El Equipo Argentino de Antropología Forense cumple 36 años

Nació en 1984 por iniciativa de organizaciones de DD.HH. y familiares de desaparecidos para identificar a las víctimas de la dictudura militar. Hoy, trabajan en 55 países del mundo y fueron nominados al Premio Nobel de la Paz. En la pandemia, elaboran un protocolo para el tratamiento de cadáveres con covid-19.

Creado en 1984 por iniciativa de las organizaciones de derechos humanos luego de las desapariciones de la última dictadura militar, esta organización no gubernamental celebra el 2 de julio su cumpleaños número 36 con la nominación al Premio Nobel de la Paz. Desde hace un mes y medio se dedica también a la creación de un protocolo para el tratamiento de cadáveres con coronavirus y su fundador, Luis Fondebrider, contó a Télam cómo el organismo trabaja en 55 países, asistiendo y apoyando en las grandes tragedias.

Surgimos ante la necesidad de dar una respuesta diferente a los familiares que estaban buscando a sus seres queridos desaparecidos. Allá por 1984 llegó una delegación de científicos americanos, entre ellos el antropólogo Edward Snowden, y pidió ayuda al colegio de graduados de antropología para hacer exhumaciones en un contexto donde la Comisión Internacional de Derechos Humanos recibía las denuncias vinculadas al terrorismo de Estado”, recordó Fondebrider.

Durante los primeros dos años ese equipo compuesto por entre tres y cuatro personas, entre ellos Fondebrider, trabajó bajo la dirección de Snowden hasta que en 1987 se constituyó el EAAF tal como se conoce hoy.

“Anteriormente, en el ´82 y ´83, se habían hecho las primeras exhumaciones pero estaba la certeza de que tal como se realizaban no se iba a lograr nada”, dijo al recordar que se trataba de intentos de identificación de personas que “habían sido arrojadas a fosas comunes por los militares”.

“Se tardaba mucho por lo cual decidimos hacer un acercamiento diferente utilizando otras ciencias como la arqueología y la antropología juntas. Además, en aquel entonces los médicos forenses oficiales pertenecían a la Policía o al Poder Judicial, con lo cual tampoco contaban con la confianza de los familiares de los desaparecidos”, sumó.

“Asimismo, no había experiencia en el trabajo con huesos. Por lo que empezamos a sumar otras disciplinas, y en el `85 identificamos el primer caso en Mar del Plata. Luego, seguimos trabajando a pedido de diferentes jueces que nos fueron convocando”.

Hasta 1987, el Equipo de Antropología Forense trabajó bajo la dirección del antropólogo americano Edward Snowden. Foto gentileza.

Hoy, aquel pequeño grupo de profesionales se ha ampliado a casi 70 especialistas y también ha colaborado años más tarde en la identificación de soldados de Malvinas, así como en otras tragedias que a veces no tuvieron que ver con cuestiones políticas en otros países, relató.

“Si tuviera que nombrar un hito dentro de lo que fue nuestro trabajo, me remitiré a principios de los ´90 cuando nos dimos cuenta de que si no investigamos cómo se había organizado el Estado para reprimir y desaparecer, y no entendíamos las estructuras que se habían creado a tal fin, no íbamos a poder desentrañar las cuestiones principales”, evocó el fundador del EAAF.

“Entonces tuvimos que investigar documentos y testimonios que no siempre se usaban, y darles otra dimensión. Ahí fue cuando surgió la importancia de tener un enfoque multidisciplinario en el análisis de los casos, algo que no es lo habitual en ciencia forense”, dijo.

En tanto, hoy cuentan con “un equipo especial en Guatemala, y uno pequeño en Perú”. “Generalmente se hacen a nivel oficial cuando los institutos de medicina legal de cada país solicitan nuestra ayuda. No obstante, venimos trabajando en 55 países del mundo, donde ven otras formas de hacer ciencia, con mejores resultados”, especificó.
Sólo en Argentina el equipo recuperó un total de 1.500 cuerpos vinculados a la dictadura, de los cuales unos 875 pudieron ser identificados.

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Una realidad marcada por la pandemia

En tiempos de coronavirus, trabajan en un protocolo de buenas prácticas de gestión de cadáveres. Foto gentileza.

En tanto, hace un mes y medio, están abocados a la elaboración de un protocolo para el tratamiento de cadáveres con covid-19.
“Lo que hacemos es asesorar a los gobiernos y a los ciudadanos en cuanto a lo que hace a las buenas prácticas referidas a cómo se deben gestionar los cadaveres”, contó.

Consultado sobre si un cuerpo con coronavirus sigue contagiando después de que la persona ha fallecido, respondió que “hasta el momento no hay evidencia científica respecto de cuánto vive el virus en ese cuerpo, por lo cual, no se puede saber”.

Mientras tanto, en la página web del equipo, crearon una “biblioteca digital concentrando los más de 65 protocolos existentes sobre gestión de manejo de cadáveres con Covid 19”.

“Desde que una persona muere hasta que el cuerpo va al cementerio intervienen diferentes organismos estatales y privados, desde médicos hasta funerarias, y tratamos de que en todo momento, el manejo del cadáver sea transparente y claro para todos los actores de ese proceso y haya buenas prácticas”, confió.

Para esto “se proponen equipos de tratamiento”, dijo, al tiempo que manifestó que “no hay país más avanzado que otro en este sentido”.

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La nominación al Nobel de la Paz


Para Fondebrider, “el EAAF es una pequeña parte de una tarea amplia colectiva que realizan desde los familiares de los desaparecidos hasta los organismos que nuclean en algunos casos la justicia, que quiere saber qué sucedió. Nosotros, desde la ciencia, aportamos datos concretos sobre quién es esta persona, como murió; y en los casos de coronavirus, indicamos cómo debe ser tratado su cuerpo”.

Este año, el equipo fue nominado al Premio Nobel de la Paz y los resultados se conocerán en el mes de octubre.

Entre los desafíos que tienen a futuro figura el de “seguir encontrando gente, quedan muchos por encontrar en la Argentina y en otros países del mundo”, sostienen.

“También hay un extenso trabajo con los migrantes, gente que se va de sus casas y muere en el camino a su destino, así como en casos de femicidio”.
“Continuamos además el trabajo en cuestiones particulares en México, en Estados Unidos y Centroamérica”, sintetizó Fondebrider.


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