El gigante asiático pone un pie firme en Latinoamérica
Gobernante de la mayor potencia comunista del mundo, Hu Jintao pasó por Latinoamérica dejado esparcido en el camino,al menos, 30.000 millones de dólares en compromisos para el mediano plazo.
Como hitos han quedado acuerdos de inversión directa, diálogos con corporaciones para tratos en el campo de la energía y minería y promesas de apertura de su mercado de más de 1.000 millones de consumidores.
A cambio no exige casi nada, desde el punto de vista de los países beneficiados, y lo ha obtenido: el reconocimiento de que China es una «economía de mercado''.
Para China, ello tiene un gran valor. Significa que, al no recibir ningún trato discriminatorio de sus socios comerciales, China pisará más firme en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La incursión china en Latinoamérica no se limita a la llegada de Hu. En meses recientes, Pekín ha enviado misiones a la República Dominicana, Perú, Ecuador y otros países latinoamericanos. El énfasis en las inversiones se parece a lo hecho por España a comienzos de la década pasada, afectadas luego por la crisis argentina. A China no parece importarle mucho el riesgo, cuando menos por el momento.
China aprovecha además la distracción de Estados Unidos, preocupado por el terrorismo, cuyo interés está más bien concentrado fuera de la región, salvo Colombia.
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