El ex coronel y su laberinto económico ecuatoriano

Por Amy Taxin

El presidente electo de Ecuador, Lucio Gutiérrez, conoce bien los riesgos de tomar las duras medidas económicas que los expertos dicen que el país necesita para evitar un segundo incumplimiento de deuda en cuatro años.

Hace apenas tres años, el entonces coronel salió con sus hombres en ayuda de una sublevación indígena que derrocó al impopular presidente Jamil Mahuad después de que el ex mandatario congeló los depósitos de los ahorristas en medio del derrumbe del sistema financiero.

Ahora la economía está creciendo y los bancos tienen los pies puestos sobre tierra firme, gracias en parte a la decisión del país de adoptar el dólar estadounidense como moneda nacional en el 2000.

Pero, analistas dicen que Gutiérrez, de tendencia izquierdista, tendrá que aplicar su propia medicina económica para encarrilar las débiles cuentas fiscales, justo lo que la mayoría que votó por él no apoya.

Gutiérrez, quien asumirá la presidencia el miércoles, fue arrestado por su papel en el golpe de enero del 2000, pero quedó en libertad seis meses después, al ser amnistiado por el Congreso.

Posteriormente, solicitó su retiro de las Fuerzas Armadas y fundó su propio movimiento político, prometiendo emprender una lucha frontal contra la corrupción y ayudar a los pobres.

En noviembre del 2002, Gutiérrez ganó las elecciones presidenciales al atraer los votos de los electores desilusionados con los partidos políticos tradicionales, al igual que las simpatías de los movimientos sindicales y de los indígenas.

Pero si Gutiérrez no toma medidas económicas rápidas como elevar los precios de los combustibles o una reducción de subsidios estatales o salarios, analistas dicen que a Ecuador se le dificultará conseguir el apoyo del Fondo Monetario Internacional o de otros prestamistas multilaterales, y podría no cumplir con los pagos de su deuda externa de más de 11.000 millones de dólares.

«Si el próximo gobierno no toma las medidas en los primeros 15 días de gestión, Ecuador estaría en grave riesgo de caer en moratoria de su deuda», dijo el analista económico Alfredo Arízaga, quien fue el ministro de Economía durante la declaratoria de moratoria que lanzó Ecuador en 1999.

«Cualquier persona que revisa las cifras se va a dar cuenta de que el camino de las medidas económicas va a ser un pinchazo. El otro va a ser un cáncer o una gangrena terminal», agregó.

Según analistas, Ecuador necesitará el dinero del FMI para ayudar a cubrir una brecha de financiamiento de al menos 500 millones de dólares en el 2003.

Una misión del FMI arribaría a Quito el sábado para avanzar en los diálogos en busca de un acuerdo crediticio que le podría abrir las puertas al país para otros préstamos multilaterales.

El presidente saliente Gustavo Noboa intentó obtener un crédito de 240 millones de dólares del FMI, pero falló en sus esfuerzos después de elevar el gasto público a pesar de la oposición de funcionarios del organismo.

El respaldo indígena

Los indígenas, que forman parte del ejército de pobres que tiene Ecuador, han liderado anteriormente protestas para forzar a los gobiernos a echar abajo impopulares alzas de precios. Ahora amenazan con hacer lo mismo si Gutiérrez abandona sus compromisos de ayudar a los pobres, combatir la corrupción e incrementar el presupuesto para la educación.

Ecuador ha derrocado a los dos últimos presidentes elegidos en las urnas. Antes de Mahuad, el ex presidente Abdalá Bucaram -conocido localmente como «El loco»- fue depuesto por el Congreso por incapacidad mental en 1997 después de seis meses en el cargo y en medio de masivas protestas.

