El fin del dinero

El dinero en efectivo ha constituido desde hace casi tres mil años un vínculo de poder pero también cultural entre los seres humanos. La creación de la moneda significó un gran empuje al comercio al darle la estabilidad y certeza que antes no tenía. Su aparición permitió comprar y vender mercaderías y servicios que no podían medirse ni venderse dado que existía el truque de productos diversos. Supera las jerarquías sociales al haberse democratizado su tenencia física incluso en las comunidades más pobres que transan sus bienes y servicios acaso solo para subsistir cada día. Su facilidad de uso actúa también como reserva de valor y ahorro de las familias para avanzar a posiciones socioeconómicas más desarrolladas. Esta realidad cambia en la actualidad aceleradamente bajo el fenómeno del dinero electrónico. Ya no se trata de transacciones con tarjetas de crédito, débito o transferencias de dinero físico por internet, se trata de un estadio donde las monedas pasan a ser virtuales, una entelequia inmaterial dotada de valor fijado a través de sistemas algorítmicos que sintetizan órdenes de compra y venta (ver nuestra nota en esta columna “Bitcoin, moneda virtual en el casino global” 14/6/13).

Como paso previo a la instauración global de este “nuevo dinero“ el proceso de desmonetización física avanza primeramente en los países más desarrollados. El último informe anual del Banco de Pagos internacionales nos dice que en Suecia solo el 2% de las transacciones se realiza en efectivo y algunos bancos ya no lo reciben. En Dinamarca apenas el 20% de las operaciones se realiza en papel moneda y en Francia, España e Italia se prohiben operaciones de más de 1.000 euros en dinero físico. Bélgica tiene una ley que sanciona con una multa de 225.000 euros a quienes realicen una operación superior a los 3.000 euros. Ecuador impulsa desde el año 2014 a través del Banco Central facilitar los pagos por los teléfonos celulares, dado casi el 100% de las familias cuenta con uno (fuente: Banco Central Ecuador). La India ha sido utilizada paradójicamente como un experimento de ingeniería social (“un conejito de indias”) en noviembre del año anterior. El gobierno anunció repentinamente que dos billetes de baja denominación (aproximadamente $ 100 y $ 200) que representaban el 85 % de la masa monetaria del país, usados por la mayoría de la población para sus compras diarias, dejaba de tener circulación legal, debiendo ser cambiarlos por billetes nuevos en un plazo máximo de 45 días. El objetivo de esta medida era combatir la evasión fiscal y la economía informal dado que más del 95 % de las operaciones se realiza en efectivo y el porcentaje de su economía informal es el más alto del mundo. Las personas debían llevar sus billetes al banco para cambiarlos por los nuevos o dejarlos en su cuenta depositados. El problema fue que cerca del 40% de la población activa no tenía cuanta bancaria y la falta de disponibilidad de dinero nuevo provocó una brusca disminución del consumo y la actividad económica. En realidad los bancos de la India estaban acosados por deudas incobrables y en grave situación financiera, lo cual fue amortiguado a través de la captación de sumas considerables depositadas por tenedores de la moneda que salía de circulación, la cual fue reemplazada muchos días después dado la escasez de existencia de dinero nuevo.

En Europa de la actualidad hay interés negativo para quien coloca dinero en los bancos, es decir pagar con una parte de los depósitos para dejar dinero en ellos (sucede en Alemania, Dinamarca, entre otros). En agosto del año 2015 el diario global de finanzas inglés más importante del mundo -Financial Times- publicó una nota de autor anónimo llamando a la desaparición del dinero físico, cuestionando que las personas acumulen dinero previendo una nueva crisis global. Aconseja que las personas sufran un recargo por el cambio de dinero electrónico por efectivo físico, al igual que el ex economista jefe de FMI Kenneth Rogoff quien pidió en ese año se eliminen los billetes de 100 y 500 euros (en este último caso ha cesado su impresión).

En la Argentina el mismo proceso está en marcha; el presidente del BCRA se ha manifestado muy entusiasmado con la idea y en contacto permanente con quien dirige el Banco Central de Suecia y una serie de mediadas estos últimos días así lo indican. La crisis de liquidez de la banca global encuentra en la ausencia de efectivo una bálsamo para su salvación, dado que en realidad sus balances muestras activos que no reflejan valor real de sostén patrimonial de ellos. No hay riesgo de retiros o corridas bancarias frente a la ausencia de efectivo, solo compensaciones de pagos electrónicas. Por otro lado, el control de los movimientos económicos de las personas, sus hábitos y consumos quedará gravado en cada operación, y la imposibilidad de apropiación del dinero físico representará una despatrimonializacion evidente para la absoluta mayoría. El fenómeno de la evasión fiscal y la economía informal bien puede controlarse por otros medios, como podrían controlarse una parte sustancial de la riqueza global que se oculta en paraísos fiscales donde van a desembocar miles de millones de dólares de impuestos no pagados de las grandes compañías multinacionales.

Pronto veremos a los grandes bancos mundiales emitir su propia moneda virtual, afectando la capacidad de los Estados de gestionar su desarrollo y de las personas de construir su realidad socio-económica.

(*) Docente de la facultad de Economía UNCO.

El último informe anual del Banco de Pagos internacionales nos dice que en Suecia sólo el 2% de las transacciones se realiza en efectivo y algunos bancos ya no lo reciben.

En la Argentina

el mismo proceso está en marcha; el presidente
del BCRA se ha manifestado muy entusiasmado con la idea.

Datos

El último informe anual del Banco de Pagos internacionales nos dice que en Suecia sólo el 2% de las transacciones se realiza en efectivo y algunos bancos ya no lo reciben.
En la Argentina
el mismo proceso está en marcha; el presidente
del BCRA se ha manifestado muy entusiasmado con la idea.

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