El paso por Neuquén del obispo que apoyó a Moyano

Agustín Radrizzani fue el sucesor de Don Jaime de Nevares en 1991 y ayer fue el único orador en la misa del sindicalista en Luján. Su paso por la región y su relación con el kirchnerismo.

En la marcha que encabezó Hugo Moyano por “paz, pan y trabajo”, el ex obispo de Neuquén y actual arzobispo de Mercedes-Luján fue el único orador. Junto a sindicalistas, legisladores e intendentes del PJ, Agustín Radrizzani subrayó que “ninguno de los problemas se puede resolver sin la interacción entre el Estado y el pueblo” y llamó a reconocer la “sana interdependencia” si se quiere lograr un “cambio positivo”.

Pero, ¿quién es Agustin Radrizzani? ¿Cuál fue su paso por Neuquén?

Radrizzani nació en Avellaneda, el 22 de septiembre de 1944, creció en Bernal e hizo sus votos a los 23 años. Lego se trasladó a Roma donde completó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote en Turín, la tierra de San Juan Bosco, en 1972.

De regreso al país, sobresalió por su espíritu emprendedor. Fue superior de los salesianos en La Plata y maestro de novicios, hasta que en 1991, el papa Juan Pablo II lo envió como obispo a Neuquén para suceder a Jaime de Nevares, también salesiano y una de las figuras de mayor envergadura en la Iglesia comprometida con la defensa de los derechos humanos.

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Dio sus primeros pasos como obispo de Neuquén en medio de los conflictos y las urgencias sociales. Durante el primer corte de ruta en Cutral Co ofició misa usando como altar una camioneta. Y en la Semana Santa de 1999 acompañó a madres, chicos y jóvenes durante el desalojo que hizo la Gendarmería para desocupar un puente en una protesta docente.

Tras la muerte de Nevares, en 1995, Radrizzani se convirtió en una figura de referencia para la Iglesia patagónica, una región confiada históricamente a obispos salesianos. Sectores de la Iglesia identifican el estilo pastoral de Radrizzani con el pensamiento del sacerdote salesiano Mario Leonfanti, un teólogo comprometido con la prioridad social y la lucha por los derechos humanos en los años 70.

Radrizzani era conocido en Neuquén por dar “buenos sermones” y porque siguió la línea de Jaime De Nevares de viajar mucho al interior donde estaba la gente que más lo necesitaba.

En junio de 2001, Radrizzani fue designado obispo de Lomas de Zamora, donde reemplazó al conservador Desiderio Collino y cambió el perfil de la diócesis. En ese tiempo, con el voto de los obispos fue nombrado vicepresidente segundo del Episcopado, donde acompañó a Bergoglio.

Luego se lo mencionó como posible candidato para reemplazar a monseñor Antonio Baseotto, aunque no se sentía cómodo con esa posibilidad. Aspiraba, en cambio, a acceder al Arzobispado de Rosario, cuando se retiró monseñor Eduardo Mirás, a fines de 2005. Esa era la intención de Bergoglio, pero pesaron más las influencias de la Nunciatura y de funcionarios del Vaticano, que impusieron el nombramiento de monseñor José Luis Mollaghan, alejado de las corrientes progresistas.

En su paso por Neuquén, Radrizzani había trabado relación con Oscar Parrilli, secretario general de Gobierno de los Kirchner y esa vinculación, se dice, molestó a sectores sensibles dentro del Episcopado. Por eso, cuando a fines de 2008 Bergoglio fue reelegido presidente del Episcopado y no se le renovó a Radrizzani la vicepresidencia, el hoy arzobispo de Luján tuvo que hacer un esfuerzo para no mostrar su descontento. Fue reemplazado por el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, y designado al frente de la Comisión de Medios de Comunicación Social.

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Concurrió a la audiencia pública para debatir la controvertida ley de medios y consideró “tan importante cuidar que la economía no maneje la política de las comunicaciones como cuidar que la política no busque intereses ideológicos ni económicos en la utilización de los medios”.

En 2007 se lo nombró a Radrizzani su designación como arzobispo de Mercedes-Luján donde reemplazó a monseñor Héctor Di Monte, identificado con posiciones conservadores pero de buen diálogo con el Gobierno, que destinó fondos para restaurar la Basílica de Luján.

Fue elegido por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner para encabezar el Tedeum del Bicentenario en 2010.


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