Pero Gutiérrez no puede permitirse perder el apoyo indígena. El ex coronel tiene pocos aliados en un Congreso dominado por partidos políticos tradicionales que podrían ver su poder reducido si se aprueba un proyecto del nuevo mandatario para recortar el número de legisladores. Los líderes del poderoso movimiento indígena han clamado por una nueva moratoria en el servicio de la deuda externa para atender las necesidades de desarrollo de la población, que en un 60 por ciento vive en la pobreza.

Gutiérrez ha dicho repetidamente que mantendrá al día el servicio de la deuda del país, pero analistas temen que las debilidades fiscales podrían llevar a la nación a una moratoria o crear una moneda paralela para pagar sus cuentas.

«El riesgo de una moratoria está todavía definitivamente ahí», dijo Aryam Vásquez, un analista de la firma IDEA global en Nueva York. «Están en una difícil encrucijada. Ellos necesitan realmente el dinero del FMI y él realmente necesita mantener una línea pro-mercado, a pesar de las presiones populistas».

Gutiérrez calmó algunos nervios con la designación de Mauricio Pozo como su ministro de Economía y Finanzas, un consultor económico de 43 años con una sólida reputación en Washington y quien es visto como una de las mejores opciones para alcanzar un acuerdo con el FMI.

«El país va a quedar bien con todos sus acreedores, quiero que se eliminen ese fantasma de la cabeza», dijo Pozo al referirse a los temores acerca de una nueva moratoria ecuatoriana. «Quiero que se tranquilicen. Yo no voy a ser el responsable de una moratoria de deuda.»

Ecuador debe realizar pagos de deuda por unos 2.000 millones de dólares este año. El país cayó en moratoria en 1999 y cerca de un año después emitió bonos globales con los que reestructuró su deuda en títulos Brady y Eurobonos para reducirla en cerca de un 41 por ciento respecto de su valor nominal.

Analistas proyectan que Ecuador enfrentará un difícil 2003 debido a retrasos en los planes para elevar la producción de crudo que alimentará a un nuevo oleoducto de 1.300 millones de dólares.

El oleoducto está previsto que entre en operación a mediados del 2003, aunque el impacto esperado en las cuentas fiscales no será tan importante como se contemplaba en proyecciones oficiales previas.

La saga del FMI

Los altos precios del petróleo favorecieron la gestión de Noboa, quien sucedió a Mahuad con el apoyo de la cúpula militar y terminará el miércoles su gestión sin mayores problemas económicos.

Pero el mandatario saliente molestó al FMI elevando el gasto en los salarios del sector público a alrededor de 2.100 millones de dólares en el 2002 -un 44 por ciento- mientras reducía los aranceles para materias primas a fin de despertar al sector productivo.

El golpe de las medidas de Noboa se sentirá en las cuentas del 2003.

Un elevado precio del crudo podría calmar las necesidades de efectivo de la caja fiscal en los primeros meses de este año.

El petróleo provee casi un cuarto de los ingresos fiscales. Mientras la producción de los campos petroleros está cayendo, la economía continúa creciendo, con una tasa estimada del 3,5 por ciento en el 2002 por la construcción del oleoducto y la estabilidad conseguida con el dólar.

El Banco Central espera que la economía crezca entre un 3,5 y un 4 por ciento en el 2003.

Pero economistas dicen que el gobierno no tiene ningún ahorro para enfrentar una reducción en el precio del crudo. Con poco dinero guardado, los ecuatorianos están preocupados por ser golpeados con las subidas de precios mientras que los empleados estatales temen no ser pagados.

El presidente del sindicato de profesores estatales, Ernesto Castillo, dijo que el gobierno aún no ha pagado los salarios de diciembre y parte de un sobresueldo otorgado por los empleadores por las festividades navideñas.

El ministro de Gobierno de Gutiérrez, Mario Canessa, dijo que el nuevo líder honrará las deudas y buscará soluciones «creativas» hasta que el gobierno perciba nuevos ingresos en concepto de su lucha contra la corrupción y la construcción del oleoducto. Hasta entonces, el acuerdo con el FMI es la prioridad, dijo Canessa. (Reuters)


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