que un futbolista ande bien. Por eso, sólo quiero pensar en Rácing.

Si los resultados no acompañan, es factible que bajen presiones de la propia tribuna de Rácing.

– Las presiones no me inquietan. También las tuve en Boca, y me acostumbré. La gente va a querer que convierta diez goles en el primer partido, pero yo no me tengo que desesperar.

Los vaivenes de un joven «romperredes»

BUENOS AIRES (DyN) – Jalonada por vaivenes que lo encumbraron en el altar de la euforia por haber conseguido un récord de goles, pero luego desbarrancó hasta la marginación de ser considerado en el último lugar, Alfredo Moreno es dueño de una historia rica en anécdotas e hitos imposibles de soslayar al repasar su vida.

Su vocación por el deporte despertó casi en la cuna. Pero fue el ciclismo el que le permitió sobresalir entre los 3 y 8 años mientras matizaba con el fútbol sus ratos libres. Así empezó a destacarse por los goles que convertía en las divisiones infantiles y juveniles del club Estudiantes, de su Santiago, donde quedó disfónico por romper redes hasta 1995. Tanto era así, que pibes con más años iban a buscarlo a la casa y le ofrecían «un peso por gol» al padre, para dejarlo ir a jugar con ellos.

A los 15 años no se atemorizó por embarcarse en la gran aventura de salir a la conquista de Buenos Aires y probó suerte en el modesto Dock Sud. Allí, su escalada fue meteórica porque Jorge Griffa detectó su talento en un amistoso y, por 240.000 pesos se lo fagocitó para que militara en las inferiores de Boca, donde pegó más de 40 gritos de gol.

Como otros eran los atacantes que obtenían oportunidades de Carlos Bianchi, a Moreno le propusieron emigrar al Necaxa, de México, donde debió atravesar un oscuro intérvalo de tres meses. No logró adaptarse, jugar o cobrar lo que le habían prometido.

A los 19 años, debutó en la primera de Boca. Fue el 26 de septiembre de 1999 ante San Lorenzo, poco antes de la grave lesión de Martín Palermo. Entonces, la ausencia del platinado artillero le permitió tener continuidad y señalar un promedio de más de un gol por encuentro, de los cuales tres los sufrió una misma tarde Chacarita. A los pocos días, estableció el récord de los cinco al Blooming, de Bolivia, por la Libertadores (fue su apoteosis y la mayor goleada xeneize en este certamen continental).

Entonces, se produjo el «Fenómeno Moreno», ya que no había medio de comunicación que no se refiriera a sus deslumbrantes goles, que tratará de anotarlos en Rácing.