El partido en Rosario terminó en una «batalla»

Tres heridos y más de cincuenta detenidos en Central-Vélez

ROSARIO (Télam).- Tres simpatizantes de Vélez Sársfield resultaron heridos y más de cincuenta personas detenidas por enfrentamientos entre esa parcialidad y la de Rosario Central, en el marco del partido que ambos equipos jugaron anoche en el estadio «Gigante de Arroyito», por la quinta fecha del torneo Apertura.

Uno de los hinchas, identificado como Alejandro Molina, de 25 años, recibió un impacto de bala de goma en su ojo derecho, lo que demandó su internación en el hospital Centenario, de la ciudad de Rosario, informó una fuente policial.

Los otros dos, cuyas identidades no trascendieron, presentaban un cuadro de menor gravedad y fueron atendidos en la enfermería del estadio.

Las lesiones de los simpatizantes de «El Fortín» se produjeron durante un enfrentamiento con la policía, que arrestó a 26 de ellos, luego del partido igualado en dos tantos.

Antes del comienzo del encuentro, las parcialidades de ambos equipos se habían trenzado en las inmediaciones del estadio y la fuerza de seguridad detuvo a 30 integrantes de la «barrabrava» de Rosario Central, según confirmó el comisario inspector Luis Olmedo, quien estuvo a cargo del operativo.

Todas las personas demoradas fueron trasladadas a la seccional novena.

La violencia prosiguió durante el desarrollo del cotejo cuando los hinchas de Vélez, ubicados en la bandeja superior que da a la calle Génova, se agredieron con proyectiles con sus pares rosarinos, que ocupaban el sector bajo de la misma cabecera.

Las leyes tienen que «ser más duras»

BUENOS AIRES (DyN) – Oscar Ruggeri consideró que «es inútil luchar contra la violencia o parar el fútbol, si no se endurecen las leyes» para reprimirla.

«Lo mismo pasa con el clásico contra Huracán del próximo domingo. No quiero hablar si conviene o no cambiar de cancha, porque digo una cosa y hacen otra, aparte de que hay un Comité de Seguridad para eso y, además, ahora está (el ex árbitro Javier) Castrilli para resolver estos problemas», enfatizó Ruggeri.

Al ser informado sobre la muerte de un hincha de fútbol en el estadio de Talleres y solicitarle una opinión sobre si suspender los torneos organizados por la AFA es una de las soluciones para erradicar la violencia de las canchas, el entrenador se mostró escéptico y aconsejó «endurecer las leyes» para acabar con el flagelo.

«Si parar el fútbol fuera positivo, bienvenido sea. Pero la solución no pasa por ahí. Si no se cambian las leyes flojitas, para que los delincuentes entren y salga, la violencia no se acaba más», sostuvo malhumorado.

Y, sobre la nueva tragedia que enluta al fútbol argentino, agregó: «Los que entran armados a una cancha, así andan toda la semana. No puede ser que anden entre nosotros. No merecen estar libres».

Siguen demorados en Córdoba

CORDOBA (DyN) – Siete personas continuaban demoradas ayer en la División Homicidios de la Policía de la Provincia en el marco de las investigaciones por el crimen del Roque Pablo Miranda, el hincha asesinado antenoche en el estadio Olímpico durante un enfrentamiento armado entre sectores opuestos de la barra brava de Talleres de Córdoba.

En cambio, la docena de demorados que estuvo prestando declaración testimonial, fue recuperando su libertad.

Una versión indicó que un testigo responsabilizó a uno de los heridos integrantes de «La Fiel» como el causante de la mortal puñalada en el pecho recibida por la víctima fatal, Roque Pablo Miranda, de 24 años. Sin embargo, el comisario mayor Omar Castellino, aclaró que aún no está en condiciones de asegurar si entre los heridos o los detenidos se encuentra el responsable de la muerte de Miranda.

El simpatizante que se salvó por milagro

CORDOBA (Télam).- José Antonio Mercevich, un pintor de «brocha gorda» de 26 años, quien antenoche fue al estadio Olímpico Córdoba con su hijo de dos años, afirmó que no pertenece «a ninguna barra brava» y que sin embargo, cuando quedó en medio de una pelea entre hinchas de Talleres, lo «apuñalaron con saña».

En el mismo episodio en el que resultó muerto Pablo Roque Miranda, el joven Mercevich recibió cuatro puntazos de arma blanca en los glúteos, por lo que debió ser trasladado inmediatamente al Hospital Municipal de Urgencias, de donde recién salió de alta ayer por la mañana.

Mercevich continúa con el proceso de curación en su domicilio del barrio Santa Rosa. Allí recordó el momento vivido, reafirmó que no integra ninguna barra, que se cayó porque lo pisaron y que apenas atinó a proteger a su hijo.

«Lamentablemente quedé en el medio de una disputa a la que soy ajeno, pero que no desconozco. Esas peleas entre hinchas de Talleres vienen de mucho tiempo atrás. A nosotros se nos vino una avalancha encima y cuando me caí, apenas si tuve tiempo de entregarle el nene a un amigo», relató.

«Fue algo sorpresivo. Yo traté de correr, pero me caí y fue entonces, cuando estaba boca bajo, que me aplicaron los puntazos. En la confusión también aprovecharon para robarme las zapatillas», comentó.

El herido simpatizante «tallarín» aseguró no conocer los nombres de quienes participaron de la pelea, aunque los ha visto «en la tribuna».

«Todos saben que esto viene de antes -reiteró-, porque hay varios grupos que luchan por quedarse con el mando de la barra».

«Supongo que todo pasó por eso, porque otra explicación no tengo. Pero lo cierto es que nunca vi una violencia similar», confesó.

Mercevich explicó que fue a la cancha «con la entrada general comprada», pero manifestó desconocer si los que participaron de la pelea tenían sus correspondientes boletos. «Eso lo debe saber el presidente del club, (Carlos) Dosetti», disparó.

La trágica lista comenzó en el «39

Dos hinchas de Boca fallecidos el 14 de mayo de 1939, en ocasión de un partido ante Lanús, inauguraron una lista trágica de muertos en el fútbol que se fue incrementando notablemente con el transcurso de los años y que anteayer llegó a 162, con el asesinato de Pablo Roque Miranda, víctima de «barrabravas» de Talleres, su club.

Luis López y Oscar Munitoll fueron los hinchas de Boca que perecieron a balazos en un cruce con la policía, en un hecho que pareció entonces excluyente, pero que lamentablemente se repitió década tras década y hoy es un flagelo que parece no encontrar solución.

Precisamente, Boca es el club que posee el triste récord de más muertos en el fútbol, con un total de 81 víctimas en un listado que inauguraron López y Munitoll en 1939 y «actualizó» Miguel Cedrón el 31 de enero pasado, casualmente en un enfrentamiento entre miembros de la «12», es decir el mismo «modus operandi» que desencadenó el asesinato del simpatizante de Talleres.

El club cordobés sumó anteayer su quinta víctima, tras las muertes de Manuel Díaz, Norberto Páez y un hincha no identificado el 12 de diciembre de 1976 en una pelea ante barrabravas de Colón, y la de Roque Villarroel, asesinado de un balazo el 17 de abril de 1993, en una gresca con adeptos de San Martín de Tucumán.

Esta muerte en el estadio Olímpico fue la 162ª que enluta al fútbol argentino, la 14ª en un partido nocturno y la tercera del año, tras los decesos de Cedrón y Juan Espinosa, simpatizante de Colón.


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