El dolor de volver a la actividad en el cerro Catedral tras la avalancha

Las pistas de esquí se abrieron con el pesar por la muerte de Mario Ruiz. La patrulla se reorganizó provisoriamente.

Con el dolor y la pesadumbre todavía a flor de piel, el personal del cerro Catedral reanudó ayer sus tareas luego de la muerte del jefe de patrulleros, Mario Ruiz, ocurrida el lunes cuando fue alcanzado por una avalancha de placa en el sector norte de la montaña.

Unos 200 trabajadores de la empresa Capsa cumplieron tareas ayer en el centro invernal, donde dura todavía la conmoción por la trágica muerte de Ruiz y las heridas sufridas en el mismo hecho por su compañero Oscar Arellano, que ayer recibió el alta médica.

Ambos integraban el equipo que había salido a primera hora, como todos los días, a chequear la seguridad de las pistas antes de la llegada de los esquiadores.

Entre quienes juntaron fuerzas para volver a trabajar estuvo Ceferino Rubilar, otro experimentado patrullero de 56 años, que trabaja en Catedral desde 1984 y tenía muchísimas horas compartidas con Ruiz. Dijo que retomar las tareas “no fue sencillo”. Bajó como cualquier día de su vehículo, se dirigió al recinto de “permanencia” de la patrulla en base, y “fue muy duro” abrir la puerta y no encontrarse con Mario, no escuchar su voz con “las primeras charlas e indicaciones” del día.

Dijo que Ruiz era un jefe experto en lo suyo, “muy capacitado” para tomar decisiones bajo presión, pero “que también consultaba mucho” al resto de los patrulleros. “Abrir hoy fue muy difícil -dijo Rubilar-. Mario era un gran referente”.

Ayer los residentes con pases de temporada volvieron a las pistas de esquí en Catedral. Foto: Alfredo Leiva

El grupo de patrulleros está integrado por unos 30 profesionales, pero ayer sólo la mitad estaba en funciones, por la rotación que dispuso la empresa como medida de precaución durante la pandemia. La conducción quedó a cargo de Santiago Lennon, actual gerente de Seguridad de Capsa, pero no quiere decir que él vaya a ocupar el rol de Ruiz de manera definitiva. “Por ahora es así, hasta que la empresa tome las decisiones sobre cómo seguir”, afirmó Rubilar.

El cerro había inaugurado la temporada de esquí el jueves pasado, exclusivamente con público local. El fin de semana permaneció cerrado por razones climáticas y el lunes y martes por duelo. Ayer los esquiadores y snowboardistas volvieron a concurrir en gran número y algunos ya estaban al pie de los medios a las 9, para ser los primeros en subir a las pistas. Pero los patrulleros se tomaron su tiempo, efectuaron todos los controles exigidos y la montaña abrió cerca de las 12.

Rubilar recordó a su compañero fallecido como “un tipo muy reflexivo, conciliador, con gran capacidad para salir del paso ante un imprevisto”. Dijo también que era de consultar mucho, en el cumplimiento de una tarea que “no es fácil y tiene sus riesgos”.

Explicó que la función del patrullero es recorrer temprano a la mañana el área esquiable, luego de recibir el informe del servicio de pisado; relevar toda la información, recuperar material, señalizar, chequear el contacto con el centro médico y “pasar el okey para habilitar las pistas”.

En la base del cerro Catedral, la imagen de una virgen María cubierta de nieve. Foto: Alfredo Leiva

Otro profesional de la montaña dijo que “un margen de riesgo siempre hay y Mario se arriesgó para que la gente tenga la mayor seguridad posible”.

Otro de los patrulleros, Matías Arduser, también expresó su gran pesar por lo ocurrido mientras se aprestaba para subir a la montaña y cumplir con su trabajo. Matías es de los más jóvenes (tiene 27) y la edad promedio del equipo de patrulleros es de 35 años.

Rubilar señaló que para diagramar mejor la seguridad tienen dividido el cerro Catedral en cuatro sectores y que en la actualidad, por la menor cantidad de público y los protocolos sanitarios sólo uno está habilitado.

Según Rubilar, hay mucha nieve en el cerro y de gran calidad, por las bajas temperaturas que se mantuvieron en el último mes. Dijo que no recuerda años así salvo 1994 (su primera temporada de trabajo en el cerro) “y tal vez 1995”.

Reconoció que mantenerse enfocados en el trabajo en los próximos días será difícil porque “juega mucho lo emocional” y ese factor será “parte de la evaluación”, antes de pasar a nuevas etapas.

Recordó a Mario Ruiz como “una persona muy capaz, tranquila y trabajadora”, condiciones indispensables, porque “no es fácil llevar un centro de esquí de esta envergadura”.


Un día distinto


La empresa Catedral Alta Patagonia no había anunciado una hora oficial de apertura para la jornada de ayer y les dio libertad a sus empleados para que retomen las tareas de acuerdo a su voluntad y predisposición. Luego de los dos días de duelo la montaña abrió al público recién al mediodía, cuando todo estuvo dispuesto.

El gerente comercial de Capsa, Manuel Pérez Diez, dijo que en la víspera habían brindado asistencia psicológica a los empleados y les propuso que se reintegren a las tareas “de acuerdo a su estado anímico”.

Señaló que lo ocurrido con Mario Ruiz “afecta a todos los equipos de trabajo” y no solo a los patrulleros. Actualmente en Catedral también están en funciones los operadores de silla y algunos otros en sectores, de control y boletería. Pero el despliegue es menor a lo habitual porque no hay clases de esquí y están cerrados los paradores gastronómicos.

Pérez Diez dijo que la tarea de los patrulleros es garantizar la seguridad en las áreas esquiales, preparar la superficie de las pistas, el balizado y el control de avalanchas.


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