El día que miles de estadounidenses se convirtieron en argentinos

El fútbol genera cosas impensadas como, por ejemplo, que miles de estadounidenses se conviertan, al menos por un día, en argentinos, en el marco del superclásico sudamericano frente a Brasil en el estadio MetLife o New Meadowslands, de New Jersey. La fiebre de los norteamericanos por el seleccionado albiceleste tuvo un sólo responsable: Lionel Messi. Es que el rosarino trasciende fronteras y hasta cambia costumbres. La realidad es que el fútbol en Estados Unidos no es una pasión, pero hoy todo varió. El mejor jugador del mundo todo lo puede. Por eso no sorprendió que en la previa del partido, en el estacionamiento del MetLife, se viviera una verdadera fiesta con miles y miles de personas con las camisetas de Argentina, las más nuevas con el 10 y las más viejas con el 18, todas con un mismo nombre: Lionel Messi. Y sino con la tradicional de Barcelona, donde el rosarino despliega toda su magia en el fútbol español. Todo eso acompañado con mucha comida, mucho alcohol y, además, música de todos los géneros posibles, bien al estilo estadounidense. Así, se mezclaron con las argentinos “genuinos”, que se diferenciaron por tomar vino tinto y escuchar a Rodrigo o a Patricio Rey y los Redonditos de Ricota. Y por tener las remeras de Boca, River, Rosario Central, Estudiantes de La Plata y Tigre, en lugar de cerveza, salchichas y música tropical o pop. “Esto acá es así. Se disfruta mucho más la previa que el partido, al menos ellos. Nosotros no. Eso sí, copiamos esto de comer un asadito o unos choripanes, pero un rato antes del pitazo inicial estamos adentro de la cancha”, le dijo Gustavo, un argentino de Avellaneda, que desde hace más de una década vive en New York. “Esto para nosotros es fantástico. Tener al seleccionado y a Messi, sólo nos faltó (Carlitos) Tevez”, se lamentó mientras escuchaba, junto a su esposa e hijos, por radio el duelo entre Banfield y “su” Boca, en el sur, por la 17ma. fecha del Clausura. Del otro lado estaba toda la alegría brasileña. La diferencia fue que eran todos brasileños. Todos con sus camisetas bien amarillas. Todos escuchando a Michel Teló, Natiruts, entre otros artistas de su país. Después llegó el momento de que comenzara a rodar la pelota. Y allí, ya en el MetLife (cubierto en un 90 por ciento), hubo supremacía brasileña en las tribunas, aunque los argentinos trataron de nivelar una balanza, que a esa altura era lo menos importante, porque por un día, sorpresivamente, los norteamericanos se convirtieron en argentinos. ¿Y todo por quién? Por Lionel Messi. Agencia Télam


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