El día que Pechi Quiroga comió milanesas con Don Felipe Sapag

Una "pelea" con el exgobernador, Jorge Sobisch, por quien hacía el mejor asado para los obreros, un aspersor que nunca se cerró y una promesa que nadie conocía, son otras anécdotas que recordaron los cercanos al exintendente Horacio Quiroga, al cumplirse el pasado 12 de abril, seis meses de su fallecimiento.

Las grandes obras tienen historias para ser contadas y cada ladrillo encierra anécdotas de los hombres que las idearon y levantaron. Muchas de las que están en la ciudad de Neuquén guardan pequeños relatos que tienen como protagonista al exintendente Horacio Quiroga.

Quienes estuvieron en el entorno cercano a Pechi guardan muchos de ellos y hoy los comparten con los lectores de Río Negro. La primera que cae sobre la mesa tiene como escenografía el Paseo de la Costa en 2006.

Un día Quiroga se encontró con el exgobernador Felipe Sapag en la Plaza de las Banderas. El entonces jefe comunal no pudo esconder su desconcierto cuando Don Felipe le contó que no conocía el Paseo de la Costa, donde hacía pocos días se había inaugurado la rambla. No lo dudó y actuó enseguida. Lo invitó a subir al auto oficial del municipio y lo llevó al río. Recorrieron juntos y sin testigos, el largo de la rambla, hablaron de la obra y seguramente de política. Luego regresaron.

“Cuando volvieron a la casona de calle Belgrano, estaba doña Chela cocinando milanesas y lo invitarona Pechi a comer. Obviamente se quedó a comer”, contaron fuentes cercanas al exintendente. Lo que hablaron en ese almuerzo continuará en secreto.

Otro momento se remonta al día que se inauguró el cenotafio a los Héroes de Malvinas. “Fue otro escenario de la disputa con el sobichismo”, recordaron. A ese acto se sumó el expresidente Néstor Kirchner. El municipio consideró necesario acordar lugares para cada uno de los grupos de militantes, para que “el acto transcurrieron en paz”. Se dividió la calle Mitre y el Parque Central y se asignó un lugar a cada uno. Pero sucedió que alguien “olvidó” cortar el riego a la mañana de ese día, en el sector que fue asignado al MPN. Todos se fueron con los pies embarrados y caminando lentamente para evitar resbalones y caídas.

En 2005, nuevamente un acto volvió a enfrentar a la militancia del MPN y del quiroguismo. Esta vez fue en la inauguración de la actual terminal de ómnibus. Esta obra tuvo dos inauguraciones, una la del edificio y otra la de la llegada de los primeros colectivos. Ya se venían “peleando” el exgobernador Jorge Sobisch y Quiroga por quien le hacía el mejor asado a los obreros de la obra.

19 de marzo de ese año, día de la inauguración. Ambos “bandos” movilizaron a toda su militancia para presenciar el acto y aplaudir a sus líderes. “El MPN copó el frente del atril donde se realizaron los discursos. Cuando habló Pechi, las chicas le gritaban y fueron muy groseras. Se las bancó como un señorito, tratando de no perder el hilo del discurso”, aseguraron. Pero todos sabían que Quiroga no iba a permitir que las cosas quedarán así.

La revancha llegó el 29 de mayo. Del primer colectivo entró a la medianoche. El Ejecutivo municipal movilizó a toda su gente, pero en esa ocasión no fue en represenentación del gobierno provincial. A los primeros pasajeros Quiroga les entregó en persona, regalos. Al bajar, medios dormidos, no entendían nada cuando una muchedumbre los recibía con aplausos y cánticos, pero el intendente tuvo “su momento”.

Muchos recordarán que la sede neuquina del Museo Nacional de Bellas Artes fue el “regalo” que se le hizo a la ciudad por sus 100 de capitalidad, pero nadie sabe que estaba proyectado inaugurar la obra ese día. Un año antes, cuando se colocó la piedra fundamental del edificio, en su discurso Quiroga dijo justo un año después iban a inaugurar la obra.

El entonces secretario de Cultural e impulsor del museo, Oscar Smoljan y los representantes de la empresa que construyó el edificio, Roque Mocciola, se miraron preocupados. No era lo que se había pensado, pero no quedaba otra que cumplir. Desde ese día los obreros trabajaron con turnos nocturnos para que la obra finalmente pudiera inaugurarse el 12 de septiembre de 2004.

Cuatro anécdotas que pintan de pie a cabeza a quien fue cuatro veces intendente de la capital y a la que le dejó como legado las obras más emblemáticas. El pasado 12 de abril se cumplieron seis meses del fallecimiento de Quiroga, ocurrido el 12 de octubre de 2019, producto de una enfermedad pulmonar.


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