El peligroso oficio de ser un rock star
En los últimos quince años algunos de los más famosos músicos de rock han muerto o sufrido graves problemas de salud. La lista incluye los trágicos finales de Kurt Cobain, Shannon Hoon, cantante de Blind Melon, y Mark Sandman, líder de Morphine, que se unieron –esperada o inesperadamente– a las estrellas desaparecidas en plena juventud. También los sustos de Joaquín Sabina –con un leve infarto cerebral– y Charly García, hasta llegar a Gustavo Cerati.
Ya lo dice aquel clásico de AC/DC: “Es largo el camino a la cima, si quieres tocar rock and roll. Apedreado, apaleado, robado, envejeciendo. Es más duro de lo que parece”. El oficio de estrella del rock también puede ser peligroso. Lo ha demostrado la historia del género que está poblada de jóvenes cadáveres. El accidente cerebro vascular de Gustavo Cerati no hace más que confirmar una regla roquera: vivir intensamente, coquetear con la muerte. Cuando en 1994 Kurt Cobain fue internado de urgencia durante una gira por Italia, se confirmó de un modo doloroso un rumor que circulaba en el ambiente: Cobain estaba destinado a ocupar un lugar en el cuadro de las estrellas de la música que terminaron estrelladas. Su suicidio, un 5 de abril de 1994, fue la crónica de una muerte anunciada. No mucho antes del disparo final, el cantante de Nirvana aseguraba sentirse bien. Por fin, después de años de dolores estomacales, había vuelto a comer pizza. De sobrevivir a sí mismo, Cobain tendría hoy apenas 43 años. Un año y medio más tarde, un 21 de octubre de 1995, Shannon Hoon, el líder de la ascendente banda Blind Melon murió producto de una sobredosis de heroína y cocaína. Con él también se fue un sueño y una posibilidad de encontrar sonidos nuevos para el rock. El hit de la banda “No rain” tiene en YouTube, en uno de los tantos posteos por parte de fanáticos, más 1,7 millón de reproducciones. En julio de 1999 el líder del sobresaliente trío norteamericano Morphine, Mark Sandman, se desplomó arriba de un escenario en Pallestrina, a las afueras de Roma. Al principio los médicos especularon con que estaba relacionado con la gran cantidad de medicamentos que se encontraron en su habitación del hotel, sin embargo, los estudios demostraron que el bajista había sido fulminado por un ataque cardíaco. En 2001, Joaquín Sabina, sufrió un leve infarto cerebral que lo jubiló del consumo de cocaína y, de manera temporal, del de cigarrillos. “Por las drogas sólo tengo nostalgia”, dijo después de superar una fuerte depresión y salir al ruedo con un nuevo disco. Sabina, fumador empedernido como Cerati, después del susto también dejó de fumar por ocho meses. “Fueron los ocho meses más largos de mi vida”, relató. En julio de 2008 el guitarrista de los Rolling Stone, Ron Wood, ingresó voluntariamente a un proceso de rehabilitación por su adicción al alcohol, luego de desaparecer con una joven de origen ruso. Sus eternos compañeros de ruta, Keith, Mick y Charlie Watts, alguna vez habían comentado que era durante las giras que Wood lograba mantener bajo control sus problemas con la botella. Su infierno se desataba toda vez que debía volver a casa. Algo parecido han planteado los miembros de Metallica. En el documental “Some Kind of Monster” desnudan a sus demonios en cámara. “El peor momento de mi vida es cuando tengo que sacar la bolsa de basura a la calle”, dice uno de ellos. Es decir, cuando las giras por el planeta concluyen y todo vuelve a la normalidad. El alcohol ha sido uno de los grandes temas en la carrera del grupo heavy metal. Una viaje alocado que, tal como explicó en varias ocasiones su líder James Hetfield, primero disfrutaron y luego padecieron al punto de quebrar a la banda en dos. En septiembre de 2009, Scott Weiland, el talentoso cantante de Stone Temple Pilots y Velvet Revolver tuvo un ataque epiléptico a bordo de un avión en el que realizaba un viaje de Los Ángeles a Miami, donde debía realizar una presentación. Weiland tiene una larga historia de excesos que han hecho peligrar su más que original e interesante carrera. Las internaciones y las luchas contra las drogas y los excesos ya son legendarias en la biografía de Charly García. En junio de 2008 García fue internado de urgencia en una clínica privada en Mendoza luego de ataque de ira que lo llevó a destruir la habitación de un hotel. En su momento los primeros partes médicos hablaban de un cuadro que incluía neumonía, pancreatitis y estrés. El creador de “Say no more”, se levantó de sus cenizas y con unos kilos de más, inéditos en su peregrinaje roquero, volvió a los escenarios. Para algunos demasiado pronto. En marzo de este año, Dave Grohl, líder de Foo Fighters y Them Crooked Vultures, fue internado de emergencia en un hospital por una sobredosis de cafeína. Grohl, ex baterista de Nirvana, un verdadero obsesivo del trabajo y que se mantiene al frente de dos agrupaciones, es bien conocido entre sus amigos y colegas por consumir litros de café especialmente durante los momentos de grabación. Días antes de su internación, los propios integrantes de Foo Fighters habían colgado en YouTube un divertido video de varios minutos, donde se lo ve y se lo escucha pidiendo a los gritos grandes tazas de café. El viernes pasado Bono, cantante del grupo irlandés U2 fue internado en la unidad de neurocirugía de un hospital de Munich. Los partes iniciales explicaban que había sido operado en la espalda pero los rumores acerca de su verdadero estado dejan espacio a otras especulaciones. Por ahora, el doctor Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt, un especialista deportivo de renombre mundial que a la vez es médico del club Bayern Munich, y el profesor Jeorg Tonn, uno de los principales neurocirujanos de Alemania, cuidan de la estrella.
CLAUDIO ANDRADE candrade@rionegro.com.ar
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