El desafío de transformar la Región Sur


Se puede decir que es una región donde aún todo está por hacerse. Llegará el día en que la Región Sur dejará de ser la hermanita pobre de los rionegrinos.


El Ente para el Desarrollo de la Región Sur, que actualmente preside Guillermo Oliva Tagle, ha sido y es la principal herramienta de planificación y desarrollo de toda una gran región que equivale al 60% de la superficie de la provincia de Río Negro, con una gran diversidad en lo productivo, geográfico y climático.

El objetivo general del mismo “tanto en la Constitución Provincial y de manera más explícita en la ley reglamentaria, es planificar y coordinar las acciones necesarias para la promoción integral, económica y social de la Región Sur de Río Negro, a los fines de equipararla con el resto de las regiones de la provincia, teniendo en cuenta la histórica condición marginal que tenía esta zona”.

¿Se ha cumplido este objetivo? Podemos decir que en parte. Si bien ha sido arduo y complejo el trabajo del Directorio, la realidad cambiante en que vive la región y el mundo obliga a un nuevo desafío: replantear el criterio de planificación y desarrollo que, si bien años atrás eran necesarios y urgentes para atender la coyuntura, un nuevo contexto exige nuevas respuestas, pensando en un territorio donde a las contingencias existentes se han añadido nuevos factores que se suman a la complejidad de resolverlos.

Por ejemplo, el avance de la desertificación, los recursos hídricos, el abastecimiento de energía, el cambio climático, las variables de demanda del mercado, el despoblamiento de los campos y, muy especialmente, la falta de una reconversión de sus materias primas generando valor agregado a sus productos y muy especialmente mano de obra, la que debe ser calificada y preparada, porque todo ha cambiado notablemente.

Hay que redefinir los programas y direccionarlos a las nuevas necesidades que los nuevos tiempos demandan, dando continuidad a aquellos que han sido exitosos luego de una evaluación de sus fortalezas y debilidades.

Como todas las cosas de este mundo (que por muchos años para la Región Sur ha sido ancho y ajeno) el territorio se encuentra en plena transformación y muchas cosas han variado. Ya no se pueden atender las mismas demandas uniformadas para toda la región, sino que se deben contemplar las particularidades distintivas de cada una, porque presentan diferencias en lo productivo, en lo turístico, en las comunicaciones y en lo geográfico. No es lo mismo la estepa que los valles menores, por ejemplo, y cada uno tienen rasgos distintivos.

Hay que intentar poner la región a la altura de la evolución y pensar su futuro a largo plazo, caso contrario poco cambiará.

¿Por qué no pensar, por ejemplo, en parques eólicos y energías alternativas, aprovechando el recurso del viento? ¿Por qué no estudiar cómo otros países más desérticos han logrado la siembra de pasturas exitosas? ¿Por qué no aprovechar la instalación de telares para la transformación del pórfido granítico, que ahora se lleva en bruto hacia Europa? ¿Por qué no aprovechar la cría de cerdos, conejos, gallinas y huevos, donde la demanda está en crecimiento y es cada vez mayor en nuestra misma provincia? ¿Por qué no fomentar las iniciativas para el estudio de nuestra flora, cuyas plantas tantas propiedades terapéuticas tienen? ¿Por qué no propiciar las escuelas técnicas para evitar que los jóvenes emigren de la zona?

Se puede decir que es una región donde aún todo está por hacerse. Llegará el día en que la Región Sur dejará de ser la hermanita pobre de los rionegrinos y estará en condiciones superlativas y de igualdad con otras zonas más favorecidas.

Porque tiene todo: estepa, valles, recursos naturales y humanos, culturas ancestrales, leyendas orales, pero especialmente identidad en su gente, que es sufrida, hospitalaria y trabajadora y de mano franca, que jamás ha bajado los brazos, ni por las sequías, por los aluviones, por las cenizas, por los malos caminos, por las enormes distancias, por los bajos precios de sus productos y por las miles de contingencias que la vida les depara en forma cotidiana.

¿Ha tenido una dirigencia acorde? Sí, más allá de aciertos y errores. El Ente ha sido fruto de esa dirigencia que desde muchos años ha bregado con una región en marcha. Y nada se gana con críticas malintencionadas. Sirve, sí, y mucho, la autocrítica responsable de sus actores.

Se sabe: “Las grandes obras las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos”.

* Director del Ente de Desarrollo por el Concejo Deliberante de Valcheta. Escritor.


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