El Estado ante los contagios de covid-19


Han sido muchas las personas que pudieron presentar una infección asintomática de la enfermedad, encontrándose completamente inconscientes de la portación del virus. En ese orden, los infectados continúan con su estilo de vida normal, profesional u ocupacional, no modificando su comportamiento personal por desconocer su verdadero estado de salud. Los pacientes asintomáticos son los más difíciles de identificar y aislar. Éstos -según lo informado- pueden contagiar de manera similar que quienes presentan síntomas de covid-19.

En ese sentido, los investigadores también han descubierto que las personas asintomáticas disponen de una carga viral similar a la de los pacientes sintomáticos. O sea, contagian de la misma manera y con la misma intensidad que a quienes ya se les manifestó el virus. En los asintomáticos -a pesar de una transmisión silenciosa y generalizada- el contagio igualmente puede controlarse, recurriendo al aislamiento como una de las medidas a adoptar.

Por lo expuesto, se puede afirmar que los pacientes asintomáticos son los más difíciles de identificar y aislar. Pero esta pandemia produjo la prolongación de las famosas cuarentenas y son los gobiernos (nacional, provincial y municipal) los que deben generar un balance entre la necesidad de una supervivencia normal y las posibilidades de reactivación de la economía. También dentro de la estrategia se deberá efectuar un seguimiento del comportamiento social para impedir el avance del contagio y asegurar privacidad segura en el bienestar de la gente.

Este dilema lo enfrentan nuestros gobernantes que, desde la irrupción del virus hasta la actualidad no han cesado en su búsqueda de estrategias comunes, recurriendo a la adopción de medidas preventivas y protectoras en cada una de las comunidades donde fueron electos/as. Ante el reducido espacio del accionar gubernamental se considera que tal vez se podría reformular instrumentos desde cada gestión, produciendo un mejoramiento de la capacidad institucional.

Un mejoramiento de las medidas se presenta en la profundización de una mayor comunicación en políticas públicas, transparencia y cercanía al ciudadano.

En el caso de esta enfermedad lo están haciendo centrando sus acciones en reducir contagios, disminuir la letalidad masiva y asegurar la funcionalidad de áreas claves de la economía.

Tal vez lo que aún restaría sería lo que se podría denominar una “gobernanza colaborativa”, habilitando generación de espacios de colaboración mediante la intervención de privados, sociedades civiles, instituciones intermedias y ONG. De este modo se recoge las necesidades y visiones de los diferentes actores para brindar respuestas más integrales ante los efectos de la crisis.

Tanto a nivel país, provincias y municipios, nos han tocado gobernantes sumamente comprometidos con su gente y dan acabada muestra de ello. Ante el avance de la enfermedad y el nivel de mortalidad no podemos responsabilizarlos, porque en realidad somos nosotros los que debemos protegernos y cumplir con las medidas como una sociedad obediente -no sumisa-, la cual integramos con orgullo.

*Técnico de Seguridad e Higiene.


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