El comercio exterior de 2021, una luz al final del túnel

Las exportaciones y el superávit comercial en lo que va del año son de los mejores en décadas. Una nueva oportunidad de anclar el ingreso de divisas y el crecimiento.

Al mundo. En medio de la crisis y de la pandemia, las exportaciones argentinas se abren camino en el mercado internacional.

Pocas son las ocasiones en que existe un dato virtuoso en el tablero macro económico. Muchas menos las veces en que esos datos positivos resultan determinantes en la dinámica de la gestión de la economía. A ello hay que agregar, que cuando tales datos surgen, probablemente quedan eclipsados por la agenda pública, la cual transita por carriles diferentes al de la proyección macroeconómica de largo plazo.


Es exactamente lo que sucedió esta semana. El dato en cuestión se relaciona con los resultados del comercio exterior en lo que va de 2021. Cuando la pandemia aun no cede y la crisis en ciernes no da respiro, los primeros nueve meses del año revelan una dinámica exportadora pocas veces vista en los últimos treinta años.


La agenda económica de la semana en cambio, posó los flashes en otros temas, no menos importantes, pero con una carga menos alentadora de cara al futuro inmediato. Sin embargo, una mirada en perspectiva permite encontrar en la dinámica actual del comercio exterior, un potencial anclaje de cara al postergado crecimiento de la matriz productiva y el empleo.

Agenda con carga negativa


El tema principal de la semana volvió a ser el dólar. En medio de la incertidumbre pre electoral y las tensiones entre el gobierno y las empresas a raíz del congelamiento de precios, el tipo de cambio informal registró su máximo valor en el año y alcanzó su récord histórico. No hay dudas de que el mercado del blue es pequeño, volátil, y sensible al momento que atraviesa el escenario. La realidad es que si se compara en términos interanuales, los $198 a los que cerró el paralelo esta semana, no lucen demasiado distintos a los $195 que registraba en la tercera semana de octubre de 2020. No obstante, atravesar la barrera psicológica de los $200 es todo un símbolo en relación al impacto en los precios minoristas, atados a la expectativa de devaluación.


La puesta en marcha del congelamiento de precios, fue otro de los ejes temáticos de la semana. Difícilmente la medida logre solucionar la inflación. A lo sumo quizá logre contener las subas de precios en la canasta alimentaria antes de fin de año, y sin duda generará tensiones entre los consumidores y los pequeños comerciantes, último eslabón (y el más débil) de la cadena de distribución y comercialización. En ese marco, la amenaza de las grandes alimenticias en relación a un potencial desabastecimiento, no guarda relación alguna con el nivel de ganancias que supieron amasar durante la pandemia.

La coyuntura pone por delante una agenda de temas relacionados a las restriccciones reales y desequilibrios macro que arrastra la economía hace años.


El tercer ítem prioritario en la lista de temas económicos de esta semana, fue el potencial acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. La cumbre del G20 en Roma, pone al gobierno frente a la última oportunidad del año para entablar diálogo directo con los representantes del organismo multilateral y con los mandatarios de los principales países socios, aquellos que tienen silla en el board. Serán ellos quienes definirán la suerte del acuerdo. Especialmente Estados Unidos, quien ostenta el 17% de los votos en el directorio del Fondo. Sin el apoyo de la gestión Biden, el acuerdo no se materializará.

La rebaja de tasas que persigue Guzmán de parte del organismo, parece ser la llave que falta para destrabar la firma, aunque la relación entre el país y el FMI parece haberse tensado tras el regreso de Guzmán en su última misión a Washington. El conductor de la política económica sorprendió esta semana con fuertes definiciones.

En dos ocasiones repitió que “El FMI bancó la campaña política de Mauricio Macri y ahora el pueblo argentino está intentando financiar esa deuda en cuotas”. Luego aclaró que “la peor opción es que no haya acuerdo”. Pero la estrategia luce como un intento de resaltar la responsabilidad que le cabe al propio Fondo en el desbarajuste económico actual. En la misma línea se expresó el Presidente de la Nación Alberto Fernández durante el masivo acto en que se conmemoró la muerte de Néstor Kirchner.


