El estrellato o el resto de sus tristes vidas

¿Alguien sabe adónde va Oasis?

Ellos lo supieron. El comienzo del camino lo encontraron en un show de los Stone Roses, en 1990. Allí fue donde los hermanos Gallagher tomaron su primara decisión trascendente: querían formar una banda de rock.

Por algunos contratiempos, Noel se sumó a los Inspiral Carpets como técnico de sonido y comenzó a viajar por el mundo -incluso vino a la Argentina-, mientras que Liam daba forma a The Rain, el embrión de lo que más tarde sería Oasis.

El 18 de agosto de 1991, en el Manchester Boardwalk, se tomó la segunda decisión. Noel fue a la primera presentación del grupo de su hermano. No estaba muy impresionado, pero después decidió unirse a ellos para ser su luz y su guía.

Su valoración no fue nada entusiasta, tal como lo relata Paul Gallagher -el tercero de la familia- en la biografía de la banda.

«Sólo era un grupo «indie» antes de que yo entrara. Estaban bien; simplemente no era rock and roll. Pero el bajista tenía buen aspecto, el baterista no estaba mal del todo y nuestro chico era totalmente entrador», dijo Noel.

Así fue que lanzó la frase que quedará para la historia y que marcó el camino ascendente del grupo: «O me dejan escribir las canciones y somos superestrellas o se quedan aquí en Manchester el resto de sus tristes vidas».

Una protocolaria interpretación de «Live Forever» le valió el puesto. Todos estuvieron de acuerdo en dejar que Noel tomara control de la composición (y la producción). «Si no hubiera tenido tan buenas canciones, posiblemente me hubieran mandado al diablo», reflexionó el guitarrista años más tarde, cuando ya tenía los beneficios de la fama.

El primer disco de Oasis, Definetly Maybe, salió el 30 de agosto de 1994. Y allí estaba la materia prima que les garantizaría la obtención de sus objetivos.

Sorprendieron con los temas «Rock and Roll Star», «Shakermaker», «Supersonic» y «Cigarettes and Alcohol».

Pero no fue hasta «(Waht»s the Story) Morning Glory?» que encontraron lo que estaban buscando. El álbum fue editado en octubre de 1995 y literalmente rompió con todo. Al instante de estar en la calle, llegó al número 1 de los charts británicos. Todas las canciones eran hits -y buenos hits-. «Hello», «Roll With It», «Wonderwall», «Some Might Say», «Champagne Supernova», «She»s Electric» son algunas pruebas de que estos manchesterianos tenían algo que decir.

Sin embargo, de tanto que subieron, empezaron a bajar. Los excesos y delirios propios de las estrellas de rock los pagaron con el disco Be Here Now, de agosto de 1997.

Este fue, ni más ni menos, un disco para «teens». Oasis era una marca de fábrica y sus canciones empezaban a resultar repetitivas y empalagosas.

«Stand By Me», «Don»t Go Away» y «All Around the World» fueron los hits. Y, la verdad, es que es preferible olvidarlos.

Tuvo que pasar un largo tiempo -y un compilado llamado Masterplan- para que los Gallagher volvieran al ruedo.

El siguiente álbum fue editado en febrero del 2000, tres años después, bajo el título de «Standing on the Shoulder of Gigants».

Básicamente olvidable, aburrido e intrascendente, los dejó exhaustos artísticamente, y los llevó a editar un disco en vivo ese mismo año llamado Familiar To Millions.

De ese entonces a Heathen Chemistry, el sol parece haber recalentado tanto el desierto que los manantiales musicales de los que solían beber se resecaron dramáticamente. Y ahora, sin metas y a la deriva, como un expedicionario perdido en medio del Sahara, Oasis es apenas un reflejo brumoso de lo que supo ser. (L.C.)


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