El pedido desesperado de una madre por su hija
Glenda pide que la Justicia y el Ipross intervengan para que Solana reciba asistencia en el Instituto Fleni. La joven permanece en estado vegetativo con pequeñas reacciones.
El pedido desesperado de una madre por su hija
Glenda Jerez, la madre de Solana Sobarzo, la joven de 16 años que desde hace tres meses se encuentra internada en Mendoza en un “estado de vigilia” (vegetativo con pequeñas reacciones), contó en una carta su calvario y lucha para acompañar a su hijo y volvió a pedir su derivación al Instituto Fleni.
La mujer se encuentra desde hace tres meses en Mendoza, donde su hija permanece internada en la Fundación San Andrés. Allí se trasladó con dos hijos menores, de 9 y 11 años, quienes comenzaron a asistir a la escuela en esa ciudad y subsiste con la ayuda de familiares y el resultado de la solidaridad que se multiplica en Bariloche.
Los padres de Solana esperan que el Ipross y la Justicia definan la derivación de la adolescente al Instituto Fleni, centro especializado en rehabilitación que en un primer momento fue sugerido por los médicos de Bariloche aunque luego la obra social estatal autorizó el traslado a otra entidad de Mendoza que aparentemente realizaba la misma prestación.
Sin embargo, los padres de Solana observan que no tiene evolución el estado de la adolescente y consideran que no se ofrece el tratamiento adecuado, por eso volvieron a insistir para su derivación.
En diálogo con “DeBariloche”, Glenda, la madre de la menor relató su situación, dijo que solo le permiten ver a su hija media hora al mediodía y dos horas por la tarde, a donde cada día asisten ella y el padre de Solana. “Tenemos impotencia y dolor de verla así, no lo podemos soportar, se supone que está en un centro de rehabilitación sin embargo vemos que no evoluciona e incluso tiene retrocesos”, afirmó.
La mujer también envió una carta pública en la que relata sus días. “Hace tres meses estoy en Mendoza esperando alguna reacción de mi hija, junto a mis dos hijos más chicos de 9 y 11 años, donde tuve que alquilar un departamento porque a mí no me cubre ninguna cobertura, tenemos que caminar con mis hijos todos los días 20 cuadras hasta la clínica desde donde vivimos, ya que es lo más cerca que conseguí y barato ($7500), donde lo pago con ayuda de mi familia que hacen pequeños eventos, donde colabora gente cercana y también en donde trabajan, etc. También me mandan encomienda con mercadería, como sabrán no tengo entrada de un sueldo, más que una cuota alimentaria y al estar con mis hijos se me hace difícil”, indica en su carta.
“Hasta ahora mi hija no ha evolucionado, ni respondido a ninguna estimulación que supuestamente le han hecho en la clínica, digo supuestamente porque a nosotros como padres nunca nos hicieron participar de las terapias, tampoco vemos que el cuidado es como corresponde, hay veces que llegamos y está mal posicionada, rígida, sus manitos torcidas y por más que reclamamos, para ellos nos es nada. Se imaginan el dolor que tengo y verla así, por más que sé cuál es su diagnóstico, tengo fe en Dios que ella va a salir adelante y Sol necesita estar en mejores condiciones”.
La mujer dijo que le indicaron que en mayo podrían darle el alta y una internación domiciliaria. “Yo sigo pensando que Sol necesita otro tipo de estimulación neurológica que desde principio era el Fleni (Bs. As) y no acá, y vamos a seguir con la lucha de que así sea”.
Admitió que si le otorgan la internación domiciliaria, pretende llevar a su hija de vuelta a su casa en Bariloche para lo cual deberá acondicionar una habitación para instalar el equipamiento médico que la joven necesita.
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