Con semejante cúmulo de temas, uno de los datos más positivos que ha arrojado el tablero macroeconómico en los últimos tiempos, pasó verdaderamente desapercibido. El resultado comercial de los primeros nueve meses del año es particularmente bueno. Tan bueno que eclipsa los datos de los años en que el precio de la soja supo ubicarse por encima de los u$s 600 a mediados de los años 2000.

Luz al final del túnel


Prácticamente no hay excepciones. La mayoría de los análisis económicos por estos días, ponen de relieve las serias inconsistencias que atraviesa la macro economía nacional.
No les falta fundamento. La inflación volvió a perforar el 50% anual, regresó la tensión cambiaria, el salario caerá en 2021 por quinto año consecutivo, y cuatro de cada diez argentinos es pobre.


No obstante, los mismos analistas que suelen ser críticos de la actual gestión económica, señalan una y otra vez la necesidad de fortalecer el comercio exterior como el grifo para el ingreso de divisas genuinas, producto del crecimiento del trabajo y el empleo argentino colocados en los mercados internacionales. Los datos recientemente publicados por el Indec acaban de ofrecerles un guiño que les pasó inadvertido.


En efecto, entre enero y septiembre de 2021 las exportaciones argentinas alcanzaron los u$s 58.276 millones. Para encontrar una cifra similar, hay que remontarse hasta el año 2013, cuando las exportaciones en los primeros nueve meses totalizaron u$s 59.896 millones.

El resultado comercial de 2021 ofrece un potencial anclaje de cara a la recuperación productiva con foco en la reinserción argentina al mundo.


No solo ello, sino que el superávit comercial entre enero y septiembre llegó a los u$s 12.322. Nunca en los últimos 30 años se registró un nivel semejante de superávit comercial semejante en los tres primeros trimestres del año.
Al indagar acerca de los fundamentos de tal dinámica comercial, resulta inexorable que la mejora en los precios internacionales de las comodities es determinante para el salto del monto de las exportaciones argentinas.


El último informe de Macroview, la consultora del ex funcionario macrista Carlos Melconian, señala que el grueso de los bienes que Argentina exporta mejoró su precio en el último año. Los granos lo hicieron un 43%, el petróleo un 60%, las manufacturas industriales un 15% y los automóviles un 9%.


El citado informe indaga además en la relación precio cantidad, y ofrece otro dato sensiblemente positivo. En el cuadro adjunto, Macroview realiza un raconto de las últimas tres décadas de exportación señalando los años en que el crecimiento de las ventas al exterior estuvo anclado en precios (2007, 2008, 2011) y aquellos en que estuvo sustentado en un crecimiento de los volúmenes transados (1994, 1995, 1997, 1998, 2005, 2010, 2019). Señala sin embargo que 2021 es un año llamativamente bueno por la combinación entre la mejora de los precios internacionales y el crecimiento de las cantidades exportadas. El informe resalta que se trata de la mejor combinación precio-cantidad de la historia del comercio exterior argentino.


Si se observa el gráfico que acompaña la nota, surgen dos contrastes que dan cuenta de la importancia que reviste el dato publicado la semana pasada.


El primero de ellos, es que el registro de exportaciones de los primeros tres trimestres de este año, es mayor al acumulado anual de 2015, 2016 y 2020, y casi idéntico al acumulado anual de 2017. El dato permite anticipar que de no suceder algo extraordinariamente raro, el año 2021 se inscribirá entre los años de mejor performance exportadora de la última década. De igual forma, el superávit comercial se encamina a ser de los cuatro mejores años desde el regreso de la democracia.


El segundo radica en el grado de apertura comercial. Un latiguillo de la ortodoxia económica repite como un mantra que para mejorar la posición de comercio es necesaria una apertura total e indiscriminada. Hasta el día de hoy, la serie histórica contradice el postulado. El año de mayores exportaciones de la historia argentina sigue siendo el 2011, con u$s 84.051 millones, y el de mayor superávit comercial el 2009, con u$s 16.886 millones. Los datos vuelven a darle la espalda a los fundamentalistas de la apertura sin condiciones: 2021 volverá a ser récord mediante una política comercial proteccionista.

Datos

u$s 58.276
Los millones que exportó Argentina en lo que va de 2021. Son los mejores nueve meses en los últimos 8 años.
u$s 12.322
El superávit comercial en lo que va del año. Nunca antes hubo tal resultado en 9 meses.

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