El desafío es estabilizar la parte del bloque de roca que no cayó sobre la Ruta 40

La geóloga de Vialidad Nacional Paula Aceituno explicó ayer que en toda la región andina “el cerro, la roca tiene muchas fisuras producto de los agentes naturales y aquí precisamente con el clima, el agua que entra por las fisuras se congela, tiene un ciclo de expansión, retracción que va abriendo esas grietas y con el paso de los años suceden eventualidades como ésta (por el derrumbe)”.

Aunque admitió que “es muy raro que sucedan eventualidades tan grandes, pero suceden”.

La geóloga estuvo ayer junto al ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, y el ministro de Defensa de Nación, Oscar Aguad, y el gobernador neuquino, Omar Gutiérrez, en el lugar del derrumbe, que ocurrió el 23 de julio pasado.

Dijo que la mitad del bloque de roca que cayó “no terminó de desprenderse”. “En este momento se encuentra inestable. Por eso no se habilita el tránsito en la zona y hemos convocado a especialistas en estabilización de laderas para comenzar con los trabajos”, explicó.

Indicó que “primero hay que intentar remover ese bloque, que no sabemos si será posible y si no fuera posible estabilizar ese bloque in situ”.

Dijo que los especialistas de la empresa Paramassi Ibérica están desde el miércoles pero no pudieron acercarse al sector porque esa jornada llovió mucho y no era seguro ingresar a la zona.

“Una vez que tengamos un panorama general de la situación de ese bloque inestable, intentaremos volcarlo”, explicó. Lo harán con gatos hidraúlicos.

“Si lo logramos, la tarea siguiente será remover el material de menor tamaño que está inestable en la ladera y si todo sale bien podemos remover el material de la ruta y habilitar más fácil”, añadió la geóloga.

“Si no podemos tirar el bloque comenzarán las tareas para estabilizar ese sector con anclajes de pernos, cable y redes de cables de acero y eso nos va a llevar mas tiempo”, indicó.

Dijo que el problema abarca un sector de unos 150 metros de largo, pero el desprendimiento afectó, en realidad, unos 30 ó 40 metros de ese contratalud.

El gerente de la empresa, Marcelo Greco, dijo ayer que el tema de las voladuras “está descartado porque, en general, tiene un riesgo que es afectar más aún el macizo rocoso, que tiene una inestabilidad geológica». Advirtió que, eventualmente, «la voladura en algunos casos puede ser contraproducente”.

La idea es poner mallas o pantallas de acero, que contengan las rocas que se pueden deslizar. “Como una cama que tiene resortes, que actúan cuando reciben la carga y dejan la carga colgada”, describió ayer una fuente de la empresa en el lugar. Dijo que las mallas se sujetan a la roca con bulones y las importan desde Italia o Dubai, donde se fabrican.

Aceituno dijo que las rocas andesitas del macizo donde ocurrió el derrumbe se formaron hace unos 50 millones de años. “Son nuevas, porque las rocas más antiguas tienen 3.600 millones de años